Cousins Beach siempre ha sido un lugar especial para Kylie.
El lugar donde pasó los primeros años de su vida. Dónde creció. Donde se formó como persona. Donde experimentó por primera vez lo que era la amistad, así como el amor.
El lugar en donde g...
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— ¿Todo listo? – preguntó Kylie, corroborando por decimosexta vez que llevaban en el maletero todo lo necesario para el viaje.
— Ky, son tres horas. – aportó Steven, que pensaba que tampoco pasaba nada si se dejaban algún objeto irrelevante. Nada era tan importante. — No hay nada que necesitemos tan esencial.
Ignorando los intentos del joven por tranquilizarla, Kylie comenzó a revolver su carpeta con ansias, intentando encontrar aquella cosa indispensable. — ¿Y mi guión?
— ¿Cómo? – preguntó Steven confundido al ver lo inquieta que parecía la chica en ese preciso momento.
— ¡Mi guión! – exclamó la rubia, intentando encontrar esas dos páginas con su vida. No podía perderlo. — Para la audición. Mi guión. De la dama negra.
La noche anterior Kylie había permanecido despierta más de ocho horas practicando la que consideraba la escena definitiva.
Por supuesto, tuvo que pensar muy bien que es lo que quería interpretar, y más allá, trasmitir sobre ella y sus capacidades.
Había pensado en la escena de audición de Mía en La La Land, que fue la que le otorgó el Óscar finalmente. También se le pasó por la cabeza la escena de Anita en West Side Story tras la muerte de su gran amor: Bernardo. Incluso se planteó la posibilidad de rescatar su actuación como Amy y considerar como opción su monólogo para Laurie en la versión de Mujercitas de 2019.
Pero todas esas eran opciones extremadamente vistas.
Entonces, y de forma inesperada, aceptó la propuesta de interpretar el poco conocido monólogo de Elena en "La Dama de Negro”.
Un monólogo libre a la interpretación del propio actor. Podía ser todo lo que él actor quisiera que fuese.
En principio, el extracto de guión contaba la historia de Elena, una policía que junto a su compañero, investigaba a la reciente asesina presente de la ciudad. Sin embargo, cuando su compañero comienza a sospechar de la propia Elena, las cosas se ponen difíciles para ella, y sólo puede recurrir a un método: la amenaza.
Sin embargo, y aunque la historia ya fuera muy potente por sí sola, Kylie lo había hecho especial.
Le había dado ese toque que le permitía mostrar todo lo que tenía por ofrecer.
Y es por eso que aunque se supiera el monólogo palabra por palabra, se hubiera estudiado la respiraciones entre frases, o incluso los pequeños gestos repetidos que debía hacer mientras hablaba; necesitaba ese guión. Aunque fuera para seguridad.
— Aquí está. – anunció Cameron, tendiéndole el folder con varias anotaciones personales.
— Cam, te juro que... – Kylie se detuvo antes de continuar. Porque quizás decir en ese momento: "te juro que sería capaz de besarte", no era lo más apropiado, por más que fuera una broma. — Gracias.
