☾ capítulo treinta y cuatro ☽

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Harry

—Necesitamos volver —exigió Perrie, golpeando la mesa de madera. Su aspecto causaba miedo: el maquillaje corrido le llegaba hasta las mejillas; sus ojos azules habían perdido el brillo—. Él está allá solo, tenemos que ayudarlo.

Nos encontrábamos en una pequeña casa en el centro de la ciudad. Según nos había explicado Liam, le pertenecía a sus padres, los cuales se encontraban de vacaciones. Fue la primera idea que se nos ocurrió para poder escondernos; no sabíamos cuando alguien pondría una alerta sobre nosotros en cada canal de televisión.

Estábamos en la sala, platicando sobre lo ocurrido en el aeropuerto de Inglaterra. Yo me encontraba apoyado en la pared más cercana a la mesa para escuchar lo que decían y dar mi opinión sobre qué tan malas eran. Todas se trataban sobre volver para ayudar a Zayn, o quedarse para hacerle memoria. Para mala suerte de Perrie, iba ganando la segunda.

—No somos mosqueteros —atacó el castaño más bajito, haciéndole frente—. Aquí no hay uno para todos y todos para uno. Aquí se salva el que se salva y punto. Me parece perfecto que él se quedara.

Eso fue lo suficiente como para que la rubia saltara sobre él y comenzara a atacarlo. La ira recorría por cada centímetro de su cuerpo y se expresaba a través de sus puños. El castaño peleaba e intentaba sacársela de encima, pero ella no estaba dispuesta a rendirse con facilidad. Jade y Liam la tomaron de los hombros y la echaron hacia atrás, tirando su cuerpo hacia el suelo.

Miré al chico. Su cabello estaba revuelto y faltaban unos pocos mechones; su cara tenía rasguños en la parte de las mejillas y labios. Una mueca de dolor se le formó en el rostro al intentar moverse.

—¡Basta los dos! —Gritó Jesy, colocándose en el medio de los dos ojiazules—. No resolverán nada si continúan peleando.

—Mira quien habla —balbuceó Perrie, levantándose del suelo con dificultad. Miraba con odio a la chica, la cual le sostenía la mirada sin inmutarse—. ¡Tu novio está sano y salvo contigo!

Se creó un silencio en la habitación. Todos los presentes miraban hacia los demás, sin saber de quien se refería. Sonreí sin poder evitarlo y miré al castaño: sus ojos se paseaban nerviosos por toda la sala.

—No lo metas en esto... —susurró ella con advertencia.

Pero la rubia había perdido por completo la locura. Terminó de pararse y le lanzó una mirada asesina a Jesy.

—¡Tú novio es el jefe de policía! —Exclamó, señalando con un dedo acusador a Liam.

Todos se voltearon a verlo. Su pecho dejó de subir y se mantuvo estático. Luego de unos segundos, tomó una bocanada de aire y miró el suelo sin pronunciar ninguna respuesta. Eso bastó para que un enorme griterío estallara.

«Conque novios», pensé para mis adentros, sorprendido por la confesión. Sabía que algo ocurría entre esos dos, pero creía que se trataba solo de una aventura amorosa sin compromisos.

—¡Zayn está allá afuera, solo, a merced de ese loco y lo único que tú piensas es quedarte a salvo con tu estúpido Romeo! ¡No cuentes conmigo para eso!

Tomando su bolso, se dirigió deprisa y a paso firme a la puerta, abriéndola y cerrándola de un portazo.

Jade y Leigh dieron un paso para seguirla, pero un brazo las detuvo. Jesy.

—Si quiere irse, que se vaya —dijo, bajando la mano y regresándola a su lugar. Me asustó su forma de hablar. Tan mecánica y sin sentimientos que hasta un robot podría haberlas pronunciado.

Me levanté de la pared y caminé hasta quedar junto a ella.

—¿Ahora que vamos a hacer? —Le pregunté, cruzando los brazos para mostrar mí enojo—. Ya estamos perdiendo a demasiada gente y no hay nadie para reponerla. Robar es un trabajo en equipo, recuerda eso.

—Aún tenemos suficientes como para comenzar.

—¿De qué hablan? —preguntó el chico con gafas, confundido. Me giré para verlo.

—De lo que es obvio, rubio. ¿Para qué crees que Zayn se sacrificó y nos envió aquí? Vamos a continuar la misión.

—¿Qué misión? Harry, ¿qué estás diciendo y por qué actúas de esa forma?

—Yo no te conozco, ¿entiendes? Para mí eres solo un prisionero que debería seguir encadenado. Y continuando con lo demás, esa es la parte interesante. Inglaterra ya conoce el nombre de Las damas de la Oscuridad. Le toca a Estados Unidos.

Zayn

Ya habían pasado dos días enteros en el que no dejaba mi cama. Me dolía el estómago y mi garganta suplicaba por un sorbo de agua, pero no tenía las fuerzas suficientes para levantarme y buscarla. Estaba seguro que también me había orinado en la sabana.

Debería haber llamado a los chicos y preguntarles cómo se encontraban, pero no quería escuchar la voz de Perrie. Escuchar su llanto y su suplica para que fuera terminaría de matarme.

Cerré los ojos para borrar la escena del aeropuerto. Quería abrazarla, quería besarla, quería tenerla a mi lado y punto.

—Te amo —susurré con la voz ronca, cayendo en un sueño del que esperaba no despertar.

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Y así es como le das un ataque cardíaco a un par de chicas :D

POR FAVOR NO SE OLVIDEN DE MI :(((



Ladies of the Darkness » little directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora