capítulo 33 | conversaciones de carretera pt.ii

132 15 14
                                    

— ¡Agarra! – avisó Kylie, segundos antes de lanzarle un bocadillo de crema de cacahuete a Cameron, que logró atraparlo con facilidad.

— ¿Para mí no hay? – se quejó Steven, mirando por el retrovisor la bolsa de plástico con exceso de comida que la rubia había traído en caso de un apocalipsis zombie.

— Vas conduciendo. – mencionó Kylie con obviedad. Desde pequeña le habían enseñado que no podía hacer nada que pudiera distraer al conductor de la carretera, porque era muy peligroso y podían acabar muertos.

— ¿Y? – preguntó Steven, como si no tener las manos disponibles para comer no fuera un problema.

— Que a menos que te dé de comer cómo si fueras un bebé no hay manera de seguir el camino y que te alimentes al mismo tiempo. – razonó Kylie, cerrando los ojos. Steven esbozó una sonrisa traviesa desde su asiento, que la rubia captó a la perfección. — ¿Quieres eso?

Por supuesto que se trataba de una broma, ni Kylie ni Steven eran tontos, pero a alguien en particular no le agradaba mucho todo este tonteo "inocente".

— En 5 kilómetros hay una gasolinera, podemos parar y comer. – interrumpió Cameron, señalando el cartel a su derecha.

— Me parece un buen plan. – accedió Steven, desviándose por el carril izquierdo en dirección a esa gasolinera potencial y sospechosamente peligrosa.

— Cam. – lo llamó Kylie, inclinándose desde el asiento trasero para acercarse al rostro de su amigo.

— ¿Ajá? – murmuró Cameron, rebosando nerviosismo debido al repentino acercamiento.

— ¿Por casualidad tú no habrías ido a clases de natación con cuatro años? – preguntó la rubia, recordando el clip del vídeo de Sussanah. Desde entonces no había dejado de pensar en la posibilidad de que Cameron y su madre hubieran coincidido en el mismo espacio-tiempo.

— ¿Cómo-? – cuestionó Cameron, sin entender cómo Kylie podría saber algo como aquello. Muchos niños cursaban natación, pero viniendo de la rubia, no se podría tratar de una simple adivinanza. — Sí. ¿Pero cómo lo sabes?

— Lo sabía. – susurró Kylie, celebrando que acababa de confirmar sus sospechas. — Mi madre era instructora de natación de niños de 3 a 6 años los veranos que estábamos en Cousins. En el club de campo.

Los ojos de Cameron se abrieron con impresión. No quería hacerse falsas ilusiones, pero si sus sospechas eran ciertas, esto era algo bastante importante.

— Igual no creo que hayamos coincidido. Había varios turnos, yo iba por la mañana. – se excusó Cameron, sin querer aumentar las esperanzas de Kylie.

— Sussanah grabó un vídeo para mí recopilando momentos de mi tiempo en Cousins. – explicó Kylie, y aún enfocado en la carretera, Steven comenzó a prestar atención a la conversación, invadido por la curiosidad. — Laurel me lo dio ayer. En una de las escenas era el día de lleva tu hija al trabajo, y yo estaba con mi madre. La verdad es que lo único que hacía era molestar a los niños que daban clase.

— Me lo puedo creer. – se burló Steven, que era consciente de lo insistente e irritante que Kylie pequeña podía llegar a resultar. Lo había vivido en primera persona.

— A veces me deslumbras con tu humor. – contraatacó Kylie, deteniendo un segundo su narración para devolverle el chiste a Steven. — De todas formas. Cómo nadie más me hacía caso, me acerqué a un niño que no quería meterse al agua porque tenía miedo. Y Belly, Taylor, Skye y yo coincidimos en que el niño era igual a ti.

Escuchando esto último, a Cameron se le alteró el ritmo usual de respiración.

Se acordaba. Por supuesto que se acordaba.

UMAMI ; the summer I turned pretty (cam cameron | steven conklin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora