El gran día de Juliana había llegado, esa noche daba apertura a su exposición llamada "Eterna", todo estaba cuidadosa y elegantemente preparado en la galería para recibir a coleccionistas y a la clase más alta de New York dispuesta a pagar sumas exorbitantes por adquirir alguna de sus fotografías. La joven se sentía emocionada e inevitablemente nerviosa, no era la primera vez pues había expuesto su trabajo en muchas ocasiones, sin embargo, presentar su arte al escrutinio de los expertos siempre generaba una dosis justa de miedo y ansiedad.
Lo primero que recibió aquella mañana fue un ramo hermoso de flores de su exesposa, la tarjeta decía:
"Flores para el alma y un abrazo para el corazón... Mucha suerte esta noche, aunque no la necesitas, eres la mejor y lo sabemos todos.
Te quiere, Val"
La morena suspiró profundamente, el tiempo pasaba y Valentina se hacía más y más especial. Esa luz que la había enamorado permanecía allí brillante, incluso más que antes, su ternura, la dulzura de sus palabras, la bondad de sus gestos. La amaba tanto que ni ella misma entendía cómo es que pudo mantenerse en pie sin ella, sin su amuleto de la buena suerte, a su lado. Se puso a pensar en qué pasaría si la ojiazul supiera la verdad del por qué se alejó y pidió el divorcio, seguramente le reclamaría y jamás le perdonaría todo lo ocurrido. Se miró al espejo y sacudió la cabeza para espantar los malos pensamientos, no era tiempo de ir al pasado, debía enfocarse en el presente y el futuro que le aguardaba.
Prefirió pensar en otra cosa. Sonrió ante el recuerdo de su castaña entregada a ella y sus caricias, fue como si el tiempo no hubiera pasado, las imágenes mentales le hacían temblar las partes bajas y el eco de aquellos gemidos se sentían en su oído tan fuertes y claros que no pudo evitar la capa de sudor que se formó en su cuerpo a causa del calor que se extendió desde sus pies hasta sus mejillas.
- Tenemos que traerla de vuelta, no podemos vivir sin ella – se dijo – Nos espera un largo camino por recorrer, pero vale la pena, ella es nuestra luz, nuestro puerto seguro, la felicidad, lo que nos hace falta para completar la sonrisa.
En su oficina, la periodista se encontraba reunida con su madre viendo unos temas relacionados a los nuevos cambios de diseño y contenido que experimentaría la revista. Su cuerpo estaba allí, pero su mente divagaba entre los recuerdos de su noche apasionada con Juliana y los motivos por los cuales era mala idea asistir con Diana a la exposición.
- ¿Me vas a contar lo que te tiene así? - preguntó la señora Carvajal reconociendo en su hija intranquilidad y pesadumbre.
- Prométeme que no vas a juzgarme, por favor - pidió con la cabeza mirando al líquido marrón en su taza.
- Apostaría mi cabeza a qué esto tiene que ver con Juliana - la ojiazul asintió - ¿Qué pasó? - Valentina tomó aire y respondió.
- El día del cumpleaños de Juls, después del festejo con Enzo, nos quedamos tomando un poco de vino - de inmediato su madre supo por dónde venía la cosa - hablamos, bromeamos, reímos. Una cosa llevo a la otra, el alcohol, el pasado y estos malditos sentimientos que se niegan a morir - reunió valor y soltó - terminamos teniendo sexo toda la noche - la mayor abrió los ojos como platos, sorprendida con la situación. No por qué no intuyera que terminaría cediendo ante el regreso de Juliana sino porque le pareció muy rápido.
- ¿Tuvieron sexo o hicieron el amor? - preguntó y su hija la miró directamente a los ojos - Sabes que hay una gran diferencia, si me dices que es solo sexo podemos culpar al alcohol o a las hormonas, pero si hicieron el amor, entonces, todo cambia - esa declaración golpeó a la periodista con la fuerza de un tren a 400kmp. Desde lo sucedido se había negado a pensarlo a profundidad o decirlo en voz alta, pero era una realidad que debía aclarar para sí misma, si se trató de una cosa o la otra.
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Olvídame Tú
FanfictionJuliana es un alma libre, Valentina no tanto. La gran pregunta es, les alcanzará el amor para una segunda oportunidad?