Cousins Beach siempre ha sido un lugar especial para Kylie.
El lugar donde pasó los primeros años de su vida. Dónde creció. Donde se formó como persona. Donde experimentó por primera vez lo que era la amistad, así como el amor.
El lugar en donde g...
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- ¡Papá! - exclamó un tanto agobiada Kylie, una vez su padre le cogió el teléfno tras muchos intentos. Le preocupaba mucho haber asustado a su padre.
- Kylie - habló su padre, con un claro tono horrorizado. No quería ser tan sobreprotector cómo para arruinarle la diversión a su hija, pero para este punto -las diez de la noche- había comenzado a preocuparse seriamente. - ¿Dónde estás? Te fuiste con los Fisher y no te he vuelto a ver.
- De verdad, lo siento muchísimo - se disculpó la rubia en primer lugar. Sabía que había sido una tremenda irresponsabilidad d su parte no actualizar a su padre sobre su paradero. - Voy a pasar la noche con los Fisher, los Conklin y Cameron.
Se hizo un silencio sepulcral tras la otra línea de teléfono, lo que para Kylie no era demasiado buena señal. Sabía que gran parte era su culpa. Su padre le hubiera dejado pasar la noche de inmediato si le hubiera avisado antes, pero ahora no estaba tan segura.
Sin embargo, tras un suspiro por parte de su padre, pudo tranquilizarse. El hombre soltó una risa suave. - ¿Cameron y Conklin?
El hombre sabía demasiadas cosas.
Hasta ahora Kylie estaba muy asustada por la reacción de su padre, pero nada más escuchar su comentario bromista se sintió una idiota por estresarse, conociendo a su padre. - ¡Papá!
- Es broma - se defendió el mayor. Le divertía mucho molestar a su hija, porque era de los pocos momentos dónde ambos podían reír.
- Siento no haberte dicho nada antes. - se disculpó Kylie, que genuinamente se sentía mal por haberle hecho pasar un mal rato a su padre. Lo que menos quería era dañar de alguna forma a la persona que más quería en este universo.
- No pasa nada - la tranquilizó su padre. Mentiría si dijera que no había tenido un poco de ansiedad pensando en el paradero desconocido de su hija, pero no quería añadirle más presión de toda la que ya tenía con la mudanza. - La próxima ponte un recordatorio o algo. No por nada, sino para evitar todo este susto.
Kylie suspiró reconfortada, satisfecha de saber que todo estaba bien. Sin embargo, aún había un asunto no resuelto. - Entonces...
- Puedes pasar la noche fuera - accedió su padre con pesadez en la voz, sabiendo a la perfección las intenciones de su hija.
- ¡Gracias, gracias, gracias! - exclamó Kylie con emoción. La chica tenía muchas ganas de volver a conectar de alguna forma con sus antiguos amigos, y que su padre accediera a ello le alegraba mucho. - ¡Te quiero!
- Qué mentirosa - intervino su padre, fingiendo dolor por ser amado sólo por conveniencia.
- Puede ser, pero en eso no - aseguró Kylie, con una sonrisa que podía iluminar todo el campo de golf. Y aún sin verla, su padre sabía a la perfección que estaba sonriendo, por esa pequeña onomatopeya que hacía la rubia en todas y cada una de las ocasiones qué sonreía.
