Episodio 13: Promesas.

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Llegó el gran día del aniversario del bufete de abogados de Diana, como era de esperarse Valentina se veía radiante mientras usaba aquel vestido floreado de fondo negro y mangas largas, su cabello suelto y su rostro cubierto por un poco de maquillaje y varios brillitos que ayudaban a resaltar su mirada hermosa y profunda. Verla era perder la respiración al instante, así que Juliana no pudo escapar a sus encantos.

- Te ves muy hermosa, como un ángel – dijo cuando fue a recoger a Enzo para cuidarlo mientras ella cumplía con su compromiso – Vas a ser la más hermosa de la fiesta.

- Gracias – respondió un poco sonrojada.

- Que te diviertas mucho y pases una linda velada – desde aquella conversación, después de dormir juntas, las cosas se volvieron frías. Valentina le pidió espacio y ella decidió dárselo para no importunarla o terminar por alejarla.

- Seguro que sí, voy a buscar al pequeño – la vio salir de la sala hacia la habitación de Enzo y suspiró, la verdad es que moría de celos porque sabía que esa noche era perfecta para que la abogada sacara ventaja en su afán de volver con su Val. Si fuera por ella no la dejaría ir, le pidiera que se quedara y disfrutaran de una película junto a su bebé, pero no tenía derecho de hacerlo. Así que le tocaba lidiar con las agruras en el estomago mientras imaginaba lo que ocurriría esa noche.

- ¡Mami! – el grito de su pequeño la sacó de sus pensamientos.

- ¿Listo para nuestra noche de diversión? – preguntó sonriente.

- ¡Sí! – hicieron su característico saludo y chocaron las pompas haciendo reír a Valentina.

- Esa parte del saludo es nueva, ¿De donde salió? – preguntó.

- Es lo que está de moda, mami – aclaró Enzo – Así lo hacemos con loa chicos del equipo de fútbol.

- Eso, estamos a la moda – apoyó la morena orgullosa y sonriente. La verdad es que disfrutaba mucho de tener ese tipo de juego con él, le permitía afianzar ese vinculo madre e hijo que en algún punto estuvo a punto de perderse.

- Se portan bien, por favor, no quiero nada raro cuando vuelva – les advirtió con el índice.

- Tranquila, no haremos locuras, iremos por una pizza aquí cerca, luego patinaremos un ratito y después volvemos para ver una película – respondió la morena - ¿Cierto, campeón?

- Cierto, mamá y yo siempre nos portamos muy bien – afirmó el pequeño.

- No te preocupes por nosotros, la pasaremos muy bien, y prometo llamarte si pasa cualquier cosa – dijo Juliana – Ten una linda noche.

- Diviértanse mucho – les dijo mientras salían de casa.

La castaña fue recogida por la abogada unos quince minutos después y, como era de esperarse, no escatimó en elogios hacia ella y su belleza.

- Te ves hermosa, pareces de otro planeta – comentó entregándole un ramo de flores y una bolsa de regalo.

- Muchas gracias, Diana, también te ves radiante – respondió - ¿Y esto? – dijo en referencia al regalo.

- Es para ti, quiero que lo lleves esta noche – al abrirlo eran un par de pendientes precioso, unas esmeraldas para ser exactos.

- Están hermosos, pero no puedo aceptarlo Diana – respondió buscando sus ojos.

- ¿Por qué no Val? – sus ojos denostaron tristeza – Es un regalo con mucho cariño.

- Diana estamos dándonos un tiempo, no es correcto que acepte este tipo de obsequios – explicó con calma.

Olvídame TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora