Episodio 14: Si no es muy tarde...

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Juliana se dedicaba a su proyecto para la cadena de televisión, en su nuevo estudio en casa, editaba y colorizaba el material que había obtenido en Tailandia, dividía sus días entre pasar tiempo con Enzo y trabajar, así evitaba pensar en Valentina, al menos durante el día porque ya la noche era otro tema. La soñaba casi a diario, la pensaba toda la madrugada, quería cruzar el pasillo y besarla, decirle lo mucho que la amaba, pero se contenía. Poco a poco se adaptaba a su nueva vida sedentaria, hasta decidió pedir ayuda a su amigo Tony para comprar un coche, no sin antes hablar con su amor del alma.

- Pantera, solo quiero que sepas que siempre serás mi favorita. Si decidí comprar el coche nuevo es porque, si seguimos como vamos, Val es capaz de matarme en cualquier momento y entonces te quedarías huérfana – acarició su moto – No te tienes que preocupar por nada, los fines de semana serán exclusivamente para nosotras, lo prometo – dejó un beso sobre ella. La verdad es que parecía un poco tonto y exagerado, pero la conexión de la morena con su moto era increíble. Demasiadas aventuras y caminos recorridos juntas a lo largo de los años.

Esa mañana Enzo, Tony y ella fueron hasta un concesionario, vieron varios modelos y escucharon al amable vendedor que hablaba de las bondades de cada uno de ellos. Sin embargo, no eran capaces de decidirse por uno.

- Elegir un coche es más difícil de lo que creí – confesó la fotógrafa mientras los tres miraban alrededor del salón de exhibición de los modelos.

- Es que hay muchos, mamá. Es como cuando voy a la juguetería, no puedo elegir – respondió Enzo con cara de entender a lo que se refería su madre.

- Yo digo que elijamos el mismo de Val, ese nos gusta a todos, es muy seguro, confortable y permite transportar varios niños a la vez – la morena lo tenía claro.

- No seas tan básica, Juliana, tienes varios modelos. Solo debes elegir el que más te guste o la marca y modelo que consideres mejor – comentó Tony.

- Pues el de Val, ¿Qué no escuchaste? – el joven negó con la cabeza. Ella le mostró una foto al vendedor del coche de su exesposa – Es este, puede ser en otro color para que no tengamos problemas.

- No le haga caso, por favor – pidió su amigo - A Valentina no le hará ni puta gracia que compres su mismo coche, así que concentrémonos que no debe ser difícil comprar uno - Luego de un rato más, eligieron un modelo del año de la marca Mercedes Benz, pero no el mismo que Valentina. En realidad, era muy parecido.

La periodista también se enfocaba en lo laboral, tenía varios artículos importantes en los cuales trabajaba mientras se ocupaba de la redacción del diario digital. Las cosas en ese ámbito iban muy bien y el señor Carvajal no podía estar más orgulloso de su única hija.

- Es increíble lo que haces, no tienes una idea de cuánto admiro tu entrega al trabajo – confesó su padre que, desde hace unos años, se había retirado y dejó en sus manos la dirección de todo el grupo de telecomunicaciones.

- Gracias, papá – respondió con una sonrisa – Si lo hago tan bien es porque lo aprendí de ti, el mejor de todos los maestros.

- De mí no creo, tanto tu belleza como inteligencia provienen de tu madre – comentó sonriente - ¿Cómo está mi nieto? Hace unos días que no le veo.

- Casi que ni yo tampoco – respondió – Según me dijo que está trabajando en algo muy importante con su mamá y que debe poner todas sus energías ahí – ambos sonrieron – Así que a ver con que nos sale ese par en estos días – su padre pudo ver el brillo en los ojos de Valentina cuando habló de ellos dos.

- ¿Cómo lo llevas? Al hecho de que Juliana esté de vuelta en tu vida a tiempo completo me refiero – aclaró el mayor.

- Me estoy acostumbrando, papá – suspiró – Han sido cinco meses complicados desde que se mudó en frente, con Juls queriendo una segunda oportunidad, pero sin ser lo suficientemente clara, y con Diana en medio. No quiero que ella sufra por mi culpa, no se lo merece.

Olvídame TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora