Capítulo 17

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Narra: Víctor Blade

Vi a Lisa levantarse e ir hacia el entrenador Evans.

—Mark, acabaremos con el equipo lesionado. Quieren ganar usando cualquier método.

Así era el juego del Vía Láctea y así se había convertido el juego de los imperiales.

—Qué triste es esto, capitán. No sirve de nada ser el gran virtuoso si nadie se mueve —exclamé al ver que nadie cumplía las órdenes de Riccardo.

Al parecer solo tres personas querían luchar y ganar el partido. Eso es muy triste.

—Los únicos que ahora lucháis contra el Sector V, sois sólo vosotros tres ¿Cómo pensáis luchar contra ocho jugadores que no van con vosotros y once enemigos?

Lisa ya se había vuelto a sentar a mi lado. Al parecer el entrenador Evans no le había dado ninguna respuesta. Qué patético.

—Fácil —me sorprendió que me respondiera, no sabía que me había escuchado—. Jugaremos con los que seamos.

De pronto Zaphod sacó a su espíritu guerrero: Sobrenatural Halcón de Trueno. Todo el Raimon mostró su asombro, ninguno se esperaba que tuvieran un invocador.

—Es un imperial —asentí ante la afirmación de Blaze.

Prácticamente todos los equipos tenían imperiales infiltrados para regular que siguieran las órdenes impuestas por el Sector V. Aunque eso no significaba que fueran invocadores, sí que habían tenido un entrenamiento especial.

Zaphod chutó contra la portería, utilizando Alas de Halcón, la supertécnica de su espíritu guerrero. Era imposible que Samguk se lo parase, ni aunque quisiera hacerlo.

Y así fue, acabó en gol. Riccardo intentó sacar su espíritu guerrero pero fue en vano. Ja, todavía no lo controlaba.

El árbitro pitó el final del primer tiempo. El equipo de acercó al banquillo y las gerentes junto con Lisa, les tendieron botellas de agua para que se hidrataran. Luego iríamos a los vestuarios.

El delantero que acababa de marcar gol, se dirigió hacia Samguk, diciéndole algo que no se lo debió de tomar muy bien. Conociéndole, probablemente le había dicho que no intentase parar su tiros o algo por el estilo.

Entramos a los vestuarios y estaban todos sentados menos Blaze, Arion y yo.

—Pero amigos, ¿qué os pasa? Esto no es más que un empate. Si nos esforzamos lograremos otro gol, y al final- —no le dejé terminar de hablar, me ponían de los nervios sus ánimos

—Al final ganaremos, ¿no? Pero, ¿de verdad crees que podéis ganar? —Lisa, que estaba al lado mía, apretó los puños con fuerza, pobrecilla, se sentía impotente —.  Zaphod Riker del Vía Láctea es una persona como yo, un imperial.

Escuché un golpe en la pared a mi lado y a Blaze poniéndose delante de mí. Esto me causaba gracia, ¿me iba a desafiar? ¿o tal vez me iba a pegar?

—Los imperiales no sois los Dioses del universo. Que hayáis tenido más preparación no significa que seáis invencibles —en ese momento quería taparla la boca con cinta aislante.

El equipo exclamó por su asombro. No sólo de lo que yo decía, sino que también por lo que me había dicho ella.

—Riker puede controlar libremente su espíritu guerrero. Es decir, todo lo contrario que tú, capitán —todos sabían que tenía razón —. ¿Y todavía pensáis que podéis ganar?

Sus caras de decepción me causaban gracia. Era como si de verdad hubieran tenido esperanzas de ganar en algún momento. Qué ilusos

—Si puede usar esa cosa...

—... Jamás podremos ganar —se completaron la frase.

—Vaya por fin lo entendéis. Aunque unos peces pequeños como vosotros desafiéis al Sector V, no cambiaréis nada. No podéis cambiar nada.

Estaba saliendo del lugar cuando escuché una voz, supe que se estaba dirigiendo hacia mí.

