Capítulo 5 : ¡TÚ!

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-Pe-perdón – Me di la vuelta corriendo y tragué lo más rápido que pude el delicioso pastelillo ¡A PENAS PUDE SABORERALO!- ¿Qué deseas hoy?-Sonreí a pesar de que no tenía ganas, y de que en el fondo no pasaba de pensar en la posibilidad de tener un pedazo de chocolate pegado en algún diente.

-Creo que esta vez pediré algo que no tengas en mente comerte. A no ser que prefieras comerte todas las bandejas con comida-Sentí cómo se me hinchaba la vena del cuello. Le iba a meter un puñetazo y me iban a despedir, pero que gusto me daría ser despedida por romperle la nariz a este tío-Si es así dímelo, tranquila, lo comprendo.

-¿Perdón?- Intenté hilar la conversación que estábamos teniendo pero cuando más lo pensaba menos sentido tenía.

-Bueno, ya sabes, tu ...-Señaló mi pecho-Voluptuosidad, supongo que necesita calorías de las que alimentarse-Definitivamente le iba a partir la nariz.

¿¡SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS LE PASABA A ESTE CHICO!?

No, no, no respira, necesitas el trabajo no puedes ir repartiendo puñetazos así porque sí.

Aunque esto estaría más que justificado la verdad...

No, no, no. Cuanta hasta diez y guarda fuerzas para cuando te lo encuentres fuera del horario laboral.

-Aunque parezca increíble se me han quitado las ganas de comer...Entonces- suspiré- ¿Qué vas a tomar hoy?

-Supongo que lo mismo de la última vez.

-Claro, elige una mesa, yo te llevaré el pedido .

-Gracias.

Ví cómo se alejaba a una de las mesas y entonces maquiné como podría conseguir un veneno para metérselo en el café y reírme mientras agonizaba...

O eso querría haber hecho pero al final le preparé un café corto de café largo de leche y un pastel de Kiwi, no habíapodido encontrar veneno, pero el Kiwi tenía propiedades laxativas, me tendría que conformar con eso y rezar porque le diera un ataque de diarrea incontenible.

-Aquí tienes– Sonreí con una pizca de malicia y le dejé ambas cosas sobre la mesa, comencé a caminar en cuanto víque había probado una parte del pastelillo pero...

-Espera...-Me cogió de la muñeca y di la vuelta suavemente ¿Se habría dado cuenta de mi plan diabólico? -Este no el pastelillo de la otra vez- ¡Mierda, sabe mi plan y me va a poner una queja en el libro de reclamaciones! -Es Kiwi ¿Verdad?

¿No se había dado cuenta?

Asentí.

-Me encanta el Kiwi ¿Cómo sabías que me gustaría?

-Sólo lo sabía – Sonreí y volví a mi puesto de trabajo.

Genial, si tiene el estómago acostumbrado al Kiwi no hay ni una pequeña posibilidad de que se cague por las esquinas pero, pensemos en positivo, al menos conservaré mi trabajo.

Me puse a limpiar el mostrador y hacer la caja, total quedaban 5 minutos y el único cliente que tendría sería a... ¿Cómo se llamaba? ...Genial ... Ni siquiera sé su nombre.

- ¿Cuánto es? -Cando me giré ahí estaba él y no sé explicar por qué pero con la luz del atardecer de fondo parecía el príncipe malvado de un cuento de Disney. Con ese aire de misterio alrededor, su pelo alborotado y a la vez extrañamente ordenado, esos ojos verdes que parecían tener luz propia y ese maldito piercing del labio que me iba a volver loca. -¿Admirando las vistas?

My green abyss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora