La intriga

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New había llevado a la aún desconocida mujer a su oficina en la parte alta del lugar. Le había costado un poco de trabajo que los lobos le hicieran caso pero entendieron que estaban enojados y que pelear entre todos sería un error, así que se alejaron aceptando que su líder guarneciera el botín de aquella noche. 

—¿Qué es todo eso que vi?—Le preguntó con voz gruesa y autoritaria, como si de una prisionera se tratara. 

La mujer estaba sentada mirando fijamente a New como si no le tuviera miedo. 

—¿De dónde sacaste ese amuleto?

Ella, quien tenía un rostro fino y muy serio se mantenía sin decir una sola palabra. Solo miraba al hombre lobo y su interés por el tema. 

—¡Respóndeme mujer, no tengo tiempo para admirar tu silencio!—Sus ojos cambiaron de color para reafirmar su intriga y desesperación.—¿Por qué vi esas imágenes en cuánto te toqué?

—Se llaman premoniciones, líder lobo.—Dijo ella mientras sacaba de su pecho el collar, esta vez no estaba brillando así que se podía apreciar su forma. Era una verdadera obra de arte en cuanto a joyería se refiere, un circulo muy grande de cristal azul con varios zafiros a su alrededor. Las marcas y simbologías que aparecían en él, eran muestra de la dedicación que en ella se hicieron. Aunque los símbolos y mensajes no eran del todo claro debido a la gran antigüedad de estos.

—¿Premoniciones de cuándo?, ¿puedes ser más clara?—No le gustaban las claves ni los acertijos, prefería las cosas rápidas y directas.

 Una cualidad que se empieza a adquirir después de vivir varios años con las mismas situaciones. Algo que las criaturas longevas pueden entender.—Si demuestras ser de utilidad puedo hacer que los nueve clanes te dejen en paz.

—No me preocupa en absoluto lo que los nueve clanes quieran conmigo.—Se quitó el amuleto de Luna y lo extendió hacia las manos de New.—Lo que ellos quieren es este amuleto pero de poco les servirá. Una joya tan mística, poderosa y antigua no puede ser usada por cualquiera, se necesita una preparación especial. 

—¡Aleja ese artefacto de mi!—Pidió mientras aún tenía los ojos brillantes similares a los de una bestia en la noche.—Conozco bien la leyenda de esos amuletos y son algo que solo los estúpidos se atreverían a usar. 

—Pues entonces debo ser una estúpida muy afortunada por poder usarlo.—Se lo colocó nuevamente y este comenzó a brillar aunque menos intenso que la noche anterior. —Aunque no lo quieras, me tendrás que proteger porque solo yo puedo ayudarte con lo que se avecina. —Respondió muy segura de si misma mientras se sentaba en la silla de color negro, muy cerca del escritorio de trabajo de New.—La orden me ha enviado hasta aquí. Los tontos lobos creen que me atraparon pero vine con la intención de ayudarte y asesorarte sobre ciertas cosas que pasarán y pondrán fin a la era de los hombres lobos.

—Son palabras muy grandes para una pequeña mujer.—New no se dejaba intimidar, por el contrario, él siempre deseaba ser el que intimidára a los demás, no se dejaba seducir por palabrería de alguien y menos desconocido.—También conozco a tu orden, son unas brujas que desean el reconocimiento adueñándose de todo. Pueden inventar cualquier cosa. 

—Mi líder lobo, podrá ser verdad lo que dice pero el mundo de las brujas también está en peligro.—Bajó la mirada, como si esas ideas y palabras le causaran un daño. —Nosotras, a pesar de conocer el peligro, no somos capaces de detener esto. Necesitamos a los lobos y su poder. Por eso debes confiar en lo que te digo. 

—Una bruja reconociendo que necesita ayuda de una especie diferente.—Había algo de burla en sus palabras y tono de voz.—Es tan raro como ver una flor celeste en pleno llano.

—Tus burlas cobran valiosos segundos para hacer algo productivo.—Abrió sus ojos cansada de esperar y rogar la ayuda del líder lobo, además estaba cansada y harta del ambiente que los hombres lobo generaban, un ambiente pesado, de fiesta y nada de orden, según las palabras de la hechicera. 

—No te creo del todo, pero intentaré confiar en ti por ahora. Aunque... —Dijo poniendo un poco de trabas y dificultando el entregarse completamente a la causa.—Voy a necesitar más pruebas de tus palabras. Esas ilusiones solo pueden ser un ejemplo de la hechicería barata, necesito algo más. 

—De momento solo tengo las premoniciones que viste.—Tocó su amuleto con una sonrisa burlona ahora ella.—Pero en un minuto podías tener otra prueba irrefutable. Uno de tus lobos generales entrará por esa puerta y te desafiará. 

—¿Qué tontería estas diciendo?—Se exaltó muy molestó por dicha afirmación.—¡Mis lobos jamás me desafiarian!

—Me sentaré aquí a esperar los 30 segundos que faltan, después no dudaras de mi. 

La joven bruja se sentó en la silla predilecta de Krow, aquella donde solo él tenía permitido hacerlo, de esta forma dejó ver su falta de respeto.

El lobo se percató de esa acción y cerrando su puño derecho se disponía a levantarla de ahí pero se vió interrumpido por un fuerte golpe que derrumbó su puerta. 

—Gran líder, veo es verdad decidiste reclamar el botín para ti, olvidándote de los nueve clanes y su derecho. —La voz pertenecía a uno de los generales más antiguos del clan Sayatan, una de las divisiones más importantes.—No te has cansado de humillar y utilizar su jerarquía para sacar tus propios beneficios, dime. ¿Eso es ser un buen líder?

—Kranter, estás diciendo estupideces.—Se acercó a él para tratar de imponerse.—¡Lárgate de aquí y olvidaré tus acciones carentes de respeto por tu líder!

—El que carece de respeto eres tú, por todos los clanes.—Dió un paso al frente desprendiéndose de su camisa negra.—Me iré de aquí, una vez que te derrote y me convierta en el líder supremo.

Luna del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora