libro independiente
༄࿐*⸙͎✰
él era la noche.
ella era su pequeña luz de luna.
su inocencia lo resguardaba.
su fuerza la protegía.
por separado, eran fuertes,
pero juntos... juntos eran invencibles.
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historia original de -titalo
prohibida copia...
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Feliz día (adelantado) a nuestra mamá fav💘🌷
—《♡》—
Betty Cooper
Cinco meses después del capítulo sesenta.
Sonreía mientras veía a Jughead jugar con Jaden, nuestro pequeño reía a carcajadas ante las muecas y leves roces que le hacía su papá. Me parecía divertido como, sin importar qué, ninguno despegaba la mirada del otro.
Hacia pocos días, habíamos podido ver el color de ojos de Jaden, el cual pasó de gris oscuro a azul. Así es, nuestro bebé de a penas siete meses tenía ojos azules y Jug, por supuesto, había quedado loco con eso. No dejaba de repetirlo, estaba entusiasmado y me daba mucha ternura como sus ojos brillaron al notarlo.
Flashback: 1 semana antes.
—¡Betts! ¡Ven rápido, mira! —oí que Jug me llamó con apuro desde la habitación de nuestro hijo.
Rápidamente, salí de nuestr habitación y fui corriendo hacia la de Jaden, algo preocupada. Sin embargo, la preocupación se esfumó cuando vi a Jug admirar a nuestro hijo con adoración y los ojos levemente aguados.
—Amorcito, ¿Qué pasó? —pregunté, acercándome a ellos.
—Míralo. —murmuró, acercando a Jaden hacia mí para que lo mirara.
Mi ceño se frunció al no notar nada nuevo en él, seguía siendo el mismo bebé al que le cambié el pañal hace unas horas. Miré a Jug con confusión.
—Sus ojos. —indicó.
Asentí y volví a mirar a mi bebé, pero esta vez miré sus ojitos. Una sonrisa se asomó por mis labios cuando lo noté.
—Tiene los ojos azules... —señalé en un murmullo, acariciando la mejilla de nuestro bebé.
—Sí. —susurró mi novio y lo miré, pequeñas lágrimas se deslizaban por su mejilla.
Sonreí. Cuando se trataba de nuestro hijo, lloraba mucho, pero de felicidad. Lo emocionaba cada pequeño detalle de la existencia de Jaden, cuando comenzó a reírse fue mucho peor, Jug lloraba cada vez que Jay reía.
—Bebé, —una de mis manos fue a su mejilla para secar una de sus lágrimas— no llores. —reí levemente.
—Lo siento, —también rió— es que estoy muy feliz. —me miró con una pequeña sonrisa—. Ustedes me hacen muy feliz, son mi razón de ser.
