-¿Por qué?-gritó Seokjin-. ¿Estás mal de la cabeza? Sabes el modo condicional de los verbos ingleses, entiendes las progresiones, puedes leer a Marx... ¿Por qué esto no lo entiendes? ¿Por qué me lo preguntas? ¿Por qué le haces decir esto a un Omega? Rompi con mi novio porque me gustas más que él. Yo hubiera querido enamorarme de un Alfa más guapo. Pero qué vamos a hacerle... Me he enamorado de ti.
Intenté decir algo, pero se me hizo un nudo en la garganta y no pude articular palabra.
Seokjin arrojó la colilla en un charco.
-No pongas cara de espanto. Me deprimes. Tranquilo, ya sé que te gusta otro Omega; no espero nada del otro mundo. Pero abrázame, eso sí podrías hacerlo por mi. Durante estos dos meses lo he pasado muy mal.
Nos abrazamos en el fondo de la sala de juegos, bajo el paraguas. Nos estrechamos con fuerza el uno contra el otro; nuestros labios se buscaron. Su pelo y la solapa de su chaqueta tejana olían a lluvia.
iQué suave y cálido es el cuerpo de un Omega!», pensé.
Percibía el tacto de sus pezones contra mi pecho a través de la chaqueta. Me daba la sensación de haber estado mucho tiempo sin haber tenido contacto fisico con otro ser humano. -La última noche en que nos vimos hablé con mi novio. Y rompimos -dijo.
-Seokjin, me gustas mucho. No quiero que te alejes de mi. Pero es imposible. En este momento estoy atado de pies y manos.
-A causa de el?- Asenti.
-Dime, ite has acostado con el?
-Una vez, hace un año.
-Has vuelto a verlo?
-Si, en dos ocasiones. Pero no hemos hecho nada.
-¿Por qué? ¿El no te quiere?
-Quién sabe -reconocí-. La situación es muy compleja. Tenemos varios problemas. Todo esto hace mucho tiempo que dura, y yo, la verdad, he acabado por no entender las cosas. Ni las entiendo yo, ni las entiende el. Lo único que sé es que, como ser humano, siento cierta responsabilidad hacia el. Y no puedo desvincularme. Al menos así lo siento ahora. Aun en el caso de que el no me quiera.
-Soy un Omega de carne y hueso. - Seokjin presionó su mejilla contra mi cuello-. Estoy entre tus brazos y confesándote que te quiero. Haré lo que tú me digas. Soy un poco alocado, pero me tengo por un chico honesto, un buen chico. Soy trabajador, guapo, tengo los pezones bonitos, sé cocinar, tengo un depósito en fideicomiso en el banco con lo que me dejó mi padre. ¿No te parezco un buen partido? Si no te quedas conmigo, acabaré yéndome a otra parte.
-Necesito tiempo -dije-. Tiempo para pensar, para arreglar las cosas, para decidir qué es lo mejor. Lo siento, pero por ahora eso es lo único que puedo prometerte.
-Pero yo te gusto y no quieres que me aleje de ti, ¿no es cierto?
-Si.
Seokjin se separó de mi y me miró a los ojos, sonriendo.
-Te esperaré. Confio en ti -accedió-. Pero cuando me elijas, quiero ser el único. Cuando hagas el amor conmigo, piensa sólo en mi. ¿Entiendes lo que trato de decirte?
-Perfectamente.
-No me hagas daño. Bastante me han herido ya a lo largo de mi vida. No quiero que me hieran nunca más. Quiero ser feliz.
Lo atraje hacia mí y lo besé. -Suelta este estúpido paraguas y abrázame con fuerza, con los dos brazos -me ordenó Seokjin.
-Sin paraguas, nos quedaremos empapados.
-¡Qué más da! No importa. Ahora quiero que me abraces sin pensar en nada. He estado aguantando durante dos meses.
