2

42 6 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Transcurren los días y lo sucedido la primera noche de mudanzas se queda en lo que era, en pasado. Ahora mismo las hermanas desayunaban con bastante prisa, ya que hoy sería el primer día de clases de Lydia, quién comía con rapidez sus tostadas.

Mientras tanto, Auna se encontraba en su cuarto, decidiendo cuál podría ser la vestimenta perfecta para su entrevista de trabajo. Auna recientemente había terminado la universidad, justo antes de aquel trágico accidente. Se miró una vez más en el pequeño espejo de su tocador, fijándose bien si su ropa estaba bien planchada y puesta, para luego soltar un largo resoplido y volver a su armario, no muy segura de cómo iba vestida.

Antes de que ella hiciera otro movimiento, escucha como la puerta de la casa es cerrada con un fuerte golpe, llamando su atención y haciendo que se dirigiera a la ventana de su cuarto, visualizando como si hermana corría por la acera. Negó con la cabeza, cuando su atención vuelve a ser llamada por un fuerte estruendo. Dirige su vista a la puerta de su cuarto, encaminado a este para abrirlo lentamente y asomar su cabeza, su vista viaja por todo el pasillo, hasta que se topa con algo que roba su aliento.

Aquellas viejas escaleras estaban abiertas, y como si algo la llamase, Auna da un paso al frente, observando con curiosidad la escalera y preguntándose cómo podrían estar abiertas. Se llena de valor para comenzar a caminar hacia estás, y cuando queda enfrente, no espera un segundo más para comenzar a subirlas, otra vez. Cuando llega al desván, mira automáticamente al espejo dorado, el cual seguía reluciente como hace unos días. Se acerca una vez más a él, volviéndose a sorprender cuando no encuentra su reflejo, sin embargo, no se aparta de donde está.

Alza su mano, posándose en el frío cristal reluciente, sintiendo como todo su cuerpo se volvía a estremecer.

Mientras su mirada sigue sobre aquellos cristales relucientes, una frisa inusual se estampa con la nuca de la chica, quitándole el aire por completo. Se gira sobre su eje para no ver nada, pero cuando recorre con su vista todo el lugar, logra ver como una silueta que estaba de pie, desaparecía por completo de su vista, escondiéndose debajo de aquella cama bien hecha. Minutos después, en los cuales Auna los pasa observando el catre, una sombra sin forma sale poco a poco de debajo de la cama, y a medida que sale, una forma de dedos puntiagudos es captada, hasta formarse en una enorme y terrorífica mano.

Auna se queda estática, en su lugar, ella estaba en un estado de shock que no le permitía moverse. De un momento a otro, aquella extraña negrura se estira con una extraña en dirección a ella, y antes de que pudiera reaccionar, es atrapada por la pierna. Auna suelta un grito ahogado, mientras es tirada al suelo cayendo de costado, sintiendo un dolor en la zona de la cadera. Poco a poco es arrastrada por la oscuridad, entre tanto Auna sigue con su lucha, gritando con desesperación con esperanzas de que alguien la ayude. No pierde tiempo, ella sabe que gritar no servirá de nada, así que con el valor que le queda, se sienta como puede, para comenzar a forcejear con aquella cosa, quién aún no para.

Tras el espejo dorado [PROXIMAMENTE EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora