°•☆ ᴬ ᵐⁱ ᵐᵉʲᵒʳ ᵃᵐⁱᵍᵃ... ᵍʳᵃᶜⁱᵃˢ ☆•°

①⑦ 𝘌𝘭 𝘴𝘰𝘭 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨ó.

Ese día siempre lo llevaré conmigo, como una marca en el cuerpo, como si fuese un tatuaje.
Todo lo que me queda de vida agradeceré a Kai por ser mi escudo, protegiéndome de tanto dolor, ese día.

Ese dia..

Así quiero decirlo siempre, siempre… “Ese dia”, en donde Kai me cubrió con su cuerpo y tapó mis oídos, él también lloraba pero solo se encargó de mí. Luego de eso, no recuerdo nada, no sé si me mareé, o me desmayé, y caí dormida o capaz mi cerebro borró ese día de por vida porque no recuerdo qué ocurrió después..

Una semana pasó y yo seguía sin ingresar al cuarto de Hiyyih. Tampoco quería enterarme de cómo fue... qué es lo que realmente pasó.
No quería saber nada de nadie… ni de ella.

Pero ya no podía evitarlo.

Jamás imaginé encontrarme en un momento como este. Todas las personas a mi alrededor vestían de negro y depositaban flores sobre el altar donde yacia el ataúd con un cuadro blanco enmarcando la foto de Hiyyih en el centro.

Apreté mis labios y fruncí mi nariz. Esto no me agradaba, eran todas flores blancas y ninguna margarita.

Creo que eso podía hacer, aparte de pensar en lo que estaba ocurriendo, observar a todos los presentes llegando para saludar formalmente a la familia Huening.

Ni siquiera sabía cómo me encontraba y de no ser por Lea no me hubiera bañado como lo hice en toda la semana.

Estaba sentada en el suelo, a un costado del salón de la funeraria en donde estaba el ataúd, junto a Hyunjin y Kai.

Lea y papá Vernon recibían a los familiares que llegaban a dar su pésame y que luego se instalaban en los espacios de recepción. Mamá Jeongi estaba de rodillas frente al ataúd, con la mirada perdida, pelos sobresalientes de su peinado y sin nada de maquillaje. Bolsas pesadas bajo los ojos que demostraban su llanto imparante en todos los días desde que encontraron a Hiyyih.

Estábamos en el hospital, que nos brindaba las salas funerarias, habían demasiadas personas dentro del lugar que ocupamos. Afuera se encontraban los periodistas infumables, con sus cámaras y preguntas estúpidas.

Tuvimos que contratar varios hombres de seguridad y a un encargado que controlaba los ingresos.

Pasaron varias personas, como Danielle, Heeseung, Ni-ki, Yunjin, Jay, nuestra primera maestra MiMi, que ahora estaba embarazada, el señor que vivía en la garita, Zhie. La señora Song junto a su hijo, quien nos presentó a su pareja.

— Lamento mucho la pérdida de Bahiyyih. Era una persona tan especial. —  La señora Song se dirigió a Vernon y él, aún con lágrimas en los ojos, sonrió.

— No sabemos cómo seguiremos adelante sin ella, abuela. — era tan afectiva la relación que compartimos que ya nos considerábamos familia.

— La conocíamos desde hacía tanto tiempo... desde pequeña. Nunca imaginé que algo así sucedería. — dijo el señor Song, consolado por su pareja.

— Es tan difícil aceptar que se fue tan pronto y de esa manera. — Oí a Lea más firme que Vernon.

— A veces la vida es tan injusta. Si hay algo en lo que pueda ayudar, por favor, no duden en decírmelo o a mi familia. — dijo el hombre, mirando la foto de Hiyyih, desolado.

— Gracias, Song Dae Sun. Apreciamos su apoyo en estos momentos tan difíciles.

Luego de retirarse tuvimos la visita del profesor Taeyang y Taemin, la profesora Park de Serlim, el de seguridad, los auxiliares y demasiadas personas a las que veía pero jamás logré hablarles. Incluso vino mi papá Hoseok desde el campo para hacerme compañía, mi mamá también asistió pero no se quedó más de 30 minutos y se fué.