③ 𝘔𝘪 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘢𝘮𝘪𝘨𝘢.

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— Espectacular.— la señorita Mimi se levantó de su asiento orgullosa y aplaudió al igual que nuestros compañeros. Bahiyyih y yo habíamos terminado nuestro número musical y tal parece que dejamos a todos impresionados. — La química mejoró, los pasos son fuertes y precisos, no se ven forzadas y las expresiones son de profesional. Están más que listas para presentarse. Entrenen duro y ojalá muestren esto y mucho más.

— Gracias señorita. — Ambas hicimos una reverencia y volvimos a sentarnos. Bahiyyih me levanto el pulgar y yo hice lo mismo. El día de la presentación era en menos de una semana y yo ya no estaba tan asustada como el comienzo porque la tenía a ella a mi lado. Realmente esperaba dar el mejor espectáculo.

El gran día había llegado.
Me desperté antes de que sonará la alarma y alisté mi bolso en el cual deposite una camisa blanca y calza negra, mi botella de agua y unas galletas de chispas de chocolate para compartir con Bahiyyih en la espera, el azúcar ayudaba con los nervios, o eso creía.

Papá salió de su recamara y besó mi cabeza, se sirvió una taza de café y se puso a leer el periódico. Yo ya estaba lista para irme, solo me faltaba colocarme mis zapatos, que estaban en la entrada.

—¿A dónde crees que vas? — me preguntó papá, doblando el diario.

— A DDC para la presentación de baile, el metro que pasa por el parque me lleva si hago combinación. — Dije obvia.

—¿Tú sola?

— Si. — El camino lo sabía de memoria y si llegaba a perderme tenía la guía de mano.

—¿Y tú mamá? — papá estaba enojado así que dejé caer mi bolso en el piso.

— Creo que, durmiendo.

—¡Ha Soo!— gritó tan fuerte que tape mis oídos, en menos de dos minutos mi mamá salió de la recamara, despeinada y en pijama.

—¿Qué mierda te pasa? Te dije que no me molestes para hacer tu desayuno, por algo tienes manos. — caminó arrastrando sus pies hasta la heladera de donde sacó una lata de energizante.

— Tu hija planea ir sola hasta el DDC .

—¿Y?

—¿Y? Tiene siete años y quiere ir a una presentación de baile.

— Y llevala. — Mamá cerró de una patada la heladera y se sentó en el sillón, yo miré el reloj. Tenía que irme ya mismo porque no llegaría a tomar el metro de las 8:00.

— Te recuerdo que fuiste tú la que le anotó a esas clases. Es tu deber llevarla.

— El auto no tiene gasolina. — se excusó desinteresada.

— Bien, entonces que no vaya y se olvide de ese estúpido sueño que quieres implementarle porque no pudiste lograrlo vos.

Mamá lo miró molesta y apretó la lata vacía en sus manos antes de arrojarla hacia mí papá. No logró darle, ni asustarlo pero ella se veía satisfecha.

— De acuerdo. Llevaré a mi hija a DDC. Pero te recuerdo algo, HoSeok, cuando ella llegue a ser famosa nos olvidaremos de ti.

— “Nos olvidaremos” me suena a multitud. — papá dijo sarcástico. Mamá tomó las llaves del auto y fue a cambiarse.

En el camino, con cada semáforo en rojo que se mostraba, ella terminaba de maquillarse y perfumarse. Note que se había colocado collares y pulseras pero no tenía el anillo de casada en el dedo.

— Iré a estacionar el auto, ve entrando con tus amiguitos. — Bajé del auto en cuanto ví a dos de mis compañeros ingresar junto a sus familias, le dejé la entrada a mamá y salí corriendo.

°•☆ ᴬ ᵐⁱ ᵐᵉʲᵒʳ ᵃᵐⁱᵍᵃ... ᵍʳᵃᶜⁱᵃˢ ☆•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora