A mediados de Octubre Jimin cumplió veinte años. Puesto que yo había nacido en Septiembre, el era once meses mayor, que tonto era un año mayor. No acababa de hacerme a la idea de que el cumpliera veinte años. Me daba la impresión de que lo normal sería que, tanto el como yo, viviéramos eternamente entre los dieciocho y diecinueve años. Después de los dieciocho, cumplir diecinueve; después de los diecinueve, cumplir otra vez dieciocho. Eso sí tendría sentido. Pero el había cumplido veinte años. Y yo el próximo verano también los cumpliría. Sólo un muerto podía quedarse en los diecisiete años para siempre.El día de su cumpleaños llovió. Después de las clases compré un pastel, subi al tren y me dirigi a su casa. «Hoy cumples veinte años y hay que celebrarlo», le dije. A mí me hubiera gustado que el hiciera lo mismo. Debe de ser muy triste celebrar que cumples veinte años solo. El tren estaba lleno y traqueteaba, de modo que cuando llegué a su casa el pastel parecía las ruinas del Coliseo romano. Con todo, tras poner las veinte velitas que tenía preparadas, encenderlas, correr las cortinas y apagar la luz, aquello pareció cumpleaños. Jimin abrió una botella de vino. Bebimos, comimos pastel, tomamos una cena sencilla.
-No sé por qué pero me parece estúpido cumplir veinte años- dijo Jimin-. No estoy preparado. Me siento raro. Parece que alguien esté empujándome por detrás.
-Yo aún tengo once meses para ir haciéndome a la idea -Me rei.
-¡Qué suerte! Todavía tienes diecinueve años. - Jimin sintió envidia. Durante la comida le conté que Tropa-de-Asalto se había comprado un jersey nuevo. Antes sólo tenía uno (el azul marino del uniforme del instituto). El nuevo era rojo y negro, muy bonito, con un motivo de ciervos. El jersey era precioso, pero cuando Tropa-de-Asalto lo llevaba puesto, despertaba la hilaridad general. Él no podía entender de qué se reian.
-Jungkook, ¿qué te-tengo de ra-raro? -me preguntó sentándose a mi lado en el comedor-. ¿Llevo algo pegado en la cara?
-Ni llevas nada pegado, ni pasa nada raro. -Intente mantener la compostura.- Por cierto, bonito jersey.
-Gracias. -Sonrió muy contento.
A Jimin le divirtió esta historia
-Quiero conocerlo. Aunque sea una vez.
-No puede ser. Seguro que te partirias de risa -dije.
-¿Tú crees?
-Apostaria por ello. Incluso a mi, que vivo con él todos los días, a veces me cuesta aguantarme.
Después de comer, recogimos los platos de la mesa y nos sentamos en el suelo para escuchar música mientras bebíamos el resto del vino. En el tiempo de tomarme una copa, el se bebió dos. Aquel día Jimin habló mucho, algo poco frecuente en el. Me habló de su infancia, de su escuela, de su familia. Cada relato era largo y detallado como una miniatura. Escuchándolo, me quedé admirado de su portentosa memoria. De pronto, empezó a llamarme la atención algo en su manera de hablar. Algo extraño, poco natural, forzado. Cada uno de los episodios era, en sí mismo, creíble y lógico, pero me sorprendió la manera de ligarlos. En un momento determinado, la historia A derivaba hacia la historia B, que ya estaba contenida en la historia A; poco después, pasaba de la historia B a la historia C, implícita en la anterior, y así de manera indefinida. Sin un final previsible. Al principio asentía, pero pronto dejé de hacerlo. Puse un disco y, cuando éste acabó, levanté la aguja y pinché otro. Cuando los hube escuchado todos, volvi a empezar por el primero. Jimin sólo tenía seis discos, el primero del ciclo era Sargeant Pepper's Lonely Hearts Club Band, y el último, Waltz for Debbie, de Bill Evans. Al otro lado de la ventana seguia lloviendo. El tiempo discurría despacio, y Jimin continuaba hablando solo. Aquella extraña forma de contar las cosas se debía a que al hablar sorteaba ciertos puntos. Uno, por supuesto, era Taehyung, pero no era el único. Relataba con extrema minuciosidad algo intrascendente al tiempo que eludía otros temas. No obstante, por primera vez lo veía charlar con entusiasmo. Dejé que se expresara.
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Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓
Romance🌷 KookMin 🌷 Historia Terminada ✓ Mientras aterriza en un aeropuerto Europeo, Jungkook escucha una canción de los Beatles que lo hace retroceder a su juventud, a Corea de los años noventa. Recuerda entonces con melancolía a Jimin, el novio de su me...