Dejé el paraguas a nuestros pies y lo abrace con fuerza bajo la lluvia. Nos envolvia un rumor sordo parecido al de los neumáticos de un coche circulando por la autopista. La lluvia seguia cayendo en silencio, incansable, empapándonos el pelo, rodando por nuestras mejillas como lágrimas, tiñendo de oscuro la chaqueta tejana de Seokjin y mi chaqueta forrada de nailon amarillo.
- Vamos bajo cubierto? -dije.
-Ven a casa. No hay nadie. Si no, pillaremos un resfriado.
-Y que lo digas.
-Parece que hayamos cruzado un rio a nado. - Seokjin se rió- ¡Ah! Estoy muy contento.
Compramos una toalla grande en la sección de ropa del hogar y entramos por turno en los servicios a secarnos el pelo. Luego tomamos el metro y fuimos hasta su apartamento, en Seul. Seokjin me hizo entrar en la ducha; a continuación se duchó el. Mientras se secaba la ropa, me prestó un albornoz y el se puso un polo y un short. Tomamos una taza de café sentados a la mesa de la cocina.
-Hablame de ti- me pidió Seokjin.
-¿De qué quieres que te hable?
-No lo sé... Dime cosas que detestes.
-Detesto el pollo, las enfermedades venéreas y los barberos que hablan demasiado.
-¿Y qué más?
-Las noches solitarias de abril y los tapetes con puntillas de encaje debajo de los teléfonos.
-¿Y qué más?
Sacudi la cabeza.
-No se me ocurre nada más.
-Mi novio, es decir, mi ex novio, no podía soportar un montón de cosas, Odiaba que yo llevara pantalones demasiado ajustados, que fumara, que me emborrachara, que dijera groserias, que criticara a sus amigos... Si hay algo de mi que no te guste, dimelo con franqueza. Y si puedo corregirlo, lo haré
-No hay nada que no me guste. -Negué con la cabeza tras reflexionar unos instantes-. Nada.
-¿De verdad?
-Me gusta la ropa que llevas, me gusta lo que haces, lo que dices, cómo andas, cómo te emborrachas. Todo.
-¿Te gusta como soy?
-No sé cómo cambiarías, así que ya me va bien como eres.
-¿Cuánto te gusto?
-Como para convertir en mantequilla todos los tigres de las junglas del mundo entero.
-¡Ah! - Seokjin parecía satisfecho-. ¿Me abrazas otra vez?.- Nos abrazamos sobre la cama de su dormitorio. Entre las sábanas, oyendo cómo caia la lluvia, unimos nuestros labios y hablamos de todo lo imaginable, desde la formación del universo hasta cómo nos gustaban los huevos duros. -¿Qué deben de hacer las hormigas los días de lluvia? -preguntó Seokjin.
-No lo sé -dije-. Tal vez hagan la limpieza del hormiguero u ordenen la despensa. Porque las hormigas son muy trabajadoras.
-Si lo son tanto, ¿por qué no han evolucionado y se han quedado tal como estaban?
-Tal vez su estructura corporal no sea apta para la evolución. En comparación con los monos, por ejemplo.
-Vaya, me sorprendes. Hay un montón de cosas que no sabes -comentó Seokjin-. Creía que lo sabías todo de este mundo.
-El mundo es muy grande -repuse.
-Las montañas son altas; los océanos, profundos. - Seokjin metió la mano por debajo del albornoz y me agarró el pene erecto. Contuve la respiración-. Jungkook, me sabe mal, pero esto no puede ser. Una cosa tan grande y tan dura no me cabe dentro. Imposible.
- Bromeas?- Suspiré.
-Si. - Seokjin ahogó una risita.- No hay problema. Tranquilo. Creo que me cabe. ¿Puedo mirarlo?
-Haz lo que te plazca -dije.
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Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓
Romance🌷 KookMin 🌷 Historia Terminada ✓ Mientras aterriza en un aeropuerto Europeo, Jungkook escucha una canción de los Beatles que lo hace retroceder a su juventud, a Corea de los años noventa. Recuerda entonces con melancolía a Jimin, el novio de su me...