Castástrofe inminente

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Los ocho líderes de los nueve clanes estaban librando la batalla de sus vidas. Su alfa, les había quitado de encima a Krater pero aún tenían que lidiar contra los tres demonios restantes; uno de fuego, el de rayo y el de viento. Este último es el que más problemas les estaba dando pues no les permitía acercarse para poder atacarlo y en su defecto, meter el veneno en su cuerpo. 

—Creo que esto no será tan fácil como con el primero. Exclamó Teo después de que su ataque fuera repelido por los demonios. —Debemos cuidar las dosis del veneno que tenemos, con tan poco tiempo no pudimos generar más.

—Esos demonios son duros como nada en este mundo. —Blueno quién estaba parado justo detrás de él seguía la conversación. —Ya me duelen mis dientes, le he mordido tanto que no entiendo como ni un rasguño notorio tiene.

—Debemos concentrarnos en sus ataques mágicos, si logramos evadirlos podemos llegar e inyectar el veneno.

—Lo dices tan fácil Wil. —Respondió Tru con sarcasmo. —Como si eso no fuera lo que hemos estado tratando de hacer.

Los demonios por su parte ya habían perdido el temor que les generó ver a su aliado caer. Eso los había motivado para luchar con mucha más fuerza y dedicación. 

La ciudad estaba siendo arrasada por los ataques de estos seres, ya no había ni un solo edificio en pie, únicamente se veían escombros, valles en sangre y hombres lobo huyendo por todos lados.

Las brujas por su parte también decidieron guardar distancia, y es que ninguna de ellas estaba lista para enfrentarse a los únicos enemigos que seguían en pie… los demonios.

Por su parte decidieron ir y ayudar a los heridos, hombres lobo de los nueve clanes que habían quedado bajo escombros o heridos en la batalla con sus homólogos. 

Algunas más decidieron perseguir y encadenar a los atacantes que encontraron tratando de escapar, a muchos de estos prisioneros les esperaba un castigo severo.

En la zona norte de la ciudad, se levantó una pequeña resistencia de lobos mágicos a los cuales la moral les aumentó tras ver a los demonios atacar. Creían que con eso su víctoria estaba asegurada y decidieron reagruparse y atacar. Las brujos juntos a algunos de lobos de los nueve clanes atacaron a estos opositores. La batalla estaba muy pareja y es que dos de ellos hacían la función de uno de sus enemigos. Los lobos mágicos tenían la ventaja ya que aunque no eran tan experimentados en los hechizos, si tenían un entrenamiento básico para para coordinar ambas habilidades.

Los dos bandos se daban con todo, las brujas intentaban proteger a los lobos de la magia de sus adversarios, mientras que ellos atacaban cruelmente. 

Las bajas para ambos bandos estaban aumentando, pero esto no les había retroceder ni detenerse. Por el contrario, les hizo tomar más valor y fuerza para seguir peleando.

Los refuerzos de los nueve clanes estaban llegando poco a poco en esa zona, algo que les daría la victoria sin importar lo buena que fuera la estrategia de los atacantes.

Apreció ahí para respaldar el ataque, el maestro de Krater. Aún tenía el rostro tapado con su capucha pero su presencia y personalidad eran únicos. Apreció a un lado de su ejército lo que provocó que su moral subiera considerablemente. Aullaron y lanzaron luces de color al cielo, como si recibieran a un héroe o una celebridad. 

Este brujo era uno de los más poderosos pero la locura de la que se hablaba que el tenía era muy intensa. Había pasado de ser un don nadie a alguien que pudo trabajar con los demonios y así traer el caos a su pueblo. Aunque traía capucha, sus marcas en el rostro y en sus manos se veían a lo lejos. Marcas que se había ganado como una maldición por esa magia obscura que usaba.

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