Capítulo 30: los fantasmas del pasado regresan

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- ¿Estás bien?

La canción ha parado, y siento como si todo a mi alrededor fuera ruido blanco, aún oigo el pitido en mis oídos, aún escucho una respiración agitada y  siento esos brazos a mi alrededor.

¿Quién es esta persona?

Con ambas manos me aparto de ese pecho extrañamente familiar y al alzar la mirada lo repaso mentalmente:

Zapatos negros. 

Pantalones chinos grises.

Abrigo mocca.

Blusa blanca y jersey azul marino.

Pero eso no puede ser...

-Eh ¿Estás bien?

 No puede ser...

-Kurt.

-Dios, estás tiritando, ven vamos a tomar algo para que entres en calor.

...

-Toma, un café latte- estamos en una cafetería nueva, o al menos eso creo. Las paredes son  de un tono marrón pastel y la decoración bohemia del lugar se basa en armarios y estanterías de madera de los que cuelgan enredaderas.

Aún sigo en shock, le veo balbucear, pero ni siquiera puedo mantener el contacto visual, trato de pensar en cómo he llegado aquí mientras desvío la mirada por la decoración del lugar, pero llega un momento en que las risas del resto me ahogan en el silencio ensordecedor que burbujea en mi interior

Y lo único que puedo escuchar es...

- ¿Por qué estoy aquí?- Kurt parece sorprendido, no sé si por la pregunta o por el hecho de que le esté hablando. De cualquier forma se recompone rápido y, con una sonrisa calculada de antemano, posa su café en la mesa.

-Estabas tiritando, por eso te he traído aquí, bueno...Eso y que casi te atropella un coche ¿En qué ibas pensando Olive?- suspira- Conociéndote seguro que ...

-No me conoces – le miro retándole a responderme, pero sólo baja la mirada.

Permanecemos en ese silencio incómodo durante un tiempo hasta que él vuelve a hablar.

-Sólo te he traído aquí porque estaba preocupado...Por tí. Pero ni siquiera tengo porqué estar aquí si no quieres, sólo pensé que lo mínimo que podía hacer era ayudarte a entrar en calor, pero si prefieres que me vaya ahora sólo dímelo y me voy.

Evidentemente se tiene que ir ... ¿No?

¿No?

-No necesito la ayuda de nadie Kurt, y menos la tuya- busco en el monedero por algo de calderilla pero no encuentro nada, soy jodidamente gafe. Cojo una servilleta y rebusco en el bolso por un bolígrafo, siempre suelo llevar uno. - Mañana ven a esta dirección y te pagaré el café.

Le tiendo la servilleta.

Me cuelgo el bolso y reajusto la bufanda mientras me levanto del asiento, y cuando comienzo a andar escucho un tenue "Perdón" que a estas alturas no me sabe a nada.

Salgo a la calle para ser bienvenida por un paisaje gélido. El viento mueve las copas de los árboles y se escuchan lo que parecen ser truenos de fondo.

¿Porqué le seguí a la cafetería?

No lo se.

Tal vez fuera por el shock del casi atropello, o por el simple shock de volver a verlo y que hiciera como si no hubiera pasado nada. No lo sé, pero, llegado este momento, tampoco me importa.

My green abyss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora