Zayn
«Malditos infelices. No debían estar aquí», pensé, dándole una nueva vuelta a la habitación. Tenía las manos hechas dos puños; furiosos por golpear algo y destruirlo. Le di la vuelta a la silla giratoria y me senté enojado. «Debería matarlos. Debería destruirlos».
Sentí un gusto amargo en mi paladar al pensarlo. No, no quería asesinarlos, solo quería que ellos desaparecieran y me dejaran en paz. Que me dejaran hacer mi propia vida con las chicas y la oscuridad.
Volví a levantarme. ¿Ahora que iba a hacer? Tenía que sacarlos y de alguna forma hacer que pierdan la memoria. Que olvidaran por completo a la policía, a la ciudad, a las chicas, a mí. Que continúen con sus vidas sin recordar nada de lo que alguna vez fue nuestra amistad.
Pero sabía que eso era imposible.
Abrí la botella de licor sobre la mesa y me serví un vaso. Me lo tragué todo de un sorbo. Sentí el líquido quemando levemente la garganta; solté un suspiro cuando llegó a mi estómago. Me serví otra vez. Y de nuevo. Repetí la acción durante unos cinco minutos, antes de que tocaran a la puerta.
—No deberías beber tanto —dijo Perrie, caminando hacia mí, colocando una mano en mi hombro y acariciándolo suavemente.
Negué con la cabeza y bebí el último sorbo del vaso antes de dejarlo finalmente en la mesa. Me sentía mareado y cansado, y con unas enormes ganas de vomitar.
—Sirve para alejarme un rato del mundo —le contesté, dándome la vuelta para mirarla. Me sostuve levemente contra el escritorio; toda la habitación parecía dar vueltas.
—¿Qué ocurre? —preguntó, colocando las manos en los bolsillos de mi chaqueta y acercándose un paso hacia mí.
Con un gesto de cabeza, señalé la puerta. Luego de unos segundos, Perrie captó la señal y asintió.
—Tus amigos.
—Ex-amigos —la corregí enojado. Ella pareció levemente asustada y sacó sus manos con rapidez, apartándose de mí. Suspiré para relajarme y la miré a los ojos azul mar—. Son parte de mi pasado, preciosa, una pasado pisado. Ustedes son mi presente, y espero que tú seas mi futuro.
Sus mejillas se volvieron rojas y sonrió, bajando la mirada al suelo avergonzada. Reí al ver su reacción. Coloqué un dedo bajo su barbilla y la obligué a mirarme. Sus ojos celestes brillaban con hermosura. Me acerqué para besarla, dulce y lentamente, disfrutando su sabor.
—Perdón, linda. Estoy estresado —le dije, colocando mis manos en su cintura.
Asintió y rodeó mi cuello con sus brazos, descansando su cabeza en mi pecho. Supe que podía escuchar el sonido de mi corazón; aquel que latía solo por ella. Acomodé mi cabeza sobre la suya e inhalé profundamente, acariciando su espalda lentamente.
Ella era la única persona a la que seguía tratando como siempre. No me imaginaba tratándola como a un ser despreciable y sin sentimientos como lo hacía con las otras personas. Ella fue, es, y siempre será la chica que me volvió loco; la que le dio literalmente un giro a mi vida.
—Zayn —dijo Perrie—, ¿qué pasará con los policías?
Me tensé de inmediato y dejé de acariciarla.
—No lo sé —respondí, soltando un nuevo suspiro—. He estado pensando en muchas cosas últimamente, no tengo tiempo para eso. ¿Te encargarías de eso por mí?
Ella lució impresionada.
—¿De veras? —preguntó, sonriendo abiertamente—. ¿Seré como "la jefa"?

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Ladies of the Darkness » little direction
Fanfiction❝Las estrellas no pueden brillar sin oscuridad❞, dijeron ellas, admirando el cielo nocturno plagado de manchas blancas mientras corrían de la policía. En ciertas ocasiones, es difícil elegir entre el bien y el mal. #782 en fanfic 18/02/15 (es un log...