libro independiente
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él era la noche.
ella era su pequeña luz de luna.
su inocencia lo resguardaba.
su fuerza la protegía.
por separado, eran fuertes,
pero juntos... juntos eran invencibles.
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historia original de -titalo
prohibida copia...
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«Cuando la voluntad es grande, las dificultades no lo son.»
-Nicolás Maquiavelo.
─《♡》─
La rubia tomó aire, intentando relajar su sistema nervioso. Miró al pelinegro, quien se encontraba totalmente anonadado y tenía el entrecejo fruncido.
─¿Qué significa esto? ¿Sí o no? ─preguntó ella en un murmullo.
─Hay dos positivas... es mayoría, eso es un ¿sí? ─vaciló él, su cerebro maquinaba a toda velocidad, intentando sacar una respuesta.
─No me sirve, necesito algo concreto. ─suspiró.
─Llamaré a un ginecólogo para asegurarnos. ─la rubia asintió y él salió del baño para ir hacia la sala a buscar su celular.
Ella, mientras tanto, observaba las pruebas sobre la mesa, intentando sacar un resultado y, quién sabe, por ahí si observaba las pruebas fijamente, mentalizándose una respuesta, podía sentir algo.
El pelinegro suspiró al marcar el número de un ginecólogo de una de las mejores clínicas privadas de la ciudad que atendía de lunes a lunes. Cuando atendieron, llevó su teléfono a su oreja.
─Hola, buenos días, se comunica con la clínica de salud de Stanford, ¿En qué puedo ayudarle? ─habló una voz femenina.
─Hola, quería solicitar un turno con un ginecólogo lo más pronto posible.
─¿Con algún doctor en específico? ─preguntó mientras se oía el sonido de las teclas de una computadora.
─Eh... no. ─respondió.
─Bien, tiene una cita para este lunes a las once de la mañana con la Doctora Vilmery Ajax. Si necesita cancelar dicha cita, deberá llamar como mínimo doce horas antes. ─indicó.
─Sí, gracias.
─Gracias a usted. Ante cualquier consulta, estamos a su disposición de seis a.m. a diez p.m. todos los días.
─Muchas gracias. ─cortó la llamada.
Soltó un suspiro y volvió al baño con la rubia, encontrándola con lágrimas bajando por sus ojos. Rápidamente se acercó a abrazarla, besando la parte de atrás de su cabeza.
─Tranquila, bebé, todo estará bien. ─murmuró, acariciando su cabello. Odiaba con todo su ser verla llorar─. Te amo, te amo muchísimo.
─Si estoy embarazada... ¿Qué haremos? ─preguntó, sollozando en su pecho.
─No nos adelantemos a los hechos. Si resulta que sí, lo pensaremos y listo decidiremos juntos. ─resaltó.