—Que tú no lo hayas podido hacer no significa que nosotros no podamos —que rabia me daba que Lisa siguiera queriendo luchar —. Si nuestra capacidad física es peor, jugaremos con nuestro corazón. Recordad que el amor al fútbol puede con todo. Al fin y al cabo, los espíritus guerreros solo son la expresión física que toma el amor al fútbol de un jugador. Así que salid ahí, y luchad con todo.

Volví a entrar, no podía permitir que le diese ánimo al equipo, no podía permitir que ganasen el partido.

—La derrota del Raimon está escrita os guste o no —les aclaré.

Se veían confusos y a la vez tristes por mis palabras. Algo había conseguido.

—Y dime, ¿quién ha escrito esa derrota? —intervino Mark y a Lisa le brillaron los ojos —. Os lo dije, ¿no? Creo que os dije que no iba a dejar que nadie decidiese el resultado de un partido antes de que se juegue.

—¿Qué? —¿qué cojones le había dado a este?¿De verdad quería ganar el partido?

—Sólo hay una persona que decide el resultado, y esa es la Diosa de la Victoria. Pero la Diosa de la Victoria jamás ha sonreído a los equipos que no están dispuestos a ganar —todos le atendían, varios de ellos con ilusión, estaba arruinando todo —. Decidme algo, este fútbol donde los resultados se preparan, ¿es suficiente para vosotros? —vi que se acercó hacia el portero del equipo —. Samguk —le llamó y levantó la cabeza —, te habían dicho que perdieras el partido y aún así intentaste parar ese tiro, ¿por qué?

Pensó por un segundo mientras tartamudeaba, como si no supiera qué decir. El entrenador respondió antes de que él pudiera hacerlo.

—Porque es el instinto de un jugador de fútbol —empezó a pasearse por la sala, quería que se callase ya —. Intentar parar todos los tiros que hacen. Intentar regatear a todos los rivales. Intentar chutar más fuerte que nadie. Y también, intentar ganar —eso último lo dijo pasando a mi lado y no le pegué por respeto —. Ese sentimiento es lo que significa ser un jugador de fútbol —se llevó la mano al pecho. De verdad se creía lo que estaba diciendo —. Pensadlo bien, ¿seguro que esto es lo que queréis? ¿De verdad no os importa perder, equipo? Escuchad a vuestro corazón, el fútbol que tenéis hoy, ¿estáis seguros de que es al que queréis jugar?¿Cuál es vuestro fútbol?¿Y cuál es el auténtico?

De repente entraron por la puerta el director y el señor Wintersea entraron por la puerto. Espero que llegasen a poner orden porque esto era un desmadre ya.

—Pero, ¿qué significan esas palabras? —dijo el primero.

—¿Está pensando bien en lo que está diciendo?

Al menos ellos no habían perdido la cordura y no querían oponerse al Sector V. Lo cual, claramente, era una puta locura.

—El Camino Imperial no es un simple torneo de fútbol, es un proceso a través del cual se elige al nuevo Gran Emperador —noté que Lisa apretó sus puños.

Ella tenía algo que ver con él o con el Sector V, eso estaba claro. Pero, ¿qué tipo de relación podía tener? No creo que fuera una imperial, no querría ganar los partidos.

—Si nos oponemos a él, nuestro...—se colocó las gafas —, quiero decir, la posición de nuestro instituto se verá en peligro —terminó de hablar Wintersea.

—Le digo una cosa como entrenador que es—le levantó el dedo como señal de amenaza —. Las órdenes del Sector V no se cuestionan, y se asegurará de que perdamos este partido, ¿está claro?

Desde luego, alguien que se tomaba en serio la realidad y no era como un par de críos que no tenían ni idea a lo que se enfrentaban.

—Ya está dicho todo lo que había que decir —el entrenador Evans miró a los jugadores —. El resto depende totalmente de ellos como jugadores de fútbol que son.

Al salir, los dos miembros de dirección fueron detrás de él.

—Chicos —otra vez Lisa—. Recordad: jugad con el corazón. Haced lo que él os pida, el resto da igual.

Su Sonrisa [Víctor Blade]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora