Efectos secundarios

93 11 1
                                    

Carlo le soltó la lengua y le quitó la venta de los ojos, lo saludo sacudiendo la mano.

—Si nos encuentran así sabrán que el que me secuestro fuiste tú.

—Pero ahora nadie lo sospecha, lo último que hiciste fue golpear a Viktor, y muchos personas escucharon como me amenazaste, actualmente nadie está de tú lado.

—¿Y que planeas hacerme? ¿Vas a vengarte por todo lo que te hice pasar en la isla?

—Si, pero no utilizaré los mismos métodos que tú, después de todo me dejaste la cabeza un poco afectada y eso ayuda a que mi imaginación fluya.

—¿Y que harás ahora? ¿Golpearme?

—No, te dejare aquí, solo, ya debes tener experiencia, Pogo me dijo de la tortura que te hizo pasar -le guiña el ojo- hasta... luego -se encoge de hombros-.

Eso no ayudaba a que Horacio supiera cuánto tiempo se quería así, Carlo solo se fue cerrando la puerta. Una vez más intento liberarse pero nada era efectivo, sería largo.

Paso una semana hasta que la puerta se volvió a abrir, Carlo tenía una vendeja en manos.

"Yo ni siquiera le daba nada, hacia que se las arreglará el solo..."

Carlo se inco a su lado y le acercó una cuchara con comida, el de cresta despeinado lo miro con cierto asco, posiblemente eso tenía droga o veneno.

—¿Que tiene?

Carlo mira la cuchara —carne, embutido, tomate...

—No me refiero a eso, Gambino ¿Que le pusiste? ¿Droga?

—No -come lo que había en la cuchara- me parece que esta bastante limpio -agarra más del plato- ¿Lo quieres o no? Me está dando hambre.

Horacio abrió la boca y desvío la mirada, Carlo le fue dejando comida en la boca, H solo debía dejar la boca abierta para que la cuchara le dejara comida.

—¿Porque haces esto? Yo te dejaba a tu suert... -le llenan la boca de comida-.

—Lo tengo en cuenta, pero a diferencia tuyo yo planeo ser un "Dios bueno".

Frunce el seño y termina de tragar —Si torturas no eres bueno, solo un psicópata con ideales raros.

—Es bueno que reconozcas lo que eres.

Rueda los ojos —Eres un idiota.

—Gracias.

Le da la última cucharada y se levanta con la bandeja, camino hacia la puerta abriéndola, antes de irse saco de su bolsillo una navaja y lo soltó, después cerró la puerta. Horacio intento arrastrarse hasta la navaja, con algo de difícil llegó hasta ella y cortó las sogas cortando un poco de su piel en el proceso, al liberarse por completo intento abrir la puerta, pero evidentemente estaba cerrada, apretó los dientes, intento utilizar la navaja para abrir la cerradura, pero no tuvo éxito, se dejó caer al suelo, rendido, las cosas no estaban saliendo para nada bien y tenía mucha sed, sus opciones se acababan.

Paso una semana más, la puerta fue abierta, se esperaría que Horacio atacara al italiano con la navaja, pero no lo hizo. Carlo le hizo una seña de que se levantara, solo obedeció y fue llevado hasta un baño y dejándolo solo pero con la puerta cerrada con llave, Horacio aprovecho para bañarse, cuando terminó y se vistió con ropa que había ahí, miro a su al rededor, talvez podría usar algo para escapar, si no uso la navaja fue porque podría ser arriesgado.

No había espejo, nada afilado o puntiagudo, nada. Rendido tocó la puerta y fue abierta casi de inmediato, lo llevo hasta una habitación donde cerro la puerta y había una pequeña mesa con comida y bebidas.

—Debes tener hambre, siéntate -le ofreció Carlo-.

—¿Que intentas? -se sienta y comienza a comer importandole poco si la comida llevaba algo malo-.

—Alimentarte, deberías agradecerlo.

—¿Acaso quieres que me dé remordimiento por todo lo que te hice? Pues bien, lo lamento.

Rueda los ojos —No es una disculpa sincera, tampoco la esperaba ahora.

—Ahora mismo podría golpearte y tirarte al suelo para irme de aquí -le toma al agua-.

Ríe —Podrias hacerlo, pero la puerta está cerrada y solo yo se abrirla, no hay llave, podrías noquearme, incluso matarme -se acerca a él lentamente- pero te quedarías aquí encerrado solo, junto a un cuerpo sin vida que si no se descompone ante tus ojos -lo toma con fuerza de las mejillas- terminarás tragandote mis sesos sucumbiendo al hambre, no sería el destino que busco para tí pero si quieres intentarlo puedes hacerlo, me encantaría ver cómo caes en esa locura... o imaginarla, estaría muerto de todos modos ¿No?

Horacio estaba temblando, los ojos del italiano le estaban dando terror, desorbitados, parecía un demente... y él provocó eso.

"Hace nada él temblaba estando frente a mi, pero ahora no hay ni una sola pisca de horror en sus expresiones, solo en las mías..."

—¿Te comió la lengua el ratón?

Baja la mirada y frunce el seño —Que tenía... ¿El agua?

—Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, además de para-metoxi-anfetamina y para-metoxi-metanfetamina diluidos.

"Pirulas diluidas en agua."

Miro el vaso vacío, se había arriesgado mucho, pero no pudo evitarlo tenía hambre y sed. Conocía los veloces efectos de las pirulas de los Gambino, pero no pensó que fuera tan... efectivo.

Sentía mucha calor, la habitación no era ventilada, eso le daba más sofocó, estaba tan distraído que no se dió cuenta el momento en el que Carlo lo dejo solo en el cuarto, al no encontrarlo con la mirada se dió cuenta tarde, intento golpear la puerta pero ni la movía un sentimiento.

Pese a que la habitación era de un color beige, parecía pintarse de diversos colores como si fueran manchones artísticos, frunció el seño ¿Eran los efectos de las pastillas? Se sentía alocado, pero también muy relajado, era una dualidad muy extraña en su cuerpo, se mordió el labio nervioso, las drogas no eran presisamente lo suyo, siempre bromeó con querer probarlas, pero nunca fue enserio.

Se recostó en el suelo mirando el techo, el cual parecía romperse y cada pequeño pedazo de concreto se elevaba al infinito espacio en una historia sin fin... alzó las manos, quería seguir aquellos pedazos de concreto.

-------------
Ammm 5mentarios.

¿Que sucede con Carlo?

Cautivo 💕 [Carlacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora