PIMPI SHOTS

DE ESOS QUE LLAMAN SEÑORES... 1.1

El ambiente en el camerino doble en el set de Laten Corazones de Telefé se sentía bastante tenso aquella mañana de lunes, dos de los miembros del jurado del programa habían tenido una pequeña  << discrepancia >> , que si bien no afectaría para nada su desempeño profesional, sí que lo haría con su vida privada. Vida que no solo estaba ligada por el apellido  << Galán >>  heredado de sus padres al nacer, sino también por el inmenso amor que sentía el uno por el otro, un amor que traspasaba la barrera de lo fraterno, de lo filial.

Sentada en el comedor del canal, frente a su taza de café  aquella morena mujer reflexionaba sobre lo ocurrido el día anterior y cómo todo el buen humor con el que ambos habían llegado al estudio luego de la hermosa noche de pasión que habían compartido se había esfumado en fracciones de segundos.

Flashback

Los rayos de sol se filtraban por las ventanas de la espaciosa habitación de la fémina bañando con su luz la delicada y blanquecina piel de su espalda desnuda logrando que sus hermosas pecas resaltaran aún más mientras ella descansaba muy plácidamente sobre el cuerpo de su compañero siendo arrullada por el suave latir del masculino corazón.

La sonrisa que portaba en su rostro indicaba lo feliz, plena, y protegida que se sentía entre sus brazos. Una mano descansaba en la mitad de su espalda mientras la otra se aferraba a su muslo derecho que también estaba descubierto. 

Las sábanas revueltas a la altura de sus caderas no dejaban la más mínima duda de lo que allí había acontecido la noche pretérita. Un suspiro se escapó de la boca femenina cuando sintió un ligero vaivén debajo de ella, al mismo tiempo que el toque en su piel se hacía más fuerte.

- Buenos días amor de mi vida - ronroneó la voz un poco grave de aquel hombre que la volvía loca con el mero timbre de su voz, ese que la desnudaba íntegra con el brillo travieso de su oscura mirada -

- Buenos... - un jadeo salió de sus sensuales labios al sentir como algo dentro de ella cobraba vida -

Sintió como las manos de su hombre se cerraban en torno a sus nalgas logrando que sus intimidades se friccionaran enchinándoles la piel, ella esbozó una sonrisa coqueta antes de abrir sus ojos y ajustar mejor su posición enterrando sus rodillas en el colchón aferrándose a las caderas de él.

Con toda la sensualidad que emanaba de ella se irguió deleitando al hombre con su mujeril silueta mientras la oscura cabellera que ahora portaba caía libremente sobre sus hombros. Joaquín observaba todo aquello somo si de una visión se trataba. Ver a su mujer elevarse completamente desnuda y situarse sobre él era tan hermoso que solo podía compararse a la emersión de unas de las Océanides del cortejo de Poseidón.

Una de sus manos partió en dirección a su pecho y se cerró en su contorno mientras la otra se aferraba a su cadera. El mero tacto de su piel hizo que ella echara hacia atrás su cabeza brindándose entera a él como si fuera un sacrificio ritual. Sus caderas iniciaron un delicado vaivén de adelante hacia atrás logrando que sus pieles ardieran.

Jadeos y gemidos componían la banda sonora de aquel día. Las acometidas eran pausadas pero no por eso menos excitantes. Joaquín amasaba sus pechos con su mano izquierda mientras la derecha se había movido de sitio en busca del botoncito de placer de su mujer para estimularlo y provocarle aún más goce. Y es que él no era un amante egoísta, por el contrario, él estaba siempre para el disfrute de ella antes que del suyo propio.

Haciendo acopio de su masculina fuerza se aferró a su espalda y se sentó logrando una unión aún más profunda si se quiere. Sus labios se dirigieron a su cuello, esa zona que era su paraíso, amaba el aroma de su piel. Sus manos fueron arrastradas como imán al metal hacia su trasero, esas deliciosas curvas que sólo él tenía el privilegio de ver, tocar y morder.