Del mismo club / Gavi

29. Bienvenidas

Pablo Gavi

Estábamos en círculo, en el centro de la piscina, hablando sobre nuestros próximos partidos.

- Oye Pedri - habló Val - ¿Que tienes pensado hacer mañana?

- Pues hacer como si fuera un día normal - respondió - ya haré algo cuando volvamos a España.

- Pero es tu cumpleaños, algo habrá que hacer.

- ¿Pero que quieres hacer Valeria? - preguntó Asensio.

- Pues ya que tenemos el hotel solo para nosotros... Podríamos hacer una pool party o algo así - se encogió de hombros.

- Pero mañana tenemos entreno - dijo Pedri.

- Luego hablo con Luis Enrique, no te preocupes.

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- Ahora vengo - avisó Val, antes de salir de la habitación.

Después de pasar un buen rato en la piscina, subimos a la habitación antes de bajar a comer.

Val insistió en hablar con el míster, aunque todos le dijimos que no conseguiría nada.

Valeria

Salí de la habitación y fui a la de Luis Enrique.

Un vez allí, piqué a la puerta y segundos después me abrió sonriente.

- Hombre Valeria ¿Hay algún problema? - preguntó.

- No, no. Solo me gustaría hablar contigo - respondí.

- Claro, pasa - se apartó de la puerta y entré - ¿Que querías decirme?

- Supongo que ya lo sabrás, pero mañana es el cumpleaños de Pedri - asintió con la cabeza - y nos gustaría hacer algo, pero como tienen entreno no podemos.

- Entiendo... Pero es el mundial y tienen que entrenar duro, ya lo celebraréis cuando lleguemos a España.

- ¿Y si en vez de entrenar mañana entrenan esta tarde? - pregunté nerviosa.

Me miró de una forma que no sabría interpretar, no sabía si estaba pensando o enfadado.

- Con una condición - habló finalmente, y una pequeña esperanza apareció en mi - que vengas al entreno.

- Hablando de eso... - me rasqué la cabeza y él suspiró - me gustaría hacer el pastel de cumpleaños, y lo mejor sería hacerlo esta tarde mientras estáis allí.

- La tarta la hacen los cocineros, por eso no te preocupes.

- Por favor, Luís - supliqué.

- Está bien - resopló y yo le di un abrazo.

- Gracias, gracias. ¡Te debo una! - me separé del abrazo.

- ¡Me debes muchas! - gritó y yo reí tímidamente.

- Nos vemos ahora - me despedí y salí de la habitación.

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- Chicos, hay cambio de planes - habló Luís nada más sentarnos a la mesa - mañana no hay entreno.

Los chicos abrieron los ojos sorprendidos y empezaron a gritar contentos.

- Eh, eh. Pero esta tarde si habrá - volvió a hablar Luís.

Los chicos dejaron de celebrarlo y empezaron a quejarse.

- A mi no me digáis nada, es cosa de Valeria - se defendió Luís.