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Gracias por tu carta», escribía Jimin. Su familia se la habia remitido aquí enseguida. «Recibir tu carta no sólo no me ha molestado, sino que me ha hecho muy feliz. Ya era hora de escribirte», ponía en la carta.

Después de leer este encabezamiento, abrí la ventana de la habitación, me quité la chaqueta y me senté en la cama. Desde un palomar cercano me llegaba el arrullo de las palomas. El viento hacia ondear las cortinas. Con las siete hojas de la carta de Jimin en la mano, me sumí en unos pensamientos deshilvanados. Al leer las primeras líneas, sentí como el mundo circundante perdía sus colores. Cerré los ojos y tardé un tiempo largo en ordenar mis ideas. Respiré hondo y reanudé la lectura.

Hace casi cuatro meses que estoy aquí. En estos cuatro meses he pensado mucho en ti. Y he visto claro que te he tratado injustamente. Debería haber sido mejor persona contigo, haberte tratado con justicia. Pero esta manera de pensar quizá no sea la normal. Para empezar, los Omegas de mi edad las cosas sean justas o injustas. A la mayoría, más que el hecho no usan la palabra "justicia". A ellos les resulta indiferente que las cosas sean justas o injustas, les preocupa que sean bonitos, o cómo ser felices. La "justicia" tiene un carcter masculino. Sin embargo, en mi situación, ésta es la palabra que más me conviene. En estos momentos "qué es bonito" o "cómo ser feliz" son proposiciones demasiado complicadas; prefiero aferrarme a otros criterios. Por ejemplo, asi algo es justo, honesto o universal. En cualquier caso, creo que no he sido justo contigo. Y, en consecuencia, te he arrastrado de aquí para allá y te he herido muy hondo. Al hacerlo, también me he arrastrado y me he herido a mí mismo. No es una excusa, no creas que trato de justificarme, es la verdad. Si he dejado una herida en tu interior, esta herida no es sólo tuya, también es mía. Así que no me odies por ello. Soy un ser imperfecto. Mucho más imperfecto de lo que crees. Por eso no quiero que me odies. Si me odiaras, me partiría en mil pedazos. Sé que no puedo esconderme en mi caparazón y dejar que las cosas pasen. Y me da la impresión de que tú haces eso. A veces te envidio muchísimo, y tal vez te he arrastrado de aquí para allá por ese motivo.

"Quizás esta manera de ver las cosas sea analítica. La terapia que aplican aqui no lo es en absoluto. Pero una persona que, como yo, está en tratamiento desde hace meses acaba pensando, lo quiera o no, de forma analitica. "Esto ha sucedido tal cosa", "esto significa lo uno e implica lo otro". No tengo claro que esta manera de analizar las cosas simplifique el mundo.

De todos modos, me doy cuenta de que, en comparación a cómo estuve en algunos momentos, ahora me encuentro muy recuperado, y los que me rodean también perciben mi mejoría. Hace tiempo que no era capaz de redactar unas líneas. Escribirte aquella carta en julio me costó sudor y lágrimas (no recuerdo lo que puse; espero que no fuera nada horrible), pero ahora he logrado dirigirme a ti de forma relajada. Al parecer, lo que yo necesitaba era esto: aire puro, un lugar tranquilo y apartado del mundo, una vida ordenada, ejercicio diario. ¡Es magnifico ser capaz de escribirle a alguien! Sentir que quieres comunicarle tus pensamientos, sentarte a la mesa, coger una pluma y escribir unas líneas me parece algo maravilloso. Aunque, al expresarlo en palabras, quede una pequeña parte de lo que quiero decir.
No importa. Sólo por tener ganas de escribirle a alguien ya me siento feliz. Son las siete y media de la tarde, ya he cenado, acabo de tomar un baño. Todo está en silencio y, al otro lado de la ventana, todo está negro como boca de lobo. No hay ninguna luz. Las estrellas siempre se ven nítidamente, pero hoy está nublado. La gente de aquí conoce muy bien las constelaciones y me dice: "Aquélla es Virgo; aquélla, Sagitario". Puesto que aquí al caer la noche no hay nada que hacer, todos se han convertido en expertos. Saben mucho de pájaros, de flores y de insectos. Cuando hablo con ellos, comprendo que soy un ignorante en muchos campos, pero, no creas, ésta es una sensación muy agradable.

Aqui vivimos unas setenta personas. Además, están los de la plantilla (médicos, enfermeras, personal administrativo y demás), que serán poco más de veinte. Las instalaciones son enormes, así que el número total no es alto. Al contrario, decir que el lugar está desierto se acercaría más a la verdad. Es un terreno espacioso, inmerso en la naturaleza, donde todos llevamos una vida tan tranquila que a veces tengo la sensación de que éste es el mundo real. Pero no es así, por supuesto. Esto es posible porque todos vivimos bajo unas condiciones especiales.

Triángulo Amoroso- JinKook/KookMin✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora