IT'S YESTERDAY ONCE MORE... 1.2

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En medio del silencio de aquella confortable habitación, ambos yacían recostados uno en brazos del otro.

Joaquín estaba apoyado en el abullonado sofá con ella en su regazo, sentía la calidez de su aliento en su cuello. Él la observaba dormir con verdadera adoración mientras regaba caricias tiernas en su espalda, ella era preciosa. Pero por más satisfacción que le brindara la mera idea de tenerla allí, no podía evitar reflexionar en todo lo que esto conllevaba.

Nunca lo había pensado antes, pero a lo mejor Lucía necesitaba apoyo psicológico, quizá debería contemplar la posibilidad de que los dos acudieran a terapia para poder superar aquel doloroso acontecimiento.

Él quería tener una relación con ella, quería tenerla a su lado para siempre, sí, pero la quería firme, segura, decidida, sin temores ni dolores. Tomó nota mental de aquello, tal vez sería buena idea hablarlo con su amiga Pilar Sordo, ella, como profesional en la salud emocional podría orientarlos de la mejor manera.

Mientras se encontraba sumergido en aquellos desesperantes pensamientos, notó como poco a poco su expresión se endureció y comenzó a removerse en su lugar, pero no se preocupó hasta que la oyó gimotear.

—No... no Alberto, déjame... mi bebé—, masculló entre sueños y Joaquín la miró con preocupación palpable. Era la primera vez que ella tenía una pesadilla sobre aquel episodio en su presencia. ¿Sería algo recurrente o tal vez fue producto de los sentimientos a flor de piel que ella traía?

—¿Lucía?—, le habló intentando afirmar lo que se temía. Ella estaba más agobiada de lo que dejaba ver y tarde o temprano todo aquello brotaría desde el lugar en el que ella lo había sepultado.

—Llama a una ambulancia... ¡Es urgente!—, alzó un poco la voz y Joaquín se abrumó por un momento al verla aferrarse a su vientre como si quisiera protegerlo contra todo y contra nada.

Entonces y mientras sentía su pulso acelerarse por la intranquilidad, la apretó más hacia él, haciéndole sentir que no estaba sola. Una lágrima se deslizó por su mejilla y Joaquín se apresuró en intentar despertarla.

—¡Lucía, cariño despierta! ¡Por favor, despierta!—, llamó removiéndola con más fuerza y ella abrió los ojos reflejando en sus pardas pupilas el temor. Su respiración se notaba dificultosa, mientras se aferraba a su vientre como si evitara que le quitaran algo. —¿Lucía?—, murmuró nuevamente Joaquín cuando le observó respirar tomando grandes bocanadas de aire y tanteando a su alrededor, como si intentara escapar de él. —Mi amor, calma... todo está bien.

Lucía rompió en llanto cuando reconoció su tacto, el calor entre sus brazos y se halló en paz. Solo entonces pudo descargarse de todo lo que la atormentaba.

—Soñé con el accidente... —, habló al fin con la voz mermada y con desesperación buscó su mirada, y él sostuvo su rostro fijamente en ella.

—Lo sé...

Ella cuestionó su respuesta con la confusión en su expresión.

—Te oí nombrarlo—, reveló.

—Lo siento tanto... —, murmuró antes de volver a largarse en llanto, se sentía tan apenada con él y ni siquiera sabía por qué.

—No tienes por qué, mi amor... fue un accidente—, interrumpió. —Lo que viviste ha sido bastante fuerte, lamento tanto no haber estado ahí para ti de la forma en que tú necesitabas que yo estuviera. Pero a partir de ahora todo estará bien, no voy a permitir que el dolor del pasado nos envuelva y nos absorba. Ya no estás sola Lucía y sé que tomará algo de tiempo el que lo entiendas, pero sé que poco a poco lo irás asimilando...

PIMPI SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora