Lucía se hallaba en la terraza de su casa disfrutando de su desayuno nutritivo y ligero a la vez. Era bien sabido que cuando tenía conciertos ella optaba por no recargar en demasía su estómago, pues necesitaba sentirse ligera para poder utilizar bien su diafragma al cantar.
Disfrutaba de los suaves rayos del sol de media mañana mientras intentaba comprender la negativa de Joaquín para compartir ese día juntos. Sabía muy bien que siempre habían detalles de último minuto que atender, pero él solía solucionarlos desde su teléfono además de que Ángeles había resultado ser muy eficiente en el trabajo.
Suspiró algo frustrada, pues desde hacía un tiempo para acá a pesar de que su relación iba de lo mejor ella sentía que una grieta se estaba abriendo entre los dos, como si fuera el preludio a algo mucho más grande y se sentía inquieta. Eso sumado a la nostalgia que le daba el saber que su unigénita no podría acompañarlos en ese día tan importante para ellos hacía que su sensibilidad y nostalgia estuvieran al tope.
Y es que desde muy de pequeña Lucía había soñado con actuar algún día en un coliseo muy grande ante miles de personas, y hacerlo acompañada de una orquesta en vivo, quizás en un musical cuando fuera una actriz muy famosa. Y ese sueño finalmente se cumpliría ese día sábado 10 de diciembre, en el marco de su gira por el 40 aniversario del dúo musical que integraba junto con su hermano.
Jamás imaginó que ese logro lo daría justamente de la mano del hombre que amaba y que la amaba, aun así, no podía evitar entristecerse al sentir que su familia no estaría completa. Su madre, María Engracia había partido hacía dos años al igual que lo había hecho su padre Joaquín muchos años atrás, Francisco, su sobrino a quien amaba como a otro hijo aunque estaba en Argentina no se hallaba en Buenos Aires y se había disculpado por no poder asistir ya que tenía una reunión de trabajo impostergable ese día. Pero sin duda alguna lo que más le dolía era la ausencia de su hija, esa niña a quien ella tanto había soñado y por la que tanto había pedido no estaría a su lado para compartir ese sueño.
A veces creía que esa lejanía de su hija se debía en parte a que no terminaba de aceptar la relación que ella mantenía con su hermano, después de todo había que reconocer que la manera en cómo la muchacha descubrió aquello no fue la mejor.
Su teléfono sonó interrumpiendo sus pensamientos, sonrió al ver el nombre reflejado en le pantalla por lo que sin dudar respondió.
- ¡Hola!
- 🎼 Y la vida te da señales a veces al oído a veces a los
gritos y me pregunto cuanto habré dejado pasar..... pero
aquí están los sueños, sueños que si uno los corre a
veces se hacen realidad.
Bendigo la luna que fue testigo,
Bendigo el silencio que fue nuestro abrigo,
Bendigo la suerte de haber decidido correr el riesgo de vivir...
Lo mejor de esta vida es buscar ser feliz 🎼 - resonó en una voz un poco ronca con tintes rockeros, Lucía sonrió sintiéndose realmente conmovida por aquella dedicatoria tan linda de una de sus mejores amigas Patricia Sosa -- ¡Qué linda serenata Pato! ¡Gracias! - mencionó visiblemente conmovida -
- ¿Pensaste que nos habíamos olvidado de que hoy es el sinfónico? - preguntó ella divertida -
- Prefería no pensarlo, pero te confieso que sí, como no se manifestaba nadie en el grupo de Las Elegidas.
- Bueno, para que veas que tus amigas no se olvidan de ti estaremos acompañándolos de una u otra forma en este día tan especial para ustedes. Por cierto, ¿dónde está Joaco para felicitarlo a él también?
- No lo sé - suspiró cambiando un poco su expresión -
- ¿Cómo que no sabes? Una nunca puede perderle pie ni pisada al marido Lu.
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PIMPI SHOTS
FanficSerie de capítulos únicos inspirados en situaciones del dúo musical más querido de todos los tiempos. Cada capítulo puede ser leído como historia independiente. En algunos casos excepcionales habrá continuidad, sin embargo, seguirá siendo una histor...