☾ capítulo trece ☽

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                El amor es como la mafia. Una vez dentro, no puedes salir.

—Zayn, Zayn, ¿amigo estas bien? —preguntó Niall mirándome confundido. Parpadeé para volver a la realidad y continué con el papeleo.

Hace dos días Jesy nos había informado que robaríamos la corona, el objeto más preciado de toda Inglaterra. ¡Y yo estaría involucrado! No tuve las agallas para decir que no. Antes pensaba que solo se trataría de algo de bajo perfil, robar y que solo ellas fueran capaces de matar, pero ahora realmente me convertiría en criminal.

<<¿Qué demonios he hecho?>>

—Zayn, estas algo distante hoy. ¿Ocurre algo? —preguntó el rubio, sentándose a mi lado. Suspiré y solté los papeles, girando para mirarlo. Realmente odiaba que él me conociera tan bien.

—Solo tuve una serie de malos días —contesté.

—¿Algo va mal con Louise?

—¿Quién es Louise?

—Tu novia.

—¡Cierto! —Maldita sea la hora en que Perrie se cambió de nombre—. No lo recordaba —reí nervioso—. Pero de todas formas, no es eso.

—¿Entonces qué?

Suspiré y me apoyé en el respaldo de la silla, haciendo una leve mueca de dolor al sentir los golpes en la espalda. Habíamos estado practicando duro, muy duro, y mi cuerpo había recibido una gran serie de golpes y patadas. Apenas podía caminar sin que soltara un alarido de dolor.

Niall continuó observándome, impaciente por la respuesta. No iba a poder librarme fácil de él como lo hacía con los demás. No se detenía hasta conseguir lo que quería. Como esa vez en Washington, cuando practico toda una semana para poder comer una pizza doble con extra queso en 10 minutos sin beber un sorbo de agua.

—¿Qué harías si debes hacer algo que no quieres hacer obligatoriamente? Algo que puede ser peligroso y cambiar tu vida para siempre.

Niall frunció el ceño.

—¿Que te ha pedido Louise que hagan?

Rodé los ojos y le dediqué una mirada asesina.

—No estoy para bromas, Horan. Por favor, dime.

—Pues… —se encogió de hombros—, creo que intentaría buscar otro camino. Siempre existen más opciones. La que más utilizamos, son siempre la más fáciles.

—Lo que tratas de decir es…

—Si no quieres hacer algo, busca la forma de no hacerlo. Y aunque sea obligatorio, no lo sé, haz que no lo sea.

—Gracias, Niall —le sonreí levemente y se levantó del asiento, dándome una palmadita en el hombro.

Tal vez podría seguir su consejo. Decirles a las chicas que ni loco pensaba robar la corona de la reina. Pero si desobedecía, me matarían. De eso estaba seguro. Además, había prometido permanecer en las Damas de la Oscuridad, ser un miembro y hacer lo que los miembros hacían: robar. Pero no quería hacerlo.

¿Ahora que sigo? ¿El lado de la ley, o el que lo infringe?

—¿Listo, Zayn? —preguntó Jade, pasándome una venda negra con dos orificios. La puse sobre mis ojos e hice un nudo ajustado para que se quedara en su lugar—. Perfecto. Si alguien te ve, aunque solo lleves eso, no te reconocerán.

Miré mi reflejo en un charco de agua sucia. La farola iluminaba levemente la calle, permitiéndome ver. El chico frente a mi era yo, pero no lo parecía. Era como ver a otra persona. Era increíble que una simple mascara para los ojos sirviera tan bien como para disfrazar tu identidad.

Ladies of the Darkness » little directionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora