Capítulo 34

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Estábamos en los sótanos de la Royal. Había pasado un día desde el partido y ya habíamos vuelto, esta vez, porque nos invitaron.

—¿No le han dicho qué es lo que quieren Señorita Hills? —al parecer ninguno lo sabíamos.

—No, a mí tampoco, lo siento.

Podría ser mil cosas, había mil motivos que podían habernos llevado a ahí. Y el número aumentaba aún más al saber que el entrenador de la Royal era Jude.

—Fijaos en el entrenador, él no está nervioso —Jade tenía razón, Mark estaba realmente tranquilo.

—No os preocupéis, hemos sido invitados por Jude Sharp —a saber qué querría —. Hay una persona a la que tenemos que conocer.

¿Una persona? Podría ser cualquiera. Pero no sé porque mi mente pensaba en algún excompañero de Mark o alguien que haya estado relacionado con su carrera futbolística. Aún así, la lista seguía siendo bastante grande.

La puerta de metal enfrente nuestra se abrió, dejando ver a Samford y a Preston, el portero de la Royal.

—Bienvenidos instituto Raimon, os estábamos esperando. Sin embargo, debo decir que todo lo que pase a partir de ahora debe permanecer en secreto, ¿de acuerdo? —sentí su mirada sobre mí.

¿Y si tenía que ver con el Sector V y no querían que mi hermano se enterase? Fuera como fuese, él realmente estaba de nuestro lado.

—Voy a contaros una cosa —dijo Mark mientras andábamos —. Ayer estuve hablando con el entrenador Jude Sharp...

Nos contó la conversación que habían tenido y el porqué del partido contra la Royal Academy. Era cierto que era muy fácil identificar a los imperiales cuando nos enfrentábamos contra ellos. Jude seguía siendo igual de inteligente.

Una nueva puerta se abrió y era un ascensor. Nos subimos todos en él. Era bastante amplio por lo que entramos todos sin mucho problema.

—La persona que vais a conocer es el mismísimo líder de la resistencia. Gracias a él, estamos pensado cómo provocar una revolución en el mundo del fútbol —supuse que sería para acabar con el Sector V —. ¿De qué os sorprendéis? Vosotros, el Raimon, habéis sido los primeros en luchar por esta revolución.

De repente se abrieron las puertas y pudimos ver al entrenador Travis y a Jude.

—Bienvenido, equipo —dijo nuestro antiguo entrenador —, he estado siguiendo todos vuestros avances. Arion, Jean-pierre, veo que os habéis esforzado mucho.

Subaru y Adé empezaron a removerles el pelo y el segundo contestó a lo que había dicho el entrenador Travis.

—Bueno es que los dos no paran de trabajar.

—Gracias a ellos hemos recordado lo que es realmente importante —Samguk tenía razón, sin ellos la revolución no habría podido empezar.

Noté como alguno miembros del equipo me miraban, diciéndome en silencio que yo también había ayudado. Tal vez era cierto, pero ellos eran los que más mérito tenían. Yo no había animado a nadie a luchar, simplemente me subí al barco.

—Pero por cierto Jude, ¿dónde estamos? —preguntó Mark.

Me parecía un poco absurda la pregunta, estábamos en los sótanos de la Royal y lo más probable era que por aquí cerca hubiera más gente que formase parte de la revolución.

—Más adelante está el cuartel de la Resistencia —lo que suponía.

—¿Eso quiere decir que el entrenador Travis es el líder de la Resistencia? —inquirió Samguk, no tenía sentido que lo fuera, no se habría ido del Raimon sino.

—No, no soy yo.

Después de que terminase de hablar, una puerta detrás de él se abrió y pudimos ver a tres persona sentadas. Creo que eran Seymour Hillman, entrenador de mi hermano cuando estuvo en el Raimon. Sony Raimon, el director de la junta escolar del instituto. Y el último era el antiguo director, aunque no recordaba su nombre.

—¿Pero por qué nadie me había dicho nada de esto hasta ahora? —me encogí de hombros ante las palabras de Mark, probablemente que mi hermano fuera el Gran Emperador tenía algo que ver.

—Lo lamento mucho Mark, no podíamos descubrirnos hasta estar seguros de que la Royal estaba libre de la influencia del Sector V.

—Si hubiésemos cometido algún error nos habrían descubierto y nos habrían eliminado del mundo del fútbol sin piedad. Entonces, la revolución que buscamos para la asociación del fútbol juvenil nunca tendría lugar.

—¿Y qué es esa revolución? —al entrenador Evans se le veía un poco perdido en todo este asunto.

—Arrebatar a Alex Zabel —tuve que ocultar mi nerviosismo al escuchar aquel nombre —, líder absoluto del Sector V, su puesto como presidente de la asociación de fútbol —según lo que había dicho Jude, pensaban echar a mi hermano —. En otras palabras: quitarle el trono al Gran Emperador.

—¿El trono del Gran Emperador? —escuché a mis espaldas, supe que era Víctor.

Él también conocía bien el funcionamiento del Sector V y sabía que no iba a ser fácil. Lo que parecía que ningún sabía era la identidad del Gran Emperador.

—Efectivamente —asintió el señor Raimon —, creemos que entonces podremos devolverle al fútbol la libertad que tenía no hace tanto tiempo. Los goles que se van consiguiendo en cada una de las victorias equivalen a votos para los candidatos —por eso querían que nosotros ganásemos los partidos —. En el fondo el torneo Camino Imperial es la elección del Gran Emperador. Nuestro objetivo final es echar a Alex Zabel y que Seymour Hillman sea elegido nuevo Gran Emperador. Por eso debéis seguir ganando, tenéis que llegar a la fase final, al torneo nacional en sí. No podéis perder bajo ningún concepto.

Sentía que había una gran presión sobre nosotros. Literalmente dependía de nuestros partidos el futuro del fútbol. En cierto modo era una locura. Pero lo peor del caso es que sentía que estaba en ambos lados a la vez.

—Por supuesto, nosotros no pensamos perder, desde luego —habló el capitán.

Los ánimos de todos crecieron mientras que los míos iban cuesta abajo. Yo simplemente quería jugar al fútbol libremente, no quería ni Sector V ni revoluciones.

Salimos todos pero una voz hizo que me deteniese cuando iba a pasar la puerta.

—Lisa, ¿tienes un segundo?

Me giré y asentí al ver a todos los mayores pendientes de mí. Sabía lo que querían a pesar de que habría querido evitar ese momento. Mark y Celia ya se habían ido con el resto del equipo.

—¿Es posible que Alex Zabel sea en verdad Axel Blaze? —tragué saliva ante la pregunta de Jude.

Todo era posible en esta vida, ¿no?

—Supongo —la expresión que mostraron todos me hizo saber que esa respuesta no les servía —. No soy yo quien debe confirmarlo.

Inconscientemente lo había admitido, pero ellos ya lo sabían de antes, solo que no querían pensar en su amigo como su mayor enemigo.

Su Sonrisa [Víctor Blade]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora