Capítulo 33: 20 de marzo del 2018

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La entrada del hospital está llena de personas moviéndose de un lado a otro, algunos por su propio pie y otros ayudado de sillas de ruedas, muletas, bastones e incluso camillas.

Me acerco a la oficina de administración, igual que la noche anterior y pregunto por:

-Kurt Meyer

-Un segundito que lo compruebe- tras teclear durante unos segundos en el ordenador la señora me devuelve la mirada- Está en R. E. A pero ya ha despertado, si está autorizada podrá entrar a visitarlo.

Tap, tap, tap...

Los sonidos de mis botas recorren los interminables pasillos del hospital, y junto al ruido de mi respiración es lo único que consigo oír.

Tap, tap, tap...

Inhalar...

Exhalar...

Y repetir otra vez.

Poco a poco los angostos y desolados pasillos del hospital me conducen a R. E. A y tras ponerme la bata, el gorro y las sandalias verdes cálidamente ofrecidas por la enfermera del puesto de recepción, me adentro en la habitación.

Piii, piii, piii, piii...

El ensordecedor murmullo de los electrocardiogramas me persigue por la sala, escuchando cada uno de mis pasos y acompasando mi respiración con un pitido intermitente.

-Está justo al final a la izquierda- me sorprende la sonrisa de otra de las enfermeras mientras, con el brazo extendido y un bolígrafo entre el índice y el pulgar, me señala la última camilla separada por una cortina de un blanco crudo que, junto al resto de decoración de la habitación, terminaba de culminar el puzzle de matices insulsos de la gama cromática.

Asiento e intento sonreír con una mueca forzada mientras comienzo a caminar en dirección a su cama.

Piii, tap, piiii, tap...

El tamborileante ritmo de mi corazón me recorre como un impulso eléctrico de pies a cabeza, y entonces le veo... Ahí, tumbado en una cama de hospital, con cuatro pantallas monitorizando sus constantes y una vía conectada a múltiples tubitos de plástico de diferentes colores. Me acerco más a él mientras me me paso la palma de la mano por los brazos, abrazándome a mí misma.

-Menos mal...- eso es lo único que puedo decir antes de que la mirada se me nuble. Sé que no debo de estar aquí, que seguramente Derek estará preocupado por mí y que a lo mejor no le hace mucha gracia que haya venido a ver a Kurt. Pero. por otra parte, espero que me comprenda, a él le hubiera gustado tener una oportunidad como esta con Hanna, y la vida me la está dando...No pienso desaprovechar la oportunidad de enmendar los errores que cometí en el pasado con mi hermano por lo que piensen otros.

Tiene la cabeza vendada, el brazo izquierdo escayolado y la pierna derecha en iguales condiciones, la única diferencia es que  su pierna está levitando sobre una especie de cabestrillo que la mantiene en el aire.

Ahora que ya he visto con mis propios ojos que está vivo, puedo esperar fuera a que lo suban a planta.

Justo cuando me estoy girando le escucho hablar...

-O... li...Oli- giro la cabeza para ver cómo intenta enfocarme entre las luces- ¿Eres tú...? ¿Realmente...? ¿Eres tú Olive? Pareces diferente.

Asiento.

-No hables, sigues estando muy débil- asiente y traga el nudo que parece aprisionarle la garganta.

- ¿Dónde estoy?

-En el hospital ¿No te acuerdas de lo que pasó? –  cabecea un no- Tuviste un...- tomo aire- Accidente de tráfico, no sé los detalles, pero llegaste bastante grave...

My green abyss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora