TÚ ERES MI ELECCIÓN: 1.1

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El día de las madres Lucía lo pasaría en Minas - Uruguay. Darían un concierto en Parque Rodó. Volarían desde Argentina hacia Montevideo. En la sala de embarque decidió sacarse varias instantáneas, en unas posaba sola y en otras posaba con él, su eterno amor secreto, lástima que algunas de esas fotografías no podrían ver la luz del día, al menos no todavía.

 En la sala de embarque decidió sacarse varias instantáneas, en unas posaba sola y en otras posaba con él, su eterno amor secreto, lástima que algunas de esas fotografías no podrían ver la luz del día, al menos no todavía

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Su mirada lucía llena de brillo, se notaba que estaba plena y feliz. Y cómo no si después de tanto sufrir y de tanto luchar las cosas parecían por fin encajar. Estaban celebrando cuarenta años de carrera exitosa, cuarenta años que se dicen fáciles pero no todos estaban conscientes de lo que había detrás. Fracasos, llantos, decepciones, y es que las nubes grises también forman parte del paisaje. Su hija estaba abriéndose su propio camino en España y le estaba yendo bastante bien. El hogar de niños continuaba trabajando en aquello para lo cual lo habían creado y su corazón parecía estallar de amor cada que eso dulces pequeños la abrazaban, y luego estaba él. Ese hombre que no solo era su mejor amigo sino que durante años también había sido su pañuelo de lágrimas de amores perdidos.

Hasta que finalmente en un acto de valentía le había confesado su amor, uno que sin saberlo ella también venía callando desde hacía mucho tiempo. Y aunque al inicio fue difícil por el miedo al qué dirán, comprendió que no podía seguir negándose a sí misma la oportunidad de ser feliz, feliz de verdad. Habían pasado ya más de veinte años y ninguno se arrepentía de haber tomado aquella decisión.

Arribaron a Montevideo al atardecer, decidieron hacer la prueba de sonido esa misma noche, así podrían relajarse al día siguiente, o eso fue lo que Joaquín les hizo creer, la verdad es que él tenía otros planes para la mujer de su vida.

Tras dos horas y media de ensayo, Lucía y Joaquín llegaron al alojamiento, que para suerte de ellos era una suite de dos habitaciones que se conectaban entre sí por la sala y el recibidor por lo que nadie sospecharía que en realidad siempre amanecían uno en brazos del otro.

El cansancio se había apoderado de sus cuerpos, por lo que luego de un relajante baño de tina y de algunas caricias traviesas ambos sucumbieron al sueño sintiendo el calor del ser amado puesto que ni siquiera repararon en vestirse.

El tiempo no detuvo su marcha y para las ocho de la mañana del día siguiente una hermosa mujer dormía plácidamente recostada en el pecho de su amado mientras su fina mano se enroscaba en su cintura como si no quisiera dejarlo partir. Él era su puerto seguro, su polo a tierra.

Joaquín se removió un poco y terminó despertando a causa de la luz que se colaba por las ventanas, abrió sus ojos y una sonrisa se instaló inmediatamente en su rostro al ver a su mujer a su lado descansando tan plácidamente. Sabía de sobra que habían tenido días difíciles, pero eran felices así.

Depositó un tierno beso en su frente y salió de la cama con cuidado de no despertarla, ese día se celebraba el día de las madres en su natal Argentina, y aunque estuvieran a kilómetros de distancia él quería que fuese único. Aprovechó que ella seguía en los brazos de Morfeo para prepararle una velada especial. Quería consentirla y que no le afectara tanto la distancia que la separaba de su única hija.

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