☾ capítulo treinta y tres ☽

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Zayn

Dejé el vaso de whisky en el escritorio y miré la habitación de nuevo. Papeles arrugados en el suelo, vasos de café vacios, botellas de cristal rotas; horas y horas de trabajo perdido para nada.

Las cosas habían estado mal los últimos días. Él nos había estado apresurando demasiado... y las cosas no salieron bien.

Había perdido a Niall; extorsionado a Liam; peleado con Perrie; eliminado a Leigh. Mis palabras habían salido de mi boca sin que pasaran primero por mi cabeza. Mis decisiones habían sido erradas y debía hacer algo.

Tomé el teléfono y comencé a marcar con rapidez. El tono sonaba y sonaba con intervalos de 5 segundos que parecían eternos. Mientras tanto, tocaba las teclas de mi celular para mandarle un mensaje a Jesy.

—Esperaba tu llamado —dijo, descolgando el teléfono. Sentí un escalofrío al escuchar su voz; ronca y sofisticada. Solté un suspiro—. ¿Ya tienes la corona?

Negué con la cabeza.

—No, no hemos robado nada —respondí, mirando impaciente la puerta. «¿Dónde estás?», me pregunté.

—¿Se puede saber el porqué? —Cuestionó, elevando la voz—. Te recuerdo que teníamos un trato.

Suspiré y tragué el nudo de mi garganta. Sabía que en algún momento esto pasaría, pero no estaba preparado. Mis manos comenzaron a temblar y las sujeté a la mesa, apretándola con fuerza. Tomé aire. Era ahora o nunca.

—Pues el trato se ha roto.

Escuché el silencio desde el otro lado de la línea. A cada segundo, mi corazón latía más rápido.

—¿Qué? —Su voz sonaba dura—. Repítelo, Malik.

—El trato se rompió —repetí, esta vez más alto y seguro de mí mismo—. Me cansé de ser tu marioneta, Charles. No dejaré que me uses de nuevo, ¿escuchaste? —A cada palabra, subía el tono—. Quiero que recuerdes este día. ¡El día en que Zayn Malik y su grupo se separa de esta mafia!

—¡No sabes con lo que te estás metiendo! —gritó, causando que casi soltara el teléfono. Sabía que ahora si estaba fuera de sí; justo lo que quería.

—Créeme que lo sé —le dije, mordiendo mis labios—. Pero —sentí como todo su cuerpo se ponía alerta—, te ofrezco un nuevo trato, Charles, y sé que no lo rechazaras.

Colgué. Apoyé ambas manos en el escritorio y suspiré, mirando luego hacia la ventana. Era un día gris; nublado y con bastantes probabilidades de que una tormenta se aproximara a la ciudad.

«Ya somos libres», me dije, tomando una bocanada de aire. «Ya somos libres.»

Escuché la puerta abrirse con fuerza; chocó contra la pared y un par de cimientos cayeron al suelo. Me giré. Jesy, Jade y Perrie se encontraban en la entrada, mirándome como si se tratara de un loco suelto.

—¿Qué diablos significa esto? —gritó Jesy, señalando el teléfono que sostenía en sus manos.

—Efectivamente lo que dice: "Nos largamos de este lugar". Ya no somos parte de las Damas de la Oscuridad —expliqué breve mente, caminando hacia el otro lado de escritorio. Saqué el diamante y el rubí junto a una bolsa de dinero—. Ahora tomaremos un avión y nos dirigiremos hacia América. Allí podremos estar seguros.

—¿No se te ocurrió, no sé, preguntarnos? —gritó Jade, moviendo las manos de un lado hacia otro—. Esto no es algo que puedas venir y decir.

—Pues ustedes vinieron y yo se los dije. Y fue simplemente así.

Sus caras se deformaron por completo. Rodé los ojos.

Ladies of the Darkness » little directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora