☾ capítulo diecisiete ☽

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              Whenever life sucks, remember you're gonna die someday

No tenía ni la menor idea de que estaba haciendo. No recordaba exactamente donde estaba, que día era hoy o si había sacado a pasear a Hatchi. Lo único que tenía claro en este preciso instante era que estaba besando a Jesy.

Mi cerebro no había tenido el tiempo suficiente para pensar otra cosa. Necesitábamos una distracción. Si los chicos me vieran aquí con ella reconocerían su identidad.  Además, estando en el medio del parque Hyde, pensarían que les estaba metiendo los cuernos a Perrie. Y ahora, eso era exactamente lo que estaba haciendo.

Oh por Dios, ¡le estoy metiendo los cuernos a Perrie!

Escuché como los chicos se alejaban unos segundos después, dándonos “privacidad”. En cuanto dejé de escuchar sus pasos y sus voces, me alejé de los labios de Jesy rápidamente; no quería seguir con esto. La chica me miró con los ojos abiertos como platos.

—¡¿Qué diablos acabas de hacer?! —me gritó, proporcionándome una bofetada a continuación. Me llevé la mano a la mejilla. Ardía como mil demonios—. ¡Tú tienes novia!

Fruncí el entrecejo.

—¿O sea que si no tengo novia puedo besarte? —pregunté confundido. En realidad, estaba buscando bajarle un poco la temperatura a la situación.

Rodó los ojos y me dio otra bofetada. Demonios, esto empezaría a sangrar pronto y seguro dejaría marca.

—¡Y tampoco puedes besarme porque si tampoco, pedazo de idiota! ¡¿Que estabas pensando?!

—¡Que si lo chicos me vieran aquí contigo, sabiendo tu identidad, sí que me descubrían! —le contesté. Ella parpadeó sorprendida. Solté un poco de aire e intenté tranquilizarme—. Te vieron en la pantalla cuando nos llevamos a Perrie a la estación de policía. ¡Liam te vio esa noche sobre el tejado el primer día que nos escontramos. Tienen sus rostros grabados en su memoria. Te reconocerían y nos llevarían a los dos derechito a la cárcel. No habría juicio. Los dos directamente detrás de las rejas. Soy policía, ya he visto que eso ocurra.

—¿Y por eso me besaste? —insistió. Ella seguía luciendo alterada.

—Yo te cubría. No podrían haber visto tu rostro por más que quisieran.  Así que de algún sentido, te salvé la vida e impedí que te descubrieran.

Jesy abrió la boca. Cerré los ojos esperando un sinfín de malas palabras, groserías, gritos diciendo todo lo contrario y una tercera bofetada, pero nada llegó. Abrí lentamente mis ojos otra vez. Ella había cerrado la boca y me miraba como una página en blanco.

—Tienes razón —afirmó seca. Notaba como le costaba decir esas palabras. Luego asintió—. Me salvaste de que me descubrieran.  Te lo agradezco.

Habló con una voz tan monótona que creí que estaba tomándome el pelo. Pero se quedó callada y quieta en su lugar. Ninguna expresión adornaba su rostro. Hablaba en serio.

Asentí unos segundos después.

—Gracias.

—Pero —se acercó un paso hacia mí y clavó sus uñas color azul en mi cara, haciéndome una fuerte presión—, si vuelvas a besarme, te aseguro que será la última cosa que harás en tu vida —aseguró—. Esto quedará entre nosotros ¿entendido?

Asentí. El dolor me impedía abrir la boca y hablar.

Sacó la mano de un tirón, me lanzó una mirada de advertencia y desapareció entre los arbustos segundos después.

«Eso hubiera sido de bastante ayuda hace cinco minutos» quise gritarle, pero eso solo me traería más problemas de los que tenía. Además, los chicos ya habían visto demasiado.

Ladies of the Darkness » little directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora