Cansancio

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-Viktor está vivo -admitio Horacio por fin a su pareja-.

-¿Dónde está? -pregunto sin salir de las sábanas-.

-En una celda del FBI, intenté matarlo ese día pero... no puedo disparar, en realidad, ya no puedo sujetar un arma.

-El ser humano es un arma Horacio -se sienta destapandose en el proceso- dale cualquier cosa y es capas de matar a alguien con lo más insignificante -se talla los ojos- ¿Porque me lo dices ahora?

-N~no se que quieras hacer con él después de lo que pasó.

-¿Y que quieres que haga? Matarlo no me traerá a mi hermano de vuelta.

-No me interesa, lo único que quiero es que te levantes, te has descuidado, ni siquiera has comido algo, me estás preocupando.

Suspira -Bien, comeré algo...

Ambos bajaron hasta la cocina, Carlo se sentó en la mesa y Horacio con una sonrisa tomo algunas verduras del refrigerador, una tabla, tomo un cuchillo dispuesto a cortar las verduras pero su mano comenzó a temblar, su sonrisa se borró e intento seguir pero le parecía algo prácticamente imposible.

Cuando creyó que estaba a punto de colapsar, sintió un peso en su espalda, sus manos fueron sujetas con delicadeza y en su hombro se poso la cabeza del italiano.

-Lo siento por... no darle la importancia a tu estado, tu también estuviste ahí después de todo, de algún modo sabes cómo me siento.

Sin soltarle las manos lo ayudo a cortar las verduras, aquella manos seguían templando pero con su apoyo ya no se movian tanto, era más preciso. Cuando terminaron de cortar las verduras prepararon lo demás, para suerte de Horacio ya no era necesario nada más que cucharas, Carlo hizo un mal chiste de sacar ojos con cucharas demostrando que también funcionaba como arma, la mirada desaprobatoria del francés hizo que bajara la cabeza y se disculpara.

-Deberias ir con un psicólogo -aconsejo Carlo- no es por ser grosero ni mucho menos, pero es enserio cuando digo que cualquier cosa es un arma en manos habilidosas, si, los cuchillos y pistolas son lo evidente, no puedes quedarte con ese trauma.

-Me recuerda que no fui tan hábil, que no fui tan rápido, pudiste llegar a tiempo al hospital, pudieron salvar a Toni, pero me temblaban tanto las manos y estaba tan distraído que... nos retrasé, es mi culpa que estés en duelo.

Niega con la cabeza -No deberías culparte por eso, la culpa fue de Volkov por ser un inmaduro, lo rechace lo mejor que pude y él rompió contigo, ya no tenía nada que hacer con nuestras vidas.

-¿Y que es lo que dicen las voces?

Ríe -Eso es lo que ellas dicen, yo si que quiero matar a ese hijo de perra pero estoy de acuerdo que eso no solucionara nada, ni siquiera será satisfactorio, estoy seguro, son cosas que no puedo sentir.

Le toma la mano -Aqui estaré contigo, los dos superaremos esto, que Viktor se pudra en una cárcel nauseabunda, nosotros tenemos mejores cosas en las que pensar... cómo que Gustabo también se quedó solo.

-Cierto, deberíamos ir a visitarlo.

Al cabo de unos minutos estaban en casa de Gustabo, quien los recibió fue el súper que parecía haberlo estado cuidando todo ese tiempo, a él también se le veía triste. Ambos se sentaron en el sillón, poco después apareció Gustabo cubierto con una sábana y se acostó en el sillón frente a ello.

-¿Que hacen aquí? -pregunto Gustabo casi con esfuerzo-.

-Queriamos saber cómo estabas -respondio Horacio preocupado-.

-Creo que en mi familia hay una maldición con los enamorados.

Conway suspira -Comienzo a pensar que si.

-¿Tú cómo estás? -pregunta mirando a Carlo-.

Se encoge de hombros -En la mierda, es difícil pero... a veces no pienso en ello.

-Es muy difícil, tienes razón -se talla los ojos y bosteza- me duele mucho, me costará algo de tiempo lidiar con esto. Toni era mi alma gemela, era mi otra mitad, y ya no está...

Mira a Conway -¿Que hay de Jacky?

-No a aparecido -respondió Conway- ni una sola señal.

-Me iré de Los Santos -dijo Gustabo- no puedo seguir en esta ciudad de mierda, necesito un lugar en el que pueda pensar bien en todo esto, el viejo vendrá conmigo, la CIA nos dió vacaciones, así que... no tendremos problemas.

-Espero que encuentres la calma.

-Ustedes también.

Ambos se fueron con las manos entrelazadas, se sentaron en la asera, ya era algo tarde, el sol se ocultaba y el cielo se veía hermoso con los tomos morados y naranjas, Horacio los veía con una pequeña sonrisa, Carlo solo observaba como si nada, lo único que sentía era ese toque, las manos unidas, lo demás no importaba.

-Es hermoso ¿No?

-Es lindo, como obras de arte, supongo, pero... en la realidad.

-¿Quieres que nos vayamos? Me refiero de Los Santos, no creo que quieras seguir aquí, Maia me dijo que seguirá insistiendo con mi retiro, de nada les sirve tenerme si no puedo sujetar un arma.

-Suena tentador irnos a algún sitio retirado pero... tampoco estando muy escondidos como en ese pueblillo, talvez en un lugar calmado.

-Conozco una ciudad cercana que es muy tranquila, podríamos ir allá.

-Suena bien, podríamos irnos y... tener una vida tranquila, sin preocupaciones.

-¿Entonces es un si? -lo mira con una sonrisa-.

-S~si, es un si -rodea con su mano la cruz- no creo que Toni quiera que me quedé aquí, cualquier cosa es mejor que quedarse.

-Despues de todo hay que avanzar -le da un beso en la mejilla- todo irá bien.

Sonríe -Si -se levanta y le extiende la mano- ¿Que tal si vamos armando las maletas y guardando todo en cajas? Hay mucho trabajo que hacer.

-¿Tan pronto? -sorprendido lo toma de la mano levantándose-.

-Si, pero antes quiero hacer algo.

Ambos fueron hasta las oficinas del FBI, caminaron hasta las celdas con ciertas dudas, Horacio quiso acompañarlo pero el italiano le dijo que lo esperara con su hermana, quería hacer eso solo. Fue hasta la celda del ex-comosario y este lo miro sin ningún tipo de expresión.

-Gambino.

-Ruso.

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Hasta historias ya casi acaba.

¿Que pasará con Volkov y Carlo?

¿Carlo y Horacio podrán irse?

Cautivo 💕 [Carlacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora