Capítulo 25: No me puedes olvidar...

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( Narrado  por Derek)

Cunado abro los ojos y la veo tumbada a mi lado no puedo evitar desear que el tiempo se detenga. Quiero ver esas tupidas pestañas color atardecer, esos carnosos labios de fresa, las pecas que dibujan patrones inconexos por sus mejillas y nariz, y esa melena amanecer que desperdigada por la almohada parece una enredadera ensangrentada de finísimas hebras naranjas.

Sin poderlo evitar, casi como un movimiento ya automatizado, muevo su flequillo hacia un lado, apartándolo de su níveo rostro. Escucho su respiración relajada y, de un suave movimiento, la acerco a mí poniendo su rostro en mi pecho, apoyando mi barbilla en su cabeza, esnifando el embriagador aroma de su cabello.

-No me quiero ir créeme, pero si no lo hago ahora, nunca seré capaz de volver- lo digo más para mí que para ella que, sé no está escuchando - Necesito volver a mirarme al espejo sin sentir vergüenza de en quien me he convertido.

Desde hace un tiempo sólo puedo recordar las palabras de Olive una y otra vez:

"Tú no me ocultas nada ¿Verdad?""No"

Eso fue lo que la dije, pero la verdad es que me guardo un secreto tan grande como el que ella me contó y me lo llevo callando mucho tiempo, demasiado y, aun así se que no puedo decírselo ni a ella ni a nadie . No quiero que sepa mi pasado, no quiero afrontar las consecuencias de lo que pasó.

Por eso no puede ir a este concierto, porque este concierto será en mi ciudad natal,  el lugar donde todas mis pesadillas tenían su principio, y donde deberían tener su final.

Salgo de la cama y termino de arrópala en ese capullo de sábanas y mantas enrrebujadas en las que se ha metido. Sonrío y me preparo para ducharme, necesito que una cascada de agua me sacuda la mente y me haga dejar de pensar en todo lo que intento evitar.

Antes de terminar el desayuno la pongo una nota, cojo las llaves del coche, el equipaje y con un último vistazo detrás de mí, bajo las escaleras hacia el coche.

"Por favor no vengas".

...

Llegué al destino unas tres horas después, dejé las maletas en el hostal de mala muerte y me cambié de ropa a algo más elegante, unos pantalones de tela negros, una camisa blanca, zapatos negros de charol y una gabardina negra

Decido caminar, necesito despejarme, dejo las llaves del coche, y solo cojo la cartera, el teléfono y las llaves de la habitación.

Procuro no pasear por la ciudad, demasiadas caras conocidas que prefiero olvidar, demasiados recuerdos dolorosos en cada esquina del entramado de calles que alguna vez formaron parte de mi callejero más familiar.

Camino perdido, evocando recuerdos lejanos de pasos que jamás debí haber dado, decisiones que nunca debí haber tomado cuando veo el letrero algo destartalado de una floristería cercana al cementerio.

-Buenos días

-Ah, buenos días joven –me recibe un señor mayor de aspecto desaliñado pero sonriente. Se recoloca las gafas mientras se peina con la palma de la mano la calvicie y, caminando hacia el mostrados vuelve a hablar - ¿En qué puedo servirle?

-Quería un ramo de flores-el señor sonríe.

-Me temo que ha de ser un poco más explícito joven ¿Qué flor quiere?

-Da igual cualquier flor vale

-O no joven, las flores tiene un lenguaje propio, cada una tiene un mensaje diferente ; la rosa roja es pasión, la orquídea es un amor puro, la margarita es la inocencia...-me ve con la mirada perdida, cabizbajo y se acerca a mí posando su mano en mi hombro- Entonces joven ¿Qué está buscando exactamente?

My green abyss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora