El único recuerdo que conservo del 2000 es el de un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Sólo un cenagal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito.
El tiempo transcurría al ritmo de mis pasos. A mi alrededor, hacía tiempo que todos habían emprendido la marcha, yo y mi tiempo seguíamos arrastrándonos con torpeza por aquel lodazal. A mi alrededor, el mundo estaba a punto de experimentar grandes transformaciones. John Coltrane y otros muchos habían muerto. La gente clamaba cambios, y éstos se encontraban a la vuelta de la esquina. Pero los acontecimientos que tuvieron lugar, todos y cada uno de ellos, no fueron más que pantomimas carentes de entidad y significado. Y yo me limitaba a vivir día tras día sin apenas levantar la cabeza. Lo único que se reflejaba en mis pupilas era aquel lodazal infinito. Levantaba el pie derecho, luego el izquierdo, de nuevo el pie derecho. Ni siquiera sabía con certeza dónde me encontraba. No lograba orientarme. Sólo sabía que tenía que dirigirme a alguna parte y, por ese motivo, movía los pies. Cumpli veinte años, el otoño dio paso al invierno, pero mi vida no experimentó cambio alguno. Asistía sin interés a las clases, trabajaba tres veces por semana, de cuando en cuando releia El gran Gatsby, y los domingos hacía la colada y escribía largas cartas a Jimin. A veces quedaba con Seokjin para comer, íbamos al zoológico o al cine. La venta de la librería Kim prosperó, Seokjin y su hermano alquilaron un piso de dos dormitorios cerca de la estación de Incheon, adonde pronto se mudaron. Seokjin me dijo que cuando su hermano se casara el se mudaría a otro apartamento. Un día me invitó a comer. El piso era bonito y soleado, y Seokjin parecía encontrarse mucho más a gusto en él que en la librería Kim.
Namjoon me propuso varias veces salir con él, pero yo siempre me negué aduciendo que tenía un compromiso. Me daba pereza, simplemente. No puedo decir que no me apeteciera acostarme con algun Omega. Pero me hastiaba pensar en todo el proceso: salir de noche a beber, buscar a la persona adecuada, charlar e ir a un hotel. Con todo, respetaba a alguien como Namjoon, capaz de repetir el mismo ritual una y otra vez sin experimentar fastidio o aburrimiento. Quizá se debía a lo que Yoongi me había comentado, pero me hacía más feliz pensar en Jimin que acostarme con Omegas estúpidas de las que no sabía ni el nombre. El tacto de los dedos de Jimin conduciéndome a la eyaculación en medio de aquel prado permanecía más vivo en mi memoria que cualquier otro recuerdo.
A principios de diciembre escribí a Jimin preguntándole si podía ir a visitarlo durante las vacaciones de invierno. Me respondió Reiko. En la carta me decía que estarían muy contentos de verme, que les hacía mucha ilusión. Me contestaba ella porque, al parecer, en los últimos tiempos Jimin no se sentía capaz de escribir. Esto no quería decir que su estado hubiese empeorado, no debía preocuparme. Aquello iba a rachas.
Cuando empezaron las vacaciones de la universidad, metí mis cosas en la mochila, me calcé las botas de nieve y sali para Busan. Tal como me había anunciado aquel extraño médico, las montañas cubiertas de nieve ofrecían un pa-norama de una belleza extraordinaria. Igual que la vez anterior, dormi en la habitación de Jimin y Reiko y, de manera similar a la anterior, permanecí tres días en aquel lugar. Al anochecer, Reiko tocaba la guitarra y charlábamos. Durante el día, en vez de ir de excursión, los tres hacíamos esquí de fondo. Tras una hora deslizándome por las montañas sobre los esquís, me sentía sin aliento y bañado en sudor. En mi tiempo libre ayudaba a retirar la nieve. Aquel extraño médico, el doctor, volvió a acercarse a nuestra mesa durante la cena y nos explicó por qué el dedo corazón era más largo que el indice y por qué en el pie sucedía lo contrario. El guardia, volvió a hablarme de la carne de cerdo de Seul, A Reiko le encantaron los discos: con que la obsequié y transcribió algunas melodías para tocarlas con la guitarra.
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Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓
Romance🌷 KookMin 🌷 Historia Terminada ✓ Mientras aterriza en un aeropuerto Europeo, Jungkook escucha una canción de los Beatles que lo hace retroceder a su juventud, a Corea de los años noventa. Recuerda entonces con melancolía a Jimin, el novio de su me...