Episodio 24: Los carteles.

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- El pequeño se ha dormido – anunció sonriente Juliana volviendo a la cocina.

- ¡Por fin! – respondió la ojiazul secando sus manos pues había terminado de lavar los platos de la cena - No sé de dónde saca tanta energía, no se detiene ni un instante.

- Estaba muy emocionado con la noticia de nuestro noviazgo, creo que eso le renovó las energías más de la cuenta - dijo la morena – Oye amor – la abrazó por la cintura y ella le enredó los brazos al cuello - no hemos hablado del tema, y sé que quieres llevar las cosas con calma, pero quiero quedarme aquí contigo – ella sonrió – es que quiero dormir abrazada a ti, echo mucho de menos tu calorcito y el olor de tu pelo...

- ¿Solo eso? – entrecerró sus ojos a modo de broma y besó su nariz.

- También extraño y amo los mañaneros, pero no era romántico decirlo en ese momento Val – la más alta se carcajeó.

- Eres una tonta, pero te amo – respondió y se besaron despacio, disfrutando el momento – Me parece bien que volvamos a dormir juntas, después de todo no tiene sentido no hacerlo, 'cuando te hablaba de ir con calma me refería a ir descubriendo poco a poco nuestras nuevas versiones. No somos las mismas que se casaron hace años, entonces debemos agotar ese proceso de enamorarnos nuevamente.

- Val yo estoy enamorada de todo lo que tenga que ver contigo, antes o ahora, pero entiendo lo que dices y me parece muy bien – comentó – Iremos al ritmo que te sientas cómoda, el día que quieras me quedo acá y cuando no pues me voy a mi casa.

- Me encantas – confesó sin poder resistirse, su mujer era preciosa y tener su rostro a pocos centímetros del suyo le seguía nublando la razón. Dejó un beso en cada uno de sus parpados – Mi corazón está muy feliz de tener a su Juls de vuelta y mi alma se siente en paz.

- Eres el premio más hermoso que me dio la vida, ¿sabías? – ella sonrió – Soñé tanto con este momento, con volver a tenerte así entre mis brazos y que te quisieras quedar ahí, que me parece increíble. Te amo, princesa – se besaron por varios minutos y luego se prepararon para dormir o al menos esa era la intención, pero las ganas fueron mayores a su voluntad de descansar. Así que terminaron haciendo el amor varias veces antes de caer rendidas en los brazos de Morfeo.

Por la mañana la primera en despertar fue Juliana quien se dirigió a la cocina para hacer el desayuno y ayudar a su pequeño a alistarse para el colegio. Valentina tomó una ducha rápida y se unió a ella después de pasar por la habitación de Enzo para verificar que estaba despierto.

- Buenos días, amor – dijo la ojiazul.

- Buenos días, mi vida – respondió y le entregó una taza de café - ¿Cómo dormiste?

- Bien, ¿y tú? – le dio un beso en la mejilla – Está delicioso el café, gracias – comentó tras probarlo.

- Como un bebé, me siento nueva – le guiñó un ojo de manera sugerente – También hay tostadas con mermelada y fruta ¿quieres un poco?

- Me encantaría, pero tengo el estómago cerrado. Demasiado estrés, si como algo seguro lo voy a vomitar – respondió.

- Yo te puedo ayudar con eso – se acercó para abrazarla por la cintura y ella entendió por dónde venía la cosa – Me regalas quince minutos y te dejo como nueva – dijo con voz seductora y empezó a besar su cuello.

- Mmm, me encantaría... - habló con voz entrecortada pues Juliana seguía besándola – pero debo ir a trabajar, tengo dos entrevistas con un par de pesos pesados del partido demócrata y quiero llegar un poco antes para asegurarme de que todo esté listo – la morena besó sus labios y ella le hizo espacio en su boca para unir sus lenguas y pasar de un contacto inofensivo a uno lleno de deseo.

Olvídame TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora