libro independiente
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él era la noche.
ella era su pequeña luz de luna.
su inocencia lo resguardaba.
su fuerza la protegía.
por separado, eran fuertes,
pero juntos... juntos eran invencibles.
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historia original de -titalo
prohibida copia...
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«Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer»
-Plutarco.
─《♡》─
La rubia corrió hacia los brazos del ojiazul cuando este los extendió, esperando su abrazo. Se trepó por él, enredando sus piernas alrededor de su cintura y rodeando su cuello con sus brazos, besando su mejilla muchas veces. Él la sujetó por los muslos, sonriendo.
─Estás aquí, sí viniste para mi cumple. ─murmuró con lágrimas bajando por sus mejillas.
─Sí, mi amor, obvio que vine. ─besó su mejilla con delicadeza─. No llores, bebé. ─murmuró.
─Te extrañé mucho, Juggy, mucho, mucho, mucho. ─sollozó escondida en su cuello.
─Yo te extrañé muchísimo más, amorcito. ─dejó pequeños besos en su mejilla y su cuello─. Necesitaba tenerte conmigo, abrazarte.
Ella se separó de su cuello y ambos se miraron a los ojos. Lo tomó de las mejillas y unió, besándolo con ímpetu, como tanto anhelaban. No habían pasado mucho tiempo separados, pero, para ambos, se sintió como una eternidad.
Estaban tan acostumbrados al otro que incluso pocos días sin verse, se les hacía completamente difícil de sobrellevar. Esos dos meses habían sido una tortura, por más que se llamaban y escribían todos los días, estaban pendientes el uno del otro, nada era diferente, solo que ya no estaban juntos físicamente y eso lo complicaba todo.
Se separaron por falta de aire y sonrieron. No tardaron mucho en volver a unir sus labios, solo que en besos más cortos.
─Te amo muchísimo. ─murmuró él contra sus labios.
─Yo te amo más. ─sonrió con las mejillas rosadas.
La rubia bajó al suelo y se abrazó al pelinegro con fuerza.
─No pienso separarme de ti en estas dos semanas de vacaciones. ─murmuró─. Seré tu chicle.
─Yo amo el chicle. ─besó su cabeza.
─Ay, qué lindos. ─la pelirroja hizo un puchero al verlos.
─¿Ustedes ya sabían? ─les preguntó a sus amigos sin soltar al ojiazul.
─Obvio, reina, nosotros sabemos todo. ─el moreno le guiñó el ojo.
