12.- INQUIETUD

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El silencio siempre había sido un aliado y segundo amigo de Malakai. Se caracterizaba por ser de pocas palabras. Directo. Intolerante a la traición y sin condescendencia a las equivocaciones. Toda falla, debía ser pagada al triple. Como todos los ejecutores que pertenecían a la familia Domecq, era sanguinario y cruel. Sus habilidades, fuerza e inteligencia, sobresalían en gran medida comparado con otros de su misma especie y debido a ello, el gobierno mantenía una estrecha supervisión en él. Aunque ahora tenían el apoyo de familias y eran reconocidos bajo el nombre oficial de: humanos modificados. La lucha contra la discriminación y segregación, no acababa. Después de todo lo vivido, aprendieron a no confiar en la naturaleza humana. Bajo sus propias leyes cobraban deudas, formaban relaciones y diseñaban su propia tecnología.

—¿Algún consejo? —preguntó Malakai, tras unos segundos después de darse cuenta que su momento de soledad terminó—. Esos dotes de líder que posee Derian, son irrelevantes en mi escuadrón.

Sin lugar a duda, Riko iba a escogerlo, puesto que el propio Edmond le comentó cómo el equipo Beta, siendo el Underboos Alekseev, estaban dispuestos a seguir el llamado de Derian.

—¿Vamos a actuar como si nada hubiera pasado? —preguntó en cambio Alekseev queriendo obtener respuestas—. Perdiste a un elemento en el rescate por nada, ahora que la hembra...

—El científico que tome muestras de la sangre y saliva de todos los involucrados con la planta y las bestias —lo interrumpió ignorando su primer pregunta—. También necesito un muestreo del suelo por sectores.

Los minutos a solas le sirvieron a Malakai para ordenar sus ideas y priorizar acciones. La hembra lo hacía perder la cordura y dudar de sus gestos, poniéndolo al límite de su propia personalidad. Su cuerpo, gestos y olor, lo volvían loco. Bastaba con acercarse a ella o escuchar su voz para ponerlo duro. Eso sumado a la orgía en la que su pareja participó, fueron los detonantes para olvidar quién era y dónde estaba. Un segundó bastó para que la hembra estuviera al borde de la muerte. Odiaba las debilidades, la misión estaba en juego, pero al mismo tiempo necesitaba más de ella y de esas sensaciones extrañas que le despertaba.

—Las muestras ya fueron tomadas, incluyendo a los heridos por las bestias —respondió Alekseev dándose por vencido—. Sin muestras de la flor, se seccionó la raíz de la planta. Liam apenas y pudo recuperar tejido vivo.

Malakai era tan obstinado que no iba a ceder en ese aspecto y Alekseev lo sabía.

—El magnetismo de la montaña afecta las señales. La espesura del bosque y las pequeñas cataratas causan distracciones en la orientación —sacó un mapa y señaló varias zonas—. Justo en estas perdimos la señal y en estas dos el clima varía. El relieve por igual nos causó problemas. Todos los cuadrantes fueron barridos dos veces.

—¿Crees que sea...?

Malakai asintió entregando el mapa.

—Los que iniciaron los experimentos tenían laboratorios en los bosques o desiertos. Las bestias que nos atacaron lo confirman —señaló el bosque—. Todo el lugar estuvo manipulado. El satélite no por nada cayó exactamente aquí y si estoy en lo correcto. La voz seguirá corriendo. Pronto tendremos el triple de contingentes buscando lo mismo.

Alekseev lo intuyó en su momento y descartó esa idea dado que el bosque, en las imágenes satelitales, no tenía nada que le diera indicios de ser una zona de prueba y experimentación. Menos después de saber que una mujer, vivía ahí.

—Dejaré dos inyecciones regenerativas y la línea abierta. La base está sola y debo analizar la situación, es probable que te conteste en el segundo llamado. Derian tiene instrucciones precisas de cuidar a la hembra. Cuídate y ...

ErisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora