Episodio 12: Verbo amar en pasado.

2.1K 348 64
                                    

- Angelito de mi guarda, vengo a pedirte un favor muy especial, porque sé que eres bueno y cumples los deseos de los niños que tienen un buen comportamiento – el pequeño Enzo tenía sus ojitos cerrados mientras hacía su petición antes de dormir, se había arrodillado frente a su cama, en casa de sus abuelitos – Cuando te pedí que mi mami Juliana regresara lo cumpliste, y ahora ella está bien cerquita de nosotros, me lleva al futbol y al parque, a comer helados y a hacer cosas divertidas, eso me hace muy feliz – hizo una pausa – Yo también quiero ver a mi mami Valentina feliz, por eso te pido que hagas que ellas vuelvan a estar juntas... ellas se quieren mucho, lo puedo ver en sus ojos, y cuando estamos los tres la vida es más bonita y siento como una alegría aquí en el pecho - suspiró – Quiero que seamos una familia, ahora que mami no volverá a irse, y que me den otro hermanito para jugar. Si me cumples esta petición, prometo que me portaré bien toda la vida, haré mis oraciones todas las noches, tomaré todas mis vitaminas y comeré todas mis verduras sin chistar – la señora Carvajal lo observaba con ternura y cierta tristeza. Con el divorcio él fue el más afectado, sin embargo, seguía manteniendo esa inocencia propia de los niños que piensan que con portarse bien todo se resolverá.

La realidad es que las cosas entre la morena y la ojiazul eran mucho más complejas, pasaron de una hermosa historia de amor a un deterioro sistemático de todo lo que habían construido. De los besos tiernos y apasionados a las discusiones, de la paz de los sábados por la noche viendo películas a la ausencia constante de la fotógrafa en casa, del amor al dolor, del matrimonio perfecto al divorcio. Ese era un final que nadie vio venir, sobre todo, por el hecho de que ambas se amaban con locura y eso nunca estuvo en duda. Sin embargo, las cosas tomaron un giro inesperado y ahora estaban en ese punto en que una rogaba por una oportunidad y la otra se resistía por temor de volver a salir lastimada.

- ¿Listo para dormir, pequeño? – preguntó la abuelita sonriente cuando lo vio concluir su oración.

- Si, abue, ya terminé de hacer mis peticiones – sonrió y la señora Carvajal besó su frente con ternura y lo cubrió con la manta de superhéroe.

- Descansa, pequeño, nos vemos mañana. Te quiero mucho – dijo.

- También te quiero mucho, abuelita – cerró sus ojos y, casi de inmediato, empezó a soñar con lo hermoso que sería vivir con sus dos madres y volver a ser una familia.

Otra que soñaba lo mismo era Juliana, allí con su ojiazul envuelta entre sus brazos su alma volvía a estar en calma. Estaba embriagada por su olor y perdida en la emoción de escuchar los latidos del corazón de Valentina junto a los suyos. Intentó dormir en varias ocasiones, pero no dudo, así que se quedó quieta y empezó a imaginar despierta cómo sería su vida cuando tuviera una nueva oportunidad. Una nueva casa, otro bebé, un jardín enorme, paseos a la playa, viajes de vacaciones, mucho sexo.

Al amanecer, aprovechando la leve claridad que entraba por los cristales del ventanal, la morena contemplaba una y otra vez a la bella mujer que yacía a su lado, miraba su cuerpo desnudo y sonreía, Valentina era perfecta, en todos los sentidos, adoraba cada poro de su piel, el movimiento de su cuerpo al respirar pausadamente, sus gestos al dormir. Era un sueño tenerla allí, junto a ella, habiendo vivido una noche espectacular, de entrega, de reconocer sin palabras que se pertenecían, a pesar todo por cuanto habían pasado. Suspiró y dijo muy bajito, sin dejar de mimarla con la mirada:

- Te amo tanto, Val, y no sé qué hacer para quitarte ese miedo - reconoció - para que entiendas que eres la luz de mis ojos y que no existe nada más importante que tú. No quiero ir a ningún lado, me quiero quedar contigo y con nuestro principito. Llenarlos de aventuras y de todo este amor que no me cabe en el pecho - quitaba muy despacio los mechones de su cara - Prometo que pronto te voy a decir toda la verdad, así podremos volver a empezar, amor mío.

Olvídame TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora