Tras leer la carta, permaneci sentado en el porche contemplando el jardín, que ya había adquirido un aire primaveral. Había un viejo cerezo con las flores casi abiertas. Soplaba un suave viento y la luz conferia al paisaje una extraña tonalidad difusa. Poco después Gaviota volvió de alguna parte y, tras estar un rato arañando las tablas del porche, estiró los músculos perezosamente a mi lado y se durmió.
En algo tenía que pensar, pero no sabía cómo empezar. A decir verdad, no me apetecía pensar en nada. Decidi que ya llegaría el momento en que me sentiría impelido a hacerlo y que entonces lograría pensar con calma. Ahora no quería pensar en nada.
Permaneci todo el día apoyado en una columna del porche acariciando a Gaviota y contemplando el jardín. Sentia que todas mis fuerzas me habían abandonado. Avanzó la tarde, llegó el atardecer y pronto las tinieblas azules de la noche cubrieron el jardín. Gaviota se marchó; yo me quedé contemplando las flores del cerezo. En ese crepúsculo de primavera, parecían carne desollada, al rojo vivo. El jardin estaba lleno del olor pesado y dulzón de la carne podrida. Recordé el cuerpo de Jimin. Su hermoso cuerpo yacía en la oscuridad, y de su piel brotaban innumerables tallos, pequeños y verdes, que temblaban y se mecían con el viento. «¿Por qué tiene que estar enfermo un cuerpo tan hermoso?», me pregunté. ¿Por qué no dejan a Jimin en paz? Entré en casa y corri las cortinas, pero, como era de esperar, también las habitaciones olían a primavera, que cubria el mundo entero. Pero a mi, en aquellos momentos, me hacía pensar en la putrefacción. Dentro de aquella casa con las persianas cerradas, sentí un odio profundo hacia la primavera. Odié todo lo que me había traído, odié el dolor sordo que sentía en mi interior. Era la primera vez en mi vida que odiaba algo con tanta intensidad.
Pasé tres días extraños, sintiéndome como si estuviese andando por el fondo del mar. Cuando alguien me hablaba, no entendía lo que me estaba diciendo; cuando yo le hablaba a alguien, éste no me entendía. Como si me envolviera una espesa membrana. Me impedía entrar en contacto con el mundo que me rodeaba. Al mismo tiempo, la gente no podia tocar mi piel. Yo carecía de fuerzas, pero, mientras me protegiera la membrana, no tenían poder alguno sobre mí.
Contemplaba el techo apoyado en la pared; cuando tenía hambre comia cualquier cosa que tuviera a mano, bebia agua y, cuando me invadía la tristeza, bebía whisky y dormia. Sin lavarme, sin afeitarme. Así pasé tres días.
El 6 de abril recibí una carta de Seokjin. Me decía que el 10 de abril era el día de la matrícula y que podíamos quedar en el patio de la universidad e ir a comer juntos. Escribía:
He tardado mucho en responderte. Creo que ahora ya estamos empatados y podemos hacer las paces. Te echo mucho de menos.
Lei la carta cuatro veces, pero no logré entender qué quería decir con ella. ¿Qué significado podía tener? Estaba confuso, era incapaz de encontrar la conexión entre una frase y la siguiente. ¿Qué tenía que ver el hecho de quedar con el el dia de la matrícula con estar empatados? ¿Por qué quería ir a comer conmigo?
-Me estoy volviendo loco", pensé. Sentia la cabeza embotada, como las raíces hinchadas por la humedad de una planta que ha crecido en la oscuridad más completa.
-No puedo seguir así, pensé en mi aturdimiento. No puedo seguir asi eternamente. Tengo que hacer algo. De repente recordé las palabras de Namjoon
"No te compadezcas de ti mismo. Eso sólo lo hacen los mediocres». Bravo, Namjoon! ¡Qué grande eres!», pensé. Y me levanté después de exhalar un suspiro.
Por primera vez en mucho tiempo hice la colada, me bañé y me afeité, limpié la casa, fui a comprar, cociné una comida decente, comí, di de comer a Gaviota, que estaba hambrienta, no bebi otra cosa más fuerte que la cerveza e hice treinta minutos de gimnasia. Al mirarme en el espejo en el momento de afeitarme, vi lo demacrado que estaba. Aquel rostro de ojos ausentes me resultó extraño.
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Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓
Romance🌷 KookMin 🌷 Historia Terminada ✓ Mientras aterriza en un aeropuerto Europeo, Jungkook escucha una canción de los Beatles que lo hace retroceder a su juventud, a Corea de los años noventa. Recuerda entonces con melancolía a Jimin, el novio de su me...