capítulo 7 | celos

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— ¡Cam! – gritó Kylie, señalando un estante donde había cantidad de peluches

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— ¡Cam! – gritó Kylie, señalando un estante donde había cantidad de peluches. — ¡Mira!

Cameron parecía confuso, sin saber a lo que se estaba refiriendo la rubia. — ¿Dónde?

Kylie agarró la muñeca de Cameron con firmeza, dirigiéndose a la cancha de baloncesto donde estaban todos los premios. Este simple toque hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del de cabello rizado, al que cualquier contacto con Kylie le ponía la piel de gallina.

— ¡Es un pulpo! – indicó Kylie, recalcando lo evidente. Cameron miró el estante, fijando su mirada en un pequeño peluche morado con forma de pulpo.

Recordaba que en alguna conversación Kylie le había dicho que era su animal favorito, así que en un momento de valentía, el chico se ofreció a jugar por él. — ¿Quieres que intente ganarlo?

Una propuesta estúpida. No sólo no conseguiría el pulpo para Kylie -debido a sus malísimas habilidades para el baloncesto- sino que se dejaría en evidencia en frente de la rubia.

— ¡Sí! – exclamó Kylie, sonriendo. No lo admitiría nunca en voz alta, pero le gustaba que los chicos se esforzaran por ella, aunque fuera mediante esas estupideces.

— Ok... – susurró Cameron, ideando un plan para que toda esta situación resultara lo mejor posible, y no una desgracia. El chico agarró un balón, moviéndolo sobre sus manos con nerviosismo. Nunca había hecho esto antes.

Kylie aplaudió con emoción, dándole todo el apoyo posible a Cameron. Este la miró, cerró los ojos intentando concentrarse, fijó su vista en la red, y lanzó.

¡Y encestó!

— ¡Yei! – celebró Kylie, sin poder dejar de aplaudir. Era consciente de que su amigo era pésimo en la mayoría de deportes, y esto era un gran logro para él. 

Cameron miró sus propias manos, aún sin creerse lo que había hecho. Acto seguido, miró a la rubia. No sabía cuánto poder tenía el hecho de querer darle todo lo que quisiera a Kylie hasta ese preciso momento.

Se sentía como el mayor ganador del mundo, solo porque la tenía a su lado y había conseguido algo para ella. Sin embargo, las palabras de Kylie hicieron que su expresión confiada se desvaneciera en cuestión de segundos. — Quedan dos más.

— Mierda – susurró Cameron, haciendo reír a Kylie. El chico dejó atrás su negatividad. Si lo había hecho una vez, podía hacerlo otra. — Vamos a intentarlo de nuevo.

Pero no, su suerte era limitada.

Kylie miró el segundo balón de baloncesto, que por poco le da a un niño pequeño en la cabeza. La chica intentó contener su risa, sin muy buenos resultados. — Otra vez será.

Cameron intentó no parecer demasiado derrotado. Aún habiendo asumido que perdería, él de verdad quería ganar aquel peluche para Kylie. No encontraba una explicación racional, simplemente quería demostrarle que podía darle todo lo que quisiera.

UMAMI ; the summer I turned pretty (cam cameron | steven conklin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora