°•☆ ᴬ ᵐⁱ ᵐᵉʲᵒʳ ᵃᵐⁱᵍᵃ... ᵍʳᵃᶜⁱᵃˢ ☆•°

③⑧ 𝘌𝘭 𝘧𝘢𝘯𝘵𝘢𝘴𝘮𝘢 𝘒𝘢𝘯𝘨.

Kai salió del hospital, cinco días después de navidad. El segundo día del año 2022 llegó, la familia organizó una ceremonia, visitando el cementerio por el primer año del fallecimiento de Hiyyih. Sabía que en la placa con su información estaba impreso el día 3 de enero del 2021 -día en que la encontraron-, y no el día en que realmente falleció, asfixiada bajo todas las bolsas de basura, debajo de un muelle poco concurrido. 
Yo no fuí, como siempre, aún no era capaz de visitar ese lugar ni por Kai y menos por mi psicóloga, me daba igual que dijera que sería un gran paso de superación… algo así jamás, jamás se olvidaría.
Ese día, por suerte, estuve junto a Hiyyih, disfrutando de una agradable película, Aladdin el live action. Llegó un momento en la tarde, echadas sobre mi cama, en donde ambas soltamos groserías hacia el cielo y el clima jodidamente frío.
Todo esto me ayudaba a sentirme un poco mejor e inconscientemente buscaba conseguir que ella olvidara que era el día, ese día y… creo que lo logré… lo logré.

El resto del mes y todo febrero volví a HanMinJok, para visitar a mi padre, quien ahora vivía junto a la señora Jisoo. Beomgyu fue de visita y trajo a Kai a mitad del mes, el chico apenas había conseguido tiempo para verme, porque aún en vacaciones seguía estudiando. Mi madre había viajado a Nueva Zelanda junto a su nueva pareja “millonaria”.
En marzo comenzaron las clases, mi último año en la escuela Serlim. Iba a egresar y cumplir 18 años, ya no sería una niña, sino una adulta funcional.

—¿Tongyeong o Busan? Pongámonos de acuerdo ahora, porque piden un anticipo del viaje.

— Presidente, ¿por qué no vamos a Australia? — preguntó Felix, desprolijo sobre su asiento y con rastros de saliva escurriendo por sus mejillas. Incluso siendo los primeros días de clase tenía su uniforme rasgado. Jay mantuvo la calma, apretando sus dientes.

— Porque es un viaje de verano, y en Australia se enfrían hasta tus huevos.

—¡Objeción!

— No estamos en un juicio, Felix. — dijo la profesora plantada en una esquina del salón, aún más aburrida que el resto de los alumnos.

— No me importa, yo no lo elegí como el presidente para que me falte el respeto… — Y la discusión comenzó, volviéndose cada vez más ruidosa. Pobre de Jay que hace más de una semana quería organizar el viaje pero siempre -por algún u otro motivo- algo interrumpía sus planes.

—¿Irás?— me preguntó mi compañero de mesa Ni-ki, mi rubio y grande amigo, bajo todo el ruido de la pelea en la que la voz de Yunjin sobresalió -defendiendo a su novio-.
A Ni-ki la primavera le sentaba tan bien, demasiado, ya no era aquel pequeño que cada mañana me regalaba una tímida sonrisa y volteaba a verme en las clases de matemática. Incluso me había sobrepasado en altura por más de dos cabezas.

— Ahorré cada centavo para ir. — le mostré mis manos, llenas de curitas. — Ayer me corté al arreglar la cafetera.

—¿Sigues trabajando en ese lugar? No digo que sea de mala muerte pero hay mucha clientela, ¡es imposible trabajar! Estoy agradecido con la amiga de Kai hyung, por darme el trabajo en invierno, pero apenas y podía dormir, en cambio tú… trabajas, estudias y vas a la agencia a entrenar, a veces también a la Academia Star, ¿no estás cansada?

— La verdad es que no, pero presiento que tendré más tiempo libre… Oí de una chica, que escuchó a nuestro instructor de danza hablando con un superior sobre mis faltas… si sigo faltando es posible que anulen mi contrato.

—¡Ve!— Me estampó de pronto mi mochila y me señaló la puerta del salón. —¡Tienes que ir! No puedo dejar que te anulen el contrato. ¡VE! — me ordenó.