Capítulo 19

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Al llegar al campo exterior, la situación era algo complicada. Riccardo iba a empezar a leer el plan de entrenamiento pero se dio cuenta de que la mitad del equipo no quería entrenar.

Era normal, no todo el mundo era tan descerebrado como para desafiar al Sector V.

Blaze, la chica que tenía a mi lado, sí lo era. 

Nada más ver al equipo se fue corriendo para entrenar. Se notaba que tenía muchas ganas. Una parte de mí se sintió mal, por parte fue mi culpa que no pudiera jugar. 

Además, había un sentimiento dentro de mí que hacía que sintiera esa empatía por ella. 

El capitán estaba sentado en el banquillo planeando un nuevo entrenamiento cuando Lisa se abalanzó sobre él. No fue como en el partido que fue a abrazarle, simplemente se sentó en el banquillo, a su lado. Aún así, quería qe ella estuviera cerca mío y no de él.

—Así que Director Magister. Sin duda ganamos gracias a ti y a tu increíble espíritu guerrero. Muchas gracias capitán —le hablaba con una sonrisa enorme, realmente le admiraba por lo que había hecho en el partido.

Él mío era mejor y mis tiros eran más fuertes que los suyos. Él no era nada del otro mundo. Yo les habría ganado con  los ojos cerrados.

Me acerqué más para poder escuchar la conversación sin ningún problema. Me coloqué al lado de los banquillos, apoyándome en el lateral sin que ellos me vieran y yo tampoco a ellos.

—Tampoco es para tanto —Riccardo y su estúpida humildad.

—Claro que lo es —dijo Samguk —. Aunque seguro que Lisa ha visto un montón de espíritus guerreros, quizá hasta pueda sacar uno.

¿Blaze una invocadora? Nunca lo había pensado, aunque por su nivel de juego no sería raro, pero me parecería absurdo que no lo hubiera sacado en el primer partido contra mí, nos podrían haber plantado cara. También es cierto que Riccardo es el primer caso conocido de un invocador que no es un imperial, y tengo bastante descartado que Lisa sea una imperial.

—¿Puedes invocar a uno? —preguntó Arion muy emocionado.

—Seguro que es impresionante, yo creo que es algo de fuego —Jp también estaba ilusionado, aunque Lisa no lo había confirmado en ningún momento.

A lo mejor les había asentido. Ahora mismo odiaba no poder verla.

—Ya lo veréis algún día —tal vez sí que tenía uno.

—¿Puedes hacernos una demostración?

Me asomé con curiosidad, yo también tenía ganas de ver eso. Nunca me la habría imaginado con un espíritu guerrero.

—¿Ahora mismo? —ellos asintieron, incluso Riccardo y Samguk estaban ansiosos de verlo —. Es que así en frío...

Era cierto que era algo difícil sacarlo sin un balón o una situación de partido. De hecho yo nunca lo había intentado, pero parecía complicado. Nunca había tenido la oportunidad de hacerlo y nadie había sido tan idiota como para preguntarme si podía enseñárselo.

—Pues haz un tiro, yo lo pararé.

Poco después estaba el portero del Raimon guardando la portería mientras que Lisa tenía un balón controlado en mitad del campo.

Se la veía tensa y no comprendía muy bien por qué. Quizá todo era una mentira y no tenía ningún espíritu guerrero que enseñar y a eso se debía su nerviosismo. Suspiró para calmarse y se notó como todo su cuerpo se relajaba lentamente. Bajó los hombros y relajó su expresión.

—Diosa del Fuego Hestia —justo después de que lo gritase, salió un aura azul que se convirtió en la imagen de una diosa griega.

Sin duda alguna, eso era un espíritu guerrero.

Pensé que tal vez todos en su familia estaban relacionados con el fuego ya que las supertécnicas de su hermano eran de ese elemento. Aunque ella nunca había usado una que no fuera de él. ¿Cómo serían las suyas?

