Ahora mismo tendría que estar golpeándome la cabeza contra el volante ante las miles de preguntas sin sentido que mi hermana me lanzaba una tras otra y todas se estrellaban entre sí dentro del minúsculo espacio del coche.
No había respondido a ninguna de sus preguntas ya que sentía una especie de rencor hacia ella en ese momento. Para ser sinceros, tenía el extraño deseo de seguir hablando con Jamie y conocerla más profundamente. Era de saber que quisiera conocerla más, me agradaba charlar con ella de cosas triviales en especial al saber que tenía uno de sus secretos conmigo y era el de no querer entrar a clase con mi hermana porque habían cambiado a la mujer que fue como su segunda madre, según ella.
Gemma seguía parloteando como una cotorra y yo estaba a punto de cerrarle la boca con cinta adhesiva industrial por estar irritándome los oídos con su chillona voz.
-...y era de esperarse que estés hablando con una chica ya que nunca has tenido una novia seria...
- Gemma, ¿podrías ahorrarte la saliva y dejar de decir tonterías? -la miré de reojo con el rostro más duro que podía permitirme.
- Solo te estoy diciendo que está bien que salgas con una chica, no me molesta -dijo; sonaba igual que me madre.
- ¿Salir? Yo no estoy saliendo con ella -fruncí el ceño y ladeé la cabeza varias veces- Además, ¿por qué me importaría si te molesta o no?
-Porque podría ahuyentarla y no la verías nunca más -levanté una ceja cuestionándola- Como pasó con Thara -disminuí la velocidad al escuchar ese nombre.
- No la menciones de nuevo -la fulminé; realmente no quería volver a escuchar ese nombre.
- Por favor, hermanito -rió ante mi tajante reacción- Admite que era una zorra.
Solamente reí, Gemma tenía razón pero aun así no iba a dársela por ese comentario solo por educación, otra cosa en la que éramos semejantes era en la boca sucia que teníamos. Los escrúpulos no estaban en nuestros planes al hablar de esta manera.
- Como sea, sabes que esa chica no me agradó nunca -apoyó su codo sobre el reposa brazos descansando su barbilla en su mano- Aunque la chica del banco podría ser agradable.
Sentí mi mandíbula dislocarse ante ese seudónimo dirigido hacia Jamie que había inventado mi hermana. No conocía bien a Jamie además de las pocas cosas que ella me había dicho y que yo veía, tampoco estaba dispuesto a tener algo con alguien a quien había conocido hace tres días y que parecía alegrarse e incomodarse al mismo tiempo con mi presencia.
Y que me extasiaba al pronunciar mi nombre.
Reí ante mis pensamientos y ladee la cabeza varias veces.
- ¿Qué pasa, Harry?
- No es nada, Gem.
Solo faltaban veinte minutos para el primer entrenamiento de la temporada y yo aún no había almorzado ni preparado mis cosas, tenía que terminar esta estresante tarea de aritmética que me tenía las bolas hinchadas. Nunca más volveré a ir a una fiesta, lo juro por todos los santos.
Tomé mi mochila deportiva sobre un hombro y salí pitando de mi habitación sin siquiera despedirme de mis padres.
- ¡Harry, no has almorzado! -gritó mi madre justo cuando estaba saliendo por la puerta.
- ¡Comeré cuando llegué allá, te lo prometo! -grité en respuesta.
- ¡Ponte un abrigo!
Salí pasando por el ponche ignorando el último grito de mi madre, por suerte tenía un abrigo en mi mochila aunque era una tarde cálida y estaríamos en un entrenamiento, no en una pista de patinaje.
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NUMB |h.s|
Fanfiction¿Te arriesgarías a intentar algo nuevo sabiendo que uno no conoce el rostro del otro? Harry accede a llevar a su hermana de Holmes Chapel hasta Manchester a un instituto para discapacitados todos los días, y no pensó encontrarse con una maestra de l...