Debí haber sospechado que éste no era precisamente un buen lugar en el momento en que entramos pero ya era tarde como para ir a buscar otro lugar que seguramente estaría a más de seis cuadras de distancia. Lo único que me mantenía seguro era cuan fuerte Jamie sostenía mi mano entrelazada con la suya, tal vez por miedo al lugar o a no tener a nadie a su lado o alguna razón desconocida que solo ella sabría.
Estiró mi mano hacia abajo levemente haciendo que me agachara un poco para que me susurrara.
— ¿Hueles eso? —preguntó, con la voz trémula.
—Así es.
—Ahora entiendo porque mi padre ya no ha vuelto a traerme aquí.
—No es peligroso, no por lo que parece.
—Lo siento, no lo sabía —se disculpó, meramente arrepentida.
Sentí como mi corazón dio un vuelco.
—No lo sientas, parece seguro. Tal vez solo sea de esas cafeterías que tienen una mitad de bar, hay muchas de este tipo.
—Tal vez ya ni siquiera tengan café o facturas.
—Eso tendremos que averiguarlo.
Luego de decir eso último tenía que convencerme a mí mismo de mis anteriores palabras al asegurar que éste lugar era completamente seguro y la fachada solo era una distracción.
Caminamos todavía tomados de la mano, lo que me pareció extraño, hasta llegar al mostrador y hacer contacto visual con la mujer encargada. Nos dedicó una sonrisa bien practicada.
— ¿Qué desean? —preguntó con pleno desinterés.
— ¿Tienen café? —pregunté sin vacilar, sentía como mi estómago estaba devorándose a sí mismo.
—Claro, cielo. Aquí tienes para elegir.
Después de que haya dicho eso, Jamie soltó mi mano y la llevó hacia su libro y su bastón escondido bajo su brazo, me pareció un poco extraño. Antes de que la mujer se aleje, me pasó el menú en donde se encontraba una interminable lista de cafés, eran demasiados. Dirigí mi vista hacia Jamie quien tenía la cabeza gacha.
—Tienen muchos cafés ¿Te gustaría algo? ¿Un café late tal vez? —pregunté esperando una respuesta afirmativa.
—No, gracias, Harry. No tengo hambre.
—Vamos, elige uno. Apuesto a que son deliciosos —insistí.
—No es necesario que gastes por mí, Harry.
Inmediatamente sonreí sin razón, tal vez porque me seguía sorprendiendo lo modesta que era.
—Solo te estoy invitando un café, no te estoy comprando una casa.
Rió por lo bajo.
—No lo sé, no es necesario.
—Jamie —volteé más hacia ella, su atención puesta sobre mí— Te compraré un café, y si lo rechazas te juro que me sentiré ofendido.
Rodó los ojos, esbozó una leve sonrisa.
—De acuerdo.
Solamente asentí y ya no comenté nada más, me sentía totalmente satisfecho. Sabía que a Jamie no le agradaba tanto que le hicieran favores ya que eso formaba parte de su auténtica y modesta personalidad.
La mujer con la melena rubia que había entrado por una puerta a su costado volvió con unas dos tazas que, como se veían, eran para llevar y no para tomarlas aquí adentro. Había deducido correctamente, tan pronto como pagase por los cafés, nos arrastraría a ambos hacia la salida.
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NUMB |h.s|
Fanfiction¿Te arriesgarías a intentar algo nuevo sabiendo que uno no conoce el rostro del otro? Harry accede a llevar a su hermana de Holmes Chapel hasta Manchester a un instituto para discapacitados todos los días, y no pensó encontrarse con una maestra de l...