Lanzó el balón hacia arriba, cogiendo una gran altura, y justo fue ella detrás. Cuando llegó a cierta altura, chutó el balón. No usó ninguna supertécnica, con la fuerza de su espíritu guerrero le bastó.

Samguk miró el esférico con detención, y se preparó para usar su Parada Ardiente. Antes de que ninguno lo esperásemos, el tiro se convirtió en gol. La velocidad que cogió fue mayor que la de muchos tiros de imperiales que había visto.

Definitivamente algo tenía que esconder.

Es prácticamente imposible que haya salido de la nada y juegue tan bien, por mucho que su hermano sea Axel Blaze. Se le habría conocido mucho antes. También ella en sí me causaba mucha curiosidad y eso que nadie lo hacía.

—Ha sido impresionante —todos estábamos con la boca abierta.

—Arion tiene razón —dijo el capitán —. ¿Por qué no lo habías usado antes? —preguntó una vez ya se habían acercado al banquillo.

Se encogió de hombros, sin saber muy bien qué responder. Era absurdo que alguien escondiera su poder.

—No lo vi necesario. Además de que no jugué el último partido.

—Pero contra los Empollones. Podíamos haber ganado —lo que decía Jp tenía mucho sentido, ¿por qué desperdiciar el poder ganar un partido?

—Era un amistoso. Esa victoria no habría servido de mucho, prefería convencer al equipo de que no hicieran caso al Sector V. A veces las victorias no son solo por el marcador.

...

Fui a ver a mi hermano. Caminaba por el pasillo del hospital hasta llegar a la habitación donde estaba Vlad. Entré al cuarto y vi que estaba mirando por la ventana que daba al patio del hospital.

—Vlad —le saludé.

—Hola Víctor.

Bajamos al jardín que había estado mirando antes. Él estaba sentado en su silla de ruedas mientras que yo estaba a su lado pero en el césped.

—¿Cómo estás? —quería saberlo, de verdad que me preocupaba por él. Tal vez la única persona por la que lo hacía.

—La verdad es que hoy estoy bastante bien. No me duele nada —ojalá fuera cierto.

—Ya...—me costaba creer que fuera verdad.

De pronto una pelota fue a parar a las piernas de Vlad. Le pidieron que por favor se la devolviera. Observé como intentaba mover sus piernas para pasársela, sin embargo, fue inútil. No consiguió moverlas ni un centímetro. Se le veía algo frustrado por ello. Terminó cogiéndola con la mano y lanzándosela.

Yo aparté la mirada, me dolía verle así, y todo fue por mi culpa. Si no me hubiera subido a ese dichoso árbol nada de esto habría pasado y Vlad podría jugar al fútbol como siempre quiso.

Podríamos jugar juntos... Él podría cumplir su sueño.

—Me alegra que estés viniendo a verme todos los días, pero, sigues yendo a los entrenamientos, ¿no? —no quería decirle la verdad. No quería que supiera que estaba a favor del fútbol regulado y que era por él. Me mataría si lo supiera.

—Sí —dije sin mirarle a los ojos, no habría sido capaz de mentirle sino.

—¿Seguro que lo haces? —me dolía engañarle.

—No te preocupes —me gustaría que a veces dejara de hacerlo, sería mucho más fácil ocultarle la verdad.

—Vale —hizo una breve pausa —. ¿Recuerdas nosotros a esa edad?—supe que se refería a los niños de la pelota de antes—. Nos pasábamos todo el día jugando al fútbol.

Se me vinieron todos los recuerdos a la mente. Especialmente ese día en el que Vlad dejó de caminar.

Estábamos en un parque jugando al fútbol. Ambos imitábamos al gran Axel Blaze. Él procuraba hacer el Tornado de Fuego y yo intentaba hacer el Torbellino de Fuego. Y sin querer, colé el balón en lo alto de un árbol. Me subí a por él, ignorando a Vlad decirme que era peligroso y que no lo hiciera. Cuando logré agarrar el balón, caí encima de mi hermano, dejándolo paralítico.


Su Sonrisa [Víctor Blade]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora