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Me sentía manchado. Al volver a Corea, pasé varios días encerrado en mi habitación. Mi memoria no estaba ligada a los vivos, sino a los muertos. Las habitaciones que le había reservado a Jimin permanecían con las persianas bajadas, los muebles estaban cubiertos con trapos blancos, en el alféizar de la ventana se habia posado una fina capa de polvo. Pasaba la mayor parte del dia en aquellas habitaciones. Y pensaba en Taehyung, Vaya, Taehyung! Al final has conseguido a Jimin, ¿eh? Al principio el fue tuyo. Quizás es allí adonde el debía ir. Pero, en este mundo imperfecto de los vivos, he hecho todo lo posible por el. He intentado empezar una nueva vida con el. En fin... Tú ganas. Te lo cedo.

El te ha elegido. Se ha ahorcado en lo más profundo de un bosque tan oscuro como su mente. Taehyung, hace tiempo arrastraste una parte de mi hacia el mundo de los muertos. Y ahora es Jimin quien arrastra otra parte. A veces me siento como el portero de un museo. Un museo vacio, desierto, que ya nadie visita. Y yo lo custodio exclusivamente para mi.

Cuatro días después de regresar a Corea recibí una carta de Reiko. En el sobre había pegado un sello de correo urgente. El contenido de la carta era conciso.

"No he podido localizarte. Estoy muy preocupada por ti, Llámame. Te espero a las nueve de la mañana y a las nueve de la noche en este número.

Marqué el número de teléfono a las nueve de la noche. Reiko contestó enseguida. -¿Cómo estás? -me preguntó.

-No muy bien -dije.

-¿Puedo venir a visitarte pasado mañana?

-Venir a visitarme? ¿A Seul?

-Si. Quiero hablar contigo con calma.

-¿Te marchas de la residencia?

-Si no, no podria visitarte.- afirmó. - Ha llegado el momento de irme. Ya llevo ocho años aquí... Si sigo más tiempo en este lugar, me pudriré.

Las palabras no acudían a mi boca; permanecí en silencio durante un momento.

-Llegaré a la estación de Seul pasado mañana en el Tren de las tres y veinte. ¿Vendrás a buscarme? Aún recuerdas mi cara, ¿verdad? ¿O quizás, ahora que Jimin ha muerto, ya no te intereso?

-¡No digas tonterías! Te espero pasado mañana a las tres y veinte en la estación de Seul.

-Enseguida me reconocerás. No hay muchas mujeres maduras que lleven una funda de guitarra.

Efectivamente, no me costó nada localizarla. Llevaba una chaqueta de corte masculino de tweed, unos pantalones blancos, unas zapatillas de deporte rojas, el pelo tan corto y alborotado como de costumbre, con las puntas levantándose aquí y allá. Cargaba con una maleta de viaje de piel marrón en la mano derecha, una funda de guitarra de color negro en la izquierda. Cuando me vio, contrajo las arrugas de su rostro en una sonrisa. No pude evitar sonreír. Le llevé la maleta hasta el andén de la línea Incheon.

-Jungkook, ¿desde cuándo tienes tan mal aspecto? ¿O tal vez ésta es la última moda en Corea?

-He estado viajando durante un tiempo. Y no he comido nada que fuera minimamente alimenticio -me excusé-. ¿Qué te ha parecido el Viaje?

-Horrible. Las ventanas no se abren. Me ha costado sudor y lágrimas comprar algo para comer en una estación a medio camino.

-Pero dentro del tren había gente vendiendo cosas, supongo.

-Te refieres a esos sándwiches caros y asquerosos? Ni siquiera un caballo hambriento comeria esa basura. A mi me gustaba el besugo que vendían en la estación de Busan.

-Si hablas así, te tomarán por una vieja..

-Y qué más da! Soy vieja dijo Reiko.

De camino a Gwangmyeong, Reiko estuvo mirando por la ventanilla del tren la zona de Gyeonggi con gran curiosidad.

Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora