Cautivo 💕 [Carlacio]

Bar BBLo

—¿Que te parece? -pregunto Toni con una sonrisa en el rostro-.

—Es... horrible, me encanta -admitio Carlo viendo todo a su al rededor- se nota que era un ilegal -aspira ondo- puedo percibir el hedor a drogas y sexo.

—Yo solo huelo a Pinol y Cloro, acabo de trapear, habían varias ratas.

Ríe —¿Que hiciste para que me dejarán hacer esto?

—Fue... difícil, una... misión complicada, en realidad está noche debo ir a hacerla.

—Pero... el rosa no es un color muy discreto ¿No crees?

Se mira a si mismo vestido de rosa —¿Que tiene? M~me cambiaré luego ¿C~crees que me voy a vestir de rosa para una misión? Es ridículo -ríe con nerviosismo-.

—No se que haré ahora -dice con una pequeña sonrisa-.

—Decorarlo como prefieras.

Por fin era suyo, Carlo tenía un bar, debía amueblarlo, limpiar, conseguir algunas cosas, pero tenía el dinero suficiente para completarlo. Se limpio un par de lágrimas traicioneras y abrazo a su hermano, quien se alegraba de contemplar como su hermano por fin podría avanzar, ya nadie apagaría aquella luz en su interior, se encargaría de seguir viéndolo feliz.

—¿Cómo vas a llamarlo?

—BBLo, para seguir con la tradición.

Ríe pero esa risa se va de a poco —Extraño a todos.

—Yo también, Igor mantiene contacto conmigo, pero... muy mínimo, pero no es lo mismo porque... solo quedamos nosotros tres, Salinas y José están en prisión, los demás murieron... -suspira- a veces me preguntó si merecemos esto.

—Puede que no, pero... -ríe con ironía intentando aguantar las lágrimas- no hay un pero, si estamos aquí es porque un agente del FBI me dijo que me hiciera pasar por él, su padre me tomo cariño y solo por eso vivimos. Iré... a tomar un poco de aire.

Toni salió a fumar un rato pero no volvió, tampoco es que Carlo lo esperara, sabía que no regresaría, hablar de la mafia que tenían en Marbella era un tema complicado, pues fueron los únicos que terminaron casi ilesos, pero esas amistades se perdieron, todo se fue al garete muy rápido, algunos en Marbella, otros en Londres, pero nada había salido como hubieran querido.

Para distraer su mente comenzó con la restauración del local, le llevo varias semanas en las que no hacía nada más que arreglar el bar, no lo hacía solo, de vez en cuando ayudaba Toni y Gustabo, en algunas ocasiones la reunión de ellos tres terminaba en más desastre que en otra cosa, pero las risas no faltaban.

—Y así fue como hice el peor movimiento de mi vida -termino de contar Toni-.

—Colocaste una bomba en el auto de un agente de la CIA -analizo Carlo- entiendo, pero... ¿Cómo es que sobrevivió?

—Ese maldito viejo no se muere con nada, que yo le raje el pecho con una cuchilla -dijo Gustabo igual de confundido-.

—¿No es tu padre?

—Si ¿Y? Era joven y alocado -ríe por la estupidez que acababa de decir-.

Las risas pararon de un momento a otro, el ambiente se había vuelto pesado.

—¿Que pasará ahora? -pregunto Carlo-.

Toni se encoge de hombros —No es necesario que sigas siendo un informante, no vale la pena el riesgo, estarás mejor aquí, puedes tener tu vida y... haber si ya consigues pareja, cabron.

—¿Cómo te atreves? Estás igual de abandonado que yo, has de comer tres litros de helado al día.

—Más o menos -afirma Gustabo-.

—Amm en realidad -intenta formular Toni- estoy conociendo a alguien.

—Aja ¿Cómo se llama? -Carlo se cruza de brazos incrédulo-.

—Gum... Ball.... -dice mientras miraba a todos lados-.

—Tienes que dejar de ver televisión. Escucha, si consigues pareja, yo conseguiré.

—Es más probable que tú consigas pareja antes -le dice Gustabo-.

Se indigna —Claro, ahora tengo dos hermanos que me dan por culo, nadie me dijo que esto pasaría.

—Viene en la letra pequeña. Toni, ya debemos irnos, es tarde.

—Si -Toni se levanta y abraza a su hermano- hasta luego, te prometo que estare aquí en la inauguración.

—Más te vale.

Ambos rubios se fueron dejando solo a Carlo, este tiro a la basura las envolturas de hamburguesa y latas de refresco que antes habían consumido. Todo estaba llendo bien, si no se equivocaba podría abrir el bar pasado mañana.

—Asi que este es el sitio de nueva ilegalidad -escucho una voz que le provocaba disgusto, incluso que se le revolviera el estómago- más pronto que tarde volverán a cerrar este lugar.

—El Dios malo -dijo al aire y rodando los ojos sin voltear a verlo-. ¿Que quieres? No eres bienvenido.

—¿De que hablas? Pensé que este era un bar donde cualquiera podría entrar.

—Ese es el lema, pero como puedes ver aún no está abierto al público, así que te suplico que te retires o...

—¿O que? ¿Llamaras a la policía -ríe-.

Se cruza de brazos —Aun no contestas que haces aquí.

—Solo vengo a ver el lugar antes del gran desastre que posiblemente provocaras, no dejaré que hagas algo malo aquí.

—Yo lo único que quiero es hacer Manhattans y Margaritas, lo peor que podría hacer es servir tragos después de la hora del cierre de venta de bebidas alcohólicas.

—Eso... no es tan malo -pone cara de decepción- venderas pirulas, estoy seguro que tienes algo malo planeado.

—Nada, están las cosas tranquilas, mi hermano es feliz y yo por fin tengo el bar de mis sueños, no necesito arruinarlo con esas cosas, estamos bien ahora.

—¿Es todo? -aprieta los dientes- no confío en tí-.

—Ni yo en tí, así que no hagas nada que pueda perjudicarme, después de todo no te tiembla el dedo para hacerme daño, razón por la que nadie quiere estar cerca tuyo actualmente, ni siquiera Gustabo.

Aprieta los puños —Eres un...

—Y me han comentado que si me pasa algo, de quien sospecharan primero será de tí, así que piénsalo bien.

Retrocede un paso hecho furia —¿Quien te creés?

—Confian más en mí que en tí, así que replanteate tus actos y futuros movimientos, porque ya no tendrás a nadie y estarás más solo que yo ¿Dónde está tu amiguito ruso? Exacto, también se alejo de tí.

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¿La apertura del bar será un éxito?

¿Horacio no hará nada en contra de Carlo?

En quien confía más la policía ¿En Carlo u Horacio?