Cap.27 El último adiós.

896 41 26
                                    

NARRA GAVI:

Un mundo de oscuridad, tenebroso y lúgubre, aquello podría ser considerado como mi mente. Aquel sentimiento de mirar a una pareja junta mientras paseaba y suplicar que cuando me tocaría a mi, o más bien ¿Cuándo aparecerías de vuelta? Me habían arrebatado aquello que amaba sin ningún precedente, pero, lo más doloroso de todo era verlo marchitar día a día a pesar de mi insistencia... Todo... en vano.

Han pasado dos meses y medio desde aquel incidente. Pedri, había quedado en coma y los doctores le dieron tan solo tres meses para que despertase. ¿Lo peor de la historia? Escuchar como su familia se ponía de acuerdo en desconectarlo si pasaban más de tres meses...

- Él lo querría así. - ¿Pero qué dices? Quizás luche y salga, pero un poco más tarde... - Parad de pelearos, soy su madre y estoy de acuerdo con tu padre, Fernando ¿Acaso querrías ver a Pedri en una cama tumbado durante toda su vida? ¿Serías capaz de verlo marchitarse día a día sabiendo que no podrá jugar nunca más?

- Prefiero ver eso antes que ver a mi hermano muerto en esta camilla tan solo porque a dos personas les haya salido de los huevos dejarlo así. - Dijo Fernando dejando la sala llorando mientras yo llegaba. Fernando ni me dirigió la mirada, ni su familia tampoco, acabé abandonando la sala bajo sollozos.

Tenía la esperanza de que él volvería, pero poco a poco entendía que no todo era positivismo en este mundo, la negatividad existía y no sabía cuanto era conocedor de aquello. Al llegar a España lo pasé fatal. Mis padres insistieron en ponerme ayuda psicológica, yo me negaba rotundamente. Dejé de comer, tenía insomnio, e incluso me duele reconocer que... tenía pensamientos en los que me imaginaba acabando con mi vida de distintas maneras.

Bajo mis lágrimas acompañado de un gran dolor frontal de cabeza, aparecían pensamientos intrusivos, imágenes donde yo rasgaba partes de mi cuerpo, me precipitaba a sitios de gran altura... terminaba con todo.

Recuerdo que me envalentoné a hacerlo. Cogí una cuchilla de afeitar y quité los pequeños huecos de seguridad para agarrar tan solo los finos aceros ¿Por qué mi mente me pediría que lo hiciese? ¿Acaso el dolor era justificado, es decir, este dolor acabaría con mi sufrimiento? Dolor... sufrimiento... sinónimos pero con más peso encima... En el baño con aquella cuchilla en mano  fui acercándola levemente hasta mis brazos. Comenzaba a sentir el frío acero penetrar las finas capas de mi piel lentamente... Mientras de él brotaban pequeñas gotas de sangre por ellos. No me sirvió de nada, o más bien me sirvió para que me diesen la lección de mi vida. Mi hermana entró por la puerta para preguntar cuanto me quedaba en el baño y vio todo aquello.

En silencio comenzó a observarme mientras veía como mis brazos derramaban ligeras gotas de aquel líquido rojizo. Se acercó rápidamente y abofeteó mi cara tirándome luego aquella cuchilla de la mano. Después de aquello no dijo nada, callada de nuevo comenzó a mirarme mientras yo comenzaba a llorar.

- Esto no arregla nada. Lo que estás haciendo no va a hacer que mágicamente Pedri despierte de aquello. Tienes que tener fe y dejarte de tonterías. Déjate ayudar, exteriorízate. - Me dijo Aurora bajo sollozos.

Recuerdo que al escuchar aquello me derrumbé sobre los brazos de mi hermana, la cual parecía no importarle manchar su ropa con mi sangre. Sinceramente la peor conclusión que saqué de mi vida. Pero bueno, es fácil aprender de los errores, solo que a veces los errores te marcaran para toda la vida.

Después de aquello me envalentoné, decidí ir a ver a Pedri al hospital al que lo habían trasladado. También hay que tener en cuenta el apoyo de mis compañeros de equipo, más bien Ferran y Ansu. Quienes diariamente me preguntaban por mi estado, e incluso a veces hacíamos visitas a Pedri todos juntos. Le contábamos anécdotas nuestras, momentos graciosos, alegres... Así fue al menos el primer mes.

Me iluminaste || Gavi x PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora