— Huevo, Hueningkai. — dije, alzando la voz, apoyándome sobre el carrito de compras para que él guiara. Kai se agachó frente a la góndola y sacó un maple de huevos blancos. — Ahora debemos ir por detergente y shampoo.
— No me gusta hacer las compras contigo. — El carrito se movió porque él lo jalaba. Yo disfrutaba el viaje con mis pies para arriba.
— Acordamos que traerías todo mientras yo llevaba el carrito.
— Pero estoy haciendo todo.
— Que buen hombre eres. — le saqué la lengua y antes de que me golpeara débilmente, corrí hacia la sección de jabón y suavizante de ropa. Tomé dos y comencé a olerlos, se lo extendí a Kai para que también los olfateara. — Lavanda y frutos rojos… ¿Cuál?
— Lavanda. — me dijo, pasando de largo hacia la sección de golosinas que te hacen mierda el estómago. — Doritos, cheetos, papas, chocolates…
— Ahora sé porqué te duele la cabeza casi todo el tiempo.
— Esto no tiene nada que ver con eso.
— No, pero mamá se enojara si ve que la cuenta de su tarjeta tiene gastos en 10 kilos de frituras.
— Las papas. — Me rogó, abultando los labios suplicantes, asentí y él las colocó en el carrito.
Luego de las compras, Kai y yo fuimos al Bar-Cafe de Wink, un lugar desierto, en donde pedí un capuchino caliente junto a unas donas y él pidió una cerveza fría con pizza. No evité poner una mueca asqueada ante eso, eran apenas las seis de la tarde y ya iba a beber, por suerte estaba yo para impedir que se sobreasara.
— Oh por dios. — Cerré los ojos angustiada cuando en la rocola empezó a sonar Talking To the Moon de Bruno Mars. Kai cerró los ojos excitado y se dejó llevar por la melodiosa canción. Solo faltaba un helado de chocomenta y Hueningkai fallecía aquí.
—¿Y cómo te va en HIBI? — me preguntó, comenzando a beber.
— Genial, ya no me pesan cada día, así que puedo permitirme estos lujos. — Mordí la dona de chocolate y ahora la que casi fallecía era yo. La realidad es que había bajado siete kilos en menos de dos semanas, siendo mi peso actual el de 45 kg.
Taehyun últimamente me obsequiaba galletas gigantes, chocolates dulces y fiambres que consumía con desesperación hasta que -según mi entrenadora-, me veía gorda, sobrepasaba el ideal de 46 kg, por lo que tuve que bajarlos si o si para no ser sancionada.— Que tortura. — Él dejó al lado de mis donas dos rebanadas de pizzas. — Odio tener que ver como solo tomas agua y tres cubos de hielos.
— Oppa, usted siempre me dió alfajores, de no ser por Beomgyu, que me los quitó, seguro no hubiera bajado nada.
— Ese… Hyung me las va a pagar.
— Después de eso, no tengo otra queja. En la empresa nos prohíben interactuar con los chicos, ¡ah! y con las chicas del grupo.
—¿Aún no te han dicho nada?
— No soy la única que espera respuestas. Hay seis más y siguen buscando, oi rumores de que planean disolver a las posibles integrantes ya que una tiene rumores de violencia escolar.
— Terrible, lo bueno es que tienes chances. — Asentí, atenta sin ser consiente en que ya me había acabado la comida y ahora robaba la de él. —¡Oh!… tengo tu regalo de cumpleaños. — Del bolsillo de su chaqueta beige sacó una hoja de cartón blanca y me la entregó. Era un boleto de avión para la Isla Jeju.
— Pero no es mi cumpleaños.
— Pero es para esa fecha. — No me expresé gratamente, me sentí mal y apartada. Creí que me querían en Seúl para otra ceremonia conmemorativa por Hiyyih ya que, fue el día de mi cumpleaños, la última vez que se la vio.
ESTÁS LEYENDO
°•☆ ᴬ ᵐⁱ ᵐᵉʲᵒʳ ᵃᵐⁱᵍᵃ... ᵍʳᵃᶜⁱᵃˢ ☆•°
Короткий рассказ▪︎ Hong Eun Chae siempre recordará el día en que conoció a Huening Bahiyyih porque desde ese momento formó parte de una bella y cálida familia.▪︎ ◇ Historia con capitulos cortos. ◇ Drama. ◇ Misterio. ◇ +18 ◇ No copias, ni adaptación.