LII: Negación

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«Negar las experiencias es poner una mentira en los labios de la propia vida

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«Negar las experiencias es poner una mentira en los labios de la propia vida.»

-Albert Espinosa. (Brújulas que buscan sonrisas perdidas)

─《♡》─

La rubia despertó en medio de la noche y frunció el ceño al sentir al pelinegro abrazado a su cintura con la cabeza colocada delicadamente sobre su abdomen.

Iba a removerse porque no sentía su pierna cuando lo oyó a hablar, pero no a ella, a su bebé.

─Ni siquiera puedo sentir que te mueves y sé que tu corazón aún no late, pero me gustaría que nazcas, ¿sabes? ─murmuró, acariciando suavemente los costados de su abdomen debajo de la blusa de su pijama─. Me gustaría conocerte. ─suspiró─ ¿Tendrás ojos azules como yo u ojos verdes como tu mami? ¿Cabello negro o rubio? ¿Serás nena o varón? ─preguntó.

»Me gusta imaginar que serías una niña que vendrá a mí y me dirá: Papá, ¿podemos jugar a las princesas? Tú serías mi princesa, serías mi pequeña bebé, te amaría muchísimo. También si fueras un varón, serías mi príncipe, te enseñaría a jugar fútbol, serías mi campeón, te amaría de igual forma. ─dejó un suave beso en el vientre de la rubia.

Esta tenía los ojos cristalizados. Él de verdad quería tener al bebé, pero ella no se sentía lo suficientemente lista. Estaba segura de que, sea niña o niño, amaría a su bebé si lo tenía, pero no es suficiente amar a un niño para tenerlo, se necesita estar preparado para criarlo.

El pelinegro soltó un suspiro y se levantó de la cama, caminando hacia el balcón que estaba en la habitación para tomar aire.

Miró las estrellas sobre el cielo oscuro, eran pasadas las tres de la madrugada y él no podía dormir, porque lo único que podía hacer era pensar en su bebé. Pensar en qué pasaría si lo tuvieran, pensar en cuánto le gustaría tenerlo, tomar su pequeña manito cuando dé sus primeros pasos, oír sus primeras palabras, oír sus primeras carcajadas, jugar con él o ella, cargarlo en brazos, darle su primera comida.

Mientras miraba las estrellas, no podía parar de pensar en que su bebé estaría entre ellas dentro de dos semanas.

Sin darse cuenta, las lágrimas ya se encontraban bajando por sus mejillas. Giró su cabeza para observar hacia adentro, a la habitación, viendo a la rubia acostada, quien parecía estar durmiendo por la oscuridad de la habitación, y reprimió todos sus pensamientos, llevándolos a lo más profundo de su mente junto con sus lágrimas, las cuales secó rápidamente.

Se asustó levemente cuando la vio moverse en la cama, así que se dio la vuelta para seguir observando el cielo nocturno. Ella se destapó y se levantó, yendo hacia él para abrazarlo por detrás.

little innocent | bughead #